El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción (FEC), Guillermo Petersen Núñez (21 años, estudiante de sociología), analizó para «Punto Final» la situación actual y las perspectivas del movimiento estudiantil. Estas fueron las preguntas de PF y las respuestas del dirigente de la Confech. ¿En qué punto se encuentra el movimiento […]
El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción (FEC), Guillermo Petersen Núñez (21 años, estudiante de sociología), analizó para «Punto Final» la situación actual y las perspectivas del movimiento estudiantil.
Estas fueron las preguntas de PF y las respuestas del dirigente de la Confech.
¿En qué punto se encuentra el movimiento estudiantil?
«Es necesario entender todo el proceso de movilización estudiantil que se ha llevado a cabo, un proceso complejo y extremadamente dinámico. Se ha logrado instalar ejes programáticos importantes, que han sido un ataque directo a las matrices del sistema capitalista. Se ha criticado y puesto en jaque elementos fundantes de la estructura de este sistema de dominación. El movimiento estudiantil se enmarca en un proceso de descontento social generalizado, en donde las condiciones de precariedad han sido muy difíciles de esconder. Esta movilización ha pasado -como todo movimiento social- por altos y bajos, ha sido cambiante, y los medios de comunicación han jugado un papel fundamental.
Hoy el conflicto estudiantil se encuentra en un momento muy complicado y debemