Ha llegado el momento de plantear esta cuestión y que los expertos nos digan si tenemos razones o no para reclamar. En mi opinión, los banqueros han ocasionado un enorme perjuicio, susceptible de ser indemnizado, concediendo hipotecas a familias que sabían de antemano que no las podrían afrontar. Cuando menos cambiaron las normas en materia […]
Ha llegado el momento de plantear esta cuestión y que los expertos nos digan si tenemos razones o no para reclamar.
En mi opinión, los banqueros han ocasionado un enorme perjuicio, susceptible de ser indemnizado, concediendo hipotecas a familias que sabían de antemano que no las podrían afrontar. Cuando menos cambiaron las normas en materia de concesión de hipotecas que se adoptaban hasta ese momento.
Además de las hipotecas concedidas a personas solventes, abrieron otro mercado muy rentable respaldados por la situación del momento.
Pensaron que sería incluso más rentable ejecutar hipotecas a las familias que, tras varios años de hacer malabares para poder pagarlas, finalmente tiraron la toalla hartos de ese sinvivir constante, de esa espada de Damocles preparada para caer sobre sus cuellos en cualquier momento.
Llegados a este punto, el cliente vendía su casa cuyo valor se había multiplicado por dos en unos años y cancelaba su hipoteca pagando suculentas comisiones al banco. En cierta época, el cliente recuperó el dinero que había pagado durante esos años e incluso ganó algún milloncejo, aunque los principales beneficiarios de esta situación fueron los bancos y las inmobiliarias.
Progresivamente esto empezó a cambiar y, de ganar algo, se pasó primero a recuperar por los pelos lo invertido, más tarde a perder lo puesto durante esos años pero permanecer sin deudas, para terminar vendiendo por veinte millones una casa que costó treinta y que tras añadir comisiones e intereses, aumentó su precio a cuarenta. Esto dejaba a una familia en la calle y debiendo aún al banco un dineral. Pero en el caso de ejecución de la hipoteca por la deuda acumulada, se daba el caso de que la casa era embargada por una deuda de 30 ó 40 mil euros, quedándose la familia sin casa y debiendo aún el resto de la hipoteca.
Los beneficiados aquí, bancos y subasteros sobre todo.
En ningún caso pierde el banco, es más, multiplica sus posibilidades de negocio sumando estas hipotecas a las que se ha dado en llamar «hipotecas basura», a las concedidas con todas las garantías.
Para colmo el gobierno decide prestar una millonada a los bancos a cambio de nada. ¿Cómo se le queda la cara a una de estas personas embargadas al saber que el dinero de sus impuestos se utiliza para ayudar a la gente que le ha arruinado la vida?
Pues bien, en mi opinión, si se ha causado un perjuicio, obrando con mala fe como ha sido el caso, al no importarles el daño que se iba a causar a la familia a la que se concedía la hipoteca, procede una indemnización por daños y perjuicios.
Está claro que se concedieron hipotecas que en ningún caso debieron de haberse concedido y que como consecuencia de ello, muchas familias se vieron en la ruina. Ya fuera a sabiendas o por incompetencia, muchas familias se vieron gravemente perjudicadas, por lo que deberían ser indemnizadas. Como consecuencia de la avaricia de los bancos o de su incompetencia, la economía de muchas familias no se recuperará jamás.
Por favor, no permitamos que salgan impunes de esto.
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