Se cayó por completo la «promesa» de Sebastián Piñera de excluir en su «futuro gobierno» a ex colaboradores del régimen de Augusto Pinochet. Si bien la inclusión se personeros en el gobierno ligados al régimen de Pinochet comenzó «discretamente» recién comenzando el gobierno de Piñera con la inclusión de los Chicago Boys: Joaquín Lavín […]
Se cayó por completo la «promesa» de Sebastián Piñera de excluir en su «futuro gobierno» a ex colaboradores del régimen de Augusto Pinochet.
Si bien la inclusión se personeros en el gobierno ligados al régimen de Pinochet comenzó «discretamente» recién comenzando el gobierno de Piñera con la inclusión de los Chicago Boys: Joaquín Lavín en el Ministerio de Educación (un Chacarilla Boys, defensor acérrimo de la Dictadura Militar Pinochetista) y Cristián Larroulet en el Ministerio Secretaría General de la Presidencia (otro Chacarilla Boys que junto a Lavín fundaron la Universidad del Desarrollo e hicieron parte del Consejo Directivo), en mayo del 2010 seguiría esta tendencia con la designación de embajador de Chile en España del RN Sergio Romero Pizarro (otro acérrimo defensor de la Dictadura) para posteriormente incluir en el primer cambio de gabinete (efectuado en enero del presente año) a Andrés Allamand (RN) en el Ministerio de Defensa (uno de los fundadores del partido pro régimen militar: Movimiento de Unión Nacional y de la Renovación Nacional) y Evelyn Matthei (UDI) en el Ministerio del Trabajo (defensora del Régimen Militar e hija de un miembro de la Junta Militar que asumió en 1978: el General Fernando Matthei).
Ahora con el reciente cambio de gabinete se pronuncia aún más esta tendencia, la que podríamos denominar como los irremediables «Conflictos con el pasado». A los que ya estaban se vienen ahora a sumar dos pesos pesados de la Derecha más conservadora: Andrés Chadwick (otro Chacarilla Boys) y Pablo Longueira, discípulos del senador Jaime Guzmán (uno de los redactores de la constitución de 1980 y fundador de la UDI), en los ministerios de Secretaría General de Gobierno y Economía respectivamente. Para hasta el momento llenar el puesto que dejó el fugaz ministro de Energía, Fernando Echeverría (RN), ex intendente de la Región Metropolitana de Santiago, por Rodrigo Álvarez Zenteno (UDI), que ocupaba últimamente el puesto de Subsecretario de Hacienda, otro discípulo más que se suma del siniestro personaje, e ideólogo de la dictadura, el senador ajusticiado, Jaime Guzmán.
Sin embargo el segundo cambio de gabinete ejecutado el pasado 18 de Julio, junto con la posterior modificación efectuada el 21 de Julio al instalar a Rodrigo Álvarez Zenteno en el Ministerio de Energía, representa un cambio con mucho significado en lo político pero fútil en lo práctico, ya que no cambia en absoluto este espejismo denominado «la nueva forma de gobernar» sino que viene a haber más que nada un equilibrio de poderes entre lo político y lo «técnico». Representa un cambio astuto, ya que no se fueron del gobierno ni Joaquín Lavín ni Rodrigo Hinzpeter (dos cartas que ya venían con notas muy rojas ante la opinión pública).
El presente cambio de gabinete es un cambio que puede generar ciertas confianzas en algunos sectores, pero a la larga ha de llegar al mismo punto de la desconfianza.
Con la polvareda que acostumbra a tener cada régimen «democrático», lavada la imagen de la conducción no hay que esperar mucho tiempo para ver la polvareda instalarse de nuevo.
Por tanto no es de sorprender, por ejemplo, que dentro de la dirigencia del Movimiento Estudiantil puedan algunos expresar cierta confianza o que puedan ver una «señal positiva» con la salida de Lavín del Ministerio de Educación. Dichas muestras de optimismo son parte del juego político que hay que jugar. Es una muestra de una «sonrisa para la foto» y para que la ciudadanía vea en los jóvenes «negociación» y no «porfiadez». Pero el movimiento estudiantil no creemos que sea tan ingenuo como para ver el cambio en el Ministerio de Educación como un cambio «sustancial» para acercarse hacia sus propios objetivos. Saben bien que los cambios esenciales donde apuntan sus demandas principales no pasan por un cambio ministerial, sino que abarca más que un cambio ministerial, un cambio estructural dentro de la política. Lo mismo se podría traducir a las posibles aspirinas dadas en Dichato, Concepción, luego de las acaloradas movilizaciones de los pobladores en campamentos.
