Participó en una de las Marchas «Indignadas» que llegaron a la Puerta del Sol el 23 de julio, acampó en la plaza del Ayuntamiento de Valencia, desde el primer día hasta su desalojo, y ayer se sumó en esta ciudad, tras conceder esta entrevista, a las protestas contra la expulsión de los acampados de la […]
Participó en una de las Marchas «Indignadas» que llegaron a la Puerta del Sol el 23 de julio, acampó en la plaza del Ayuntamiento de Valencia, desde el primer día hasta su desalojo, y ayer se sumó en esta ciudad, tras conceder esta entrevista, a las protestas contra la expulsión de los acampados de la Puerta del Sol. Guzmán Chamorro responde las preguntas a título individual, aunque su compromiso con el 15-M es máximo. Lo define como «un movimiento espontáneo de ciudadanos en el que la gente va trazando los objetivos a medida que se integra en las luchas»; «Es un hervidero de ideas y acción», sostiene.
¿Dónde crees que reside el potencial del 15-M y el principal peligro que puede suponer para las clases dominantes?
Sin duda, la fuerza del movimiento estriba en la amplitud de los sectores sociales a los que representa. Gente de toda condición que excede en mucho a la que acampa en las plazas o participa en las marchas. Gente que pide reformas en el sistema político y económico. Por otra parte, lo que más preocupa al sistema es que proponemos la comunicación y el debate crítico para cuestionar la realidad en la que vivimos.
¿Piensas que puede llegar a ser un movimiento de masas con potencial transformador?
No entiendo el 15-M como un movimiento cerrado que tenga que cumplir unos objetivos preestablecidos, ni defiendo los prejuicios. El 15-M es lo que la gente quiere que sea a medida que participa en las luchas. Es un hervidero de ideas y de acción, de ahí su riqueza. Los cambios políticos y sociales han de venir, por tanto, de la implicación activa y la participación ciudadana. Esto es lo importante.
Un nuevo acontecimiento, el desalojo de los acampados en la Puerta del Sol y el bloqueo de los accesos, otorga protagonismo al 15-M. ¿Por qué se produce la expulsión ahora?
La jugada les ha salido mal. Pensaban que Madrid estaría vacío por los desplazamientos vacacionales pero no es así. La crisis, sin duda, ha hecho mella en los recursos de las familias y esto se nota. No está la ciudad en el «momento bajo» que esperaban. Otro factor que ha llevado a expulsar a los acampados es la visita del papa dentro de 15 días. Quieren dejar limpio el centro de la ciudad para entonces.
¿Piensas que la actuación policial vigorizará al movimiento?
De hecho, ya se está produciendo una eclosión de protestas y nuevas acampadas. En Valencia, Sevilla, León, Bilbao o Vitoria se convocaron ayer concentraciones de apoyo. En Alicante, anoche acamparon 20 personas, y en Valencia también hay previstos campamentos y la creación de un punto de información. A pesar de estar en los meses de verano, en las calles y plazas de muchas ciudades se está demostrando gran capacidad de respuesta.
Un juzgado de Las Palmas acaba de considerar «domicilio» -aunque «irregular» y «provisional»- uno de los campamentos «indignados» en esta ciudad, lo que obligará a la policía a presentar orden de desahucio.
Hay gente que no tiene casa propia, ha perdido el empleo y la vivienda con la crisis y está acampada en las plazas. Allí, de hecho, tiene su lugar de residencia. Supongo que será donde se remitan los comunicados, multas y todo tipo de requerimientos a partir de ahora (ironía).
Se están preparando marchas de «indignados» a Bruselas para participar en una gran manifestación el 15 de octubre. ¿La idea es que no decaiga el movimiento?
De hecho, la manifestación de Bruselas del 15 de octubre supone, en la práctica, un refuerzo de las movilizaciones en el estado español. Salieron marchas espontáneas de diferentes ciudades españolas el 26 de julio, que llegarán a Bruselas una semana antes para participar en la campaña de información y difusión de la gran manifestación. Hay prevista, además, una parada previa en París, para ultimar preparativos. El objetivo es denunciar las prácticas del sistema financiero, las políticas previstas en el Pacto del Euro y los planes de ajuste del FMI, aunque los contenidos no están todavía cerrados.
En el ámbito más local, ¿Qué acciones tenéis en la agenda?
Hemos constatado que los municipios de la provincia de Valencia con más de 20.000 habitantes cuentan todos con Asamblea del 15-M. Ahora, de manera inmediata, vamos a volcarnos para extender las asambleas a los municipios más pequeños. Para ello, será muy necesario el apoyo de las localidades cercanas donde el 15-M ya está establecido. Está previsto que se desarrollen iniciativas similares en Alcoi y Barcelona.
Zapatero ha convocado elecciones el 20 de Noviembre. ¿Cómo se posiciona el movimiento?
Hemos criticado muchas veces el sistema electoral y hemos pedido su reforma, pero para nosotros la prioridad no son los comicios. Es más, otoño promete ser muy intenso en movilizaciones, en las que nos vamos a volcar. Por ejemplo, el 17 de septiembre hay previsto un gran acto de acampados en Estados Unidos frente a la sede de Wall Street, que coincidirá con la llegada a París de la marcha que se dirige a Bruselas.
Entonces, ¿Cómo observas los guiños de Rubalcaba al 15-M?
Rubalcaba se ve en la oposición y, por eso, busca votos donde nunca va a tenerlos. La coyuntura política nos da, en principio, cierta flexibilidad ya que el PSOE no quiere enfrentarse a los «indignados» y perder votos por la izquierda. Pero es sólo una cuestión táctica. Que además queda en entredicho con los últimos desalojos.
¿Y la relación con Izquierda Unida? Cayo Lara ha dicho en alguna ocasión que IU «es parte del 15-M
Los cambios que plantea Izquierda Unida son meramente reformistas e institucionales. Se trata de una vía que, por cierto, también está en el 15-M. IU ha planteado en el congreso la abolición de la ley de partidos o la modificación de la ley electoral sin ningún éxito. Nosotros defendemos estos cambios en la calle. Además, dentro del 15-M caben corrientes más radicales que cuestionan el sistema político y económico, y que IU no puede plantear.
En el actual escenario de crisis, ¿Ves posible la convocatoria de una huelga general impulsada por el 15-M?
Dentro del movimiento hay posiciones a favor de la huelga general pero no existe un consenso. Hace falta más debate al respecto. Pero con los sindicatos, sobre todo los mayoritarios, se da el mismo problema de representatividad que con los partidos políticos. Por eso, los sindicatos no tienen por qué ser los portavoces de la huelga. Al contrario. Ha de ser una cuestión de los trabajadores.
¿Se están venciendo los recelos iniciales a la politización del movimiento, a utilizar nociones como «república», «izquierda» o «estado laico»?
En este punto hemos sido muy claros desde el principio. Somos apartidistas pero en ningún caso apolíticos. En el momento en que el movimiento se encasille o etiquete, pienso que desaparecerá. Lo importantes es el hervidero de ideas. A título individual puede defenderse lo que se quiera, pero al margen de partidos y siglas.
¿Está priorizando el 15-M aspectos menos agresivos, como la transparencia y la participación (listas abiertas, revocación de cargos electos, sistema electoral proporcional) sobre los cambios en las estructuras económicas?
Es una cuestión de tiempos. Primero queremos que la mayoría de la población participe, que la minoría no se imponga. Y para ello hay que empezar por cosas sencillas, por cambios reformistas que apunten a un aumento de la participación y la transparencia. Pero el 15-M es más que eso. El 24 de julio, día siguiente a la llegada de las marchas a Madrid, se convocó una manifestación que resultó muy concurrida, con el lema «No es una crisis, es el sistema» y en la que se corearon consignas abiertamente anticapitalistas. Pero el aprendizaje requiere respetar unos tiempos. Cuando la gente perciba que el sistema no admite reformas y se niegan los pequeños cambios, entonces podrán plantearse objetivos más radicales.
Por último, la izquierda más tradicional y acostumbrada a los esquemas clásicos de organización, ¿Entiende el sentido del 15-M en todo su alcance?
Hay gente que quiere adaptarse a nuestra manera de funcionar, por ejemplo en Izquierda Unida. Otra cosa es que lo consigan. De todos modos, el 15-M es totalmente compatible con la militancia individual en una organización de corte clásico o del tipo que sea, siempre que las siglas y las banderas no se lleven al movimiento. El 15-M se dirige al conjunto del pueblo en su sentido más amplio, incluidos autónomos, pequeños empresarios y trabajadores cualificados.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.