Aquí lo que vemos es un cambio de gabinete muy ENGAÑOSO, ya que de los tres o cuatro ministros con nota roja que debieron sacar del gobierno optaron por sacar a tan solo uno: Ena von Baer del Ministerio Secretaría General de Gobierno. En cambio dejaron en el mismo puesto a Rodrigo Hinzpeter (Ministro del Interior) y Cristian Larroulet (Ministro de la Secretaría General de la Presidencia); y al que tenía la mayor nota roja, «milagrosamente» fue removido de su cargo y puesto en el Ministerio de Planificación, Joaquín Lavín.
En el fondo del asunto no hay lo que muchos han denominado un «cambio profundo», sí un cambio significativo en lo político, dentro del gabinete. Pero por sobre todo ha sido una buena jugada política, dentro de la lógica burguesa, el cual por un lado genera confianza hasta cierto punto, y por otro lado busca demostrar de que carecen de debilidad política frente a la oposición, al permanecer en su puesto Rodrigo Hinzpeter y al no sacar del gobierno a Joaquín Lavín, como «regalo» para poder amortiguar o frenar su pronunciada caída.
No obstante la renuncia inesperada del ministro de Energía, Fernando Echeverría, un traspié iniciado poco después del segundo cambio de gabinete ministerial por «conflictos de interés», supondrá en la práctica nuevas mediciones en los ministros que existen para poder comprobar de que no haya «conflictos de interés», y todos sabemos que con más de alguna «sorpresa» nos podríamos encontrar… Dentro de un gabinete con aproximadamente 7 empresarios de ministros de Estado más el propio presidente, sí que nos podríamos encontrar con más de alguna «sorpresa».
Por otra parte, la entrada de Rodrigo Álvarez Zenteno (UDI) aumenta aún más la percepción de que la presencia UDI en el gobierno se ha reforzado considerablemente, y que se viene a sumar a la entrada de Andrés Chadwick y Pablo Longueira. No cabe duda de que ha habido fuertes negociaciones o fuertes presiones de la UDI hacia RN por debajo de la mesa. Pero quien ha salido ganando notoriamente ha sido la UDI, que está llevando la delantera políticamente y que tiende a opacar a la RN (provisto en el gobierno de cuadros políticos de calibres mucho menores respecto a su contraparte).
La entrada de dos pesos pesados de la UDI (Andrés Chadwick y Pablo Longueira) al gobierno, más el nuevo ministro de Energía Rodrigo Álvarez Zenteno (UDI), que desplazó a un RN, podría suponer el haber un acuerdo tácito entre los partidos de la Alianza si sólo se llenara las vacantes senatoriales del Congreso, dejadas por los dos primeros, por miembros de las dos colectividades o por solo de la RN, lo que es casi imposible. Sin embargo todo hace pensar que sería muy arriesgado dicha apuesta, ya que la gente no votó por miembros de RN para ocupar esos dos cargos senatoriales. Lo lógico sería que fueran ocupados por dos miembros de la colectividad votada (UDI) y a su vez pertenezcan a la misma circunscripción (O’higgins y Región Metropolita, a las cuales pertenecían Andrés Chadwick y Pablo Longueira respectivamente). No hacerlo de esa manera supondría conflictos dentro de la propia colectividad y generaría mucho descontento en la «hinchada» que votó por los candidatos de una determinada circunscripción.
Pero en política no existe mucho la «lógica», más existe la presión, la negociación y los riesgos políticos. El actual cambio de gabinete supone un claro riesgo como también supone una evidente presión con algunas muestras de negociación. Este último podría verse reflejado en las vacantes senatoriales dejados por Andrés Chadwick y Pablo Longueira; o podría suponer todo lo contrario: al llenar los cupos dejados por la UDI por elementos de sus propias filas, se podría reafirmar el poder de influencia que tiene la UDI frente a la RN y demostraría cierta debilidad este último.
Un punto intermedio podría ser: llenar las vacantes entre un UDI y un independiente. Estos últimos con una imagen más neutral, pero que podrían agregar una imagen más difusa frente al electorado, lo que igual beneficiaría a la clase gobernante.
El gobierno de Sebastián Piñera no está gobernando solo, detrás existe toda una coalición. El llegar a la Moneda no significa que todos sean neutrales políticamente. Saben bien los intereses que defienden, y cómo los defienden. No es cosa de llegar y meter a todo el que se le ocurra ni mucho menos incluir a elementos de la oposición, por la carga histórica que representa la Derecha.
Claramente vemos a un gobierno que en la partida comenzó recordando a los «Chicago Boys» (Cristian Larroulet, Joaquín Lavín y el hoy ex ministro de Economía Andrés Fontaine) pero en el tan manoseado «segundo tiempo» ha comenzado a recordar a los «Chacarilla Boys» (Andrés Chadwick, Cristian Larroulet y Joaquín Lavín) y de paso, de forma casi imperceptible o bien colada, nos viene a recordar a los discípulos del senador Jaime Guzmán (Andrés Chadwick, Pablo Longueira, Rodrigo Álvarez Zenteno y el actual embajador de Chile en EEUU Arturo Fermandois).
Será muy interesante desde ahora notar el desarrollo de las nuevas encuestas que surjan en el transcurso del camino. ¿Aumentarán los niveles de desaprobación en el gobierno? ¿Habrá de aumentar los niveles de aprobación? Todo está por verse.
Desde el Pesimismo
Desde un ángulo pesimista, la próxima elección presidencial estará dotada de un significado muy especial: se podrían ver enfrentados dos equipos bien conocidos (uno ya agotado y otro no tan agotado pero que claramente ha sido más torpe y con mucho «conflicto con su pasado»). Evidentemente los electores y los no-inscritos están viendo estos dos equipos jugar, y sin duda que la «hinchada» que optó por el actual equipo está notando ciertas similitudes con el anterior equipo, al cual se había optado por defender o bien quizá por denostar.
Claramente la percepción que se podría sacar desde el sentido común es que los gobiernos de la Concertación estaban acostumbrados a tener cierto volumen bajo sus parámetros particulares, y que perdieron el gobierno al estar el pueblo demandando un volumen adecuado a los intereses populares. Pero con la llegada de la Alianza Por Chile al gobierno, o bien la denominada «Coalición por el Cambio», se ha notado significativamente una subida de volumen muy considerable, que beneficia los intereses particulares, pero que perjudica aún más los intereses populares. Por lo que no habría de extrañar que se opte lamentablemente por el «mal menor» en una próxima elección presidencial.
Pero todos sabemos que en política nada se sabe lo que pueda pasar. Y de seguir la línea continua que hoy estamos viendo, con pequeños sobresaltos (Pablo Longueira… y su agresivo comenzar en el juego), un candidato «ideal» dentro de la Derecha sería Laurence Golborne (Independiente), que lo más probable es que termine abrazando las filas de Renovación Nacional (RN), ya que abrazar las filas de la Unión Demócrata Independiente (UDI) sería como entrar a manchar su propia candidatura, y más aún si por el otro lado la Concertación decida presentar su carta presidencial en Michelle Bachelet.
Otros analistas, con una moderada tribuna, van más allá y verían a la Cecilia Morel, esposa de Sebastián Piñera, como futura carta presidenciable por parte de la Alianza para hacerle frente a una muy posible candidatura de Michelle Bachelet. Algo así como la «Señora Ingenuidad» de la política versus Michelle Bachelet. Análisis cuyo fin, claro, es poder entretener el ambiente político.
Lo destacable es que aquí y ahora lo que la gente está viendo es que hay dos equipos que siempre se van al «tiempo de alargue» para al final definir todo a «penales» (las presidenciales). Y eso significa que se ha de instalar más profundamente en las conciencias de que las opciones políticas que se acostumbra a entregar en la bandeja presidencial son más de lo mismo, pero con el detalle adicional de que la Alianza Por Chile es mucho peor.
Las últimas encuestas han demostrado que la gente ya conocen bien a los dos UNICOS equipos que siempre disputan la «final» del «campeonato» -por supuestamente ganarse a la «hinchada»-, por lo que naturalmente seguirá desarrollándose aún más cierto vacío político.
La gente no es tonta, conoce ya a los dos equipos lo suficiente, lo que de seguir las cosas como han seguido desde la supuesta llegada de la «democracia», desde un punto de vista pesimista, en las próximas elecciones se podrían ver unas abstenciones HIS-TÓ-RI-CAS.
No obstante las próximas elecciones municipales, a realizarse en Octubre de 2012, será un buen barómetro para tener una idea muy aproximada de cómo se podría venir las presidenciables de 2013.
La clase política dominante debe entender que las reglas del juego ya están agotadas, y necesariamente se necesita de una nueva, y no de «Reformas Constitucionales» ni maquillajes por el estilo. La gente ya está viendo los límites, conforme crecen sus necesidades, las cuales se presentan como muros infranqueables para así proteger los intereses particulares de la clase dominante.
La Constitución del 80´ (constitución engendrada en la «segunda parte» de la Dictadura Pinochetista) está desgastada y ese desgaste se está viendo reflejado en la actual desaprobación que existe contra la clase política dominante o bien la clase gobernante.
Con los niveles de descontento actual, inédito desde la supuesta llegada de la «Democracia», la clase política dominante se esmera en ver el problema dentro de los límites de la política. Es por lo que hoy vemos el actual cambio de gabinete, donde se trata de fortalecer el «enfoque político», como una forma de dar una respuesta a ese descontento que hoy existe y decir: «estamos haciendo algo por mejorar las cosas». Pero el problema no es meramente político, es más bien un PROBLEMA ESTRUCTURAL más que político.
Se requiere una nueva Constitución política, pero no existe ningún interés o voluntad política para que ello suceda, por parte de la clase política dominante, ya que están muy cómodos con la actual Constitución que les permite darse la buena vida y gozar de algunos privilegios, al igual que la clase capitalista tanto local como foránea. En cambio el pueblo de Chile se les sigue postergando, año tras año, a base de «aspirinas» y sin ninguna cirugía mayor, al tumor maligno existente en la cabeza llamada CAPITALISMO.
. Desde el Optimismo
Desde el punto de vista optimista de todo esto, ese vacío político debe ser llenado por un nuevo equipo. Y aquí la izquierda chilena, que se DESMARCA claramente de la lógica burguesa, debe hacer un esfuerzo considerable por ganarse ese espacio.
Las organizaciones de izquierda que apuestan todo por llevar adelante sus objetivos fuera de la lógica burguesa, deben saber llenar ese espacio político. Pero antes hay que saber interpretar el actual contexto político, tanto nacional como internacional, para no encontrarse con obstáculos considerables en el camino.
La clase política dominante sabe de ese vacío, no es ingenua, por lo que tratará de llenarlo de alguna forma (con algún «Marco Enríquez-Ominami», etc); lo importante para ellos es que no sea llenado por un equipo que pueda salir con otra mentalidad a la cancha, de derrotar a goles al equipo contrario.
La izquierda debe entender que NO debe jugar dentro de la cancha del burgués, mientras existan unas reglas de juego contrarias a los intereses de nuestro pueblo, sino que debe jugar en la cancha del pueblo.
La mayor tarea NUESTRA será darle alegría a ese pueblo y atraer a más gente a la cancha popular, hasta poder dejar vacía la cancha del burgués. La clave está en la RETÓRICA y en el uso del LENGUAJE para poder re-encantar a nuestro pueblo.
Deberán o deberemos hacer el esfuerzo titánico de atraer el interés a las canchas populares y a nuestros equipos. ¿Cómo se hará? Pues con goles dedicados a nuestro pueblo, con mejoras en nuestras canchas populares, participando en el club, etc, pero tratando en lo posible de que nuestro pueblo no sea un mero espectador, como se viene acostumbrado en la cancha del burgués, sino que tenga voz y voto dentro del club.
Debemos jugar PARA nuestro pueblo y POR nuestro pueblo, no debemos jugar para la cancha «VIP» y sus apuestas mezquinas, como acostumbra la actual clase política dominante.
Nuestras organizaciones revolucionarias deben hacer el esfuerzo por dejar de lado sus intereses particulares, rencillas infantiles que puedan tener entre ellas, en pos de los intereses de nuestro pueblo. Necesitamos una convergencia de organizaciones populares junto a elementos avanzados de nuestra clase con un claro cariz revolucionario.
Se están dando las CONDICIONES OBJETIVAS que requiere todo escenario revolucionario para pasar a una situación revolucionaria, y cada vez más se enconan las contradicciones de clase, como para incentivarnos a revolver el «gallinero del patrón». Solo hace falta madurar el FACTOR SUBJETIVO (Conciencia-Organización-
Las olas del descontento popular cada vez son más grandes y no podemos darnos el lujo de dejarlas pasar sin ningún interés, ni terminar debajo de una por no saber manejar la situación. Debemos saber «surfear» sobre nuestra tabla como buenos «surfeadores».
— Níkolas Stolpkin [email protected] http://twitter.com/stolpkin http://www.delicious.com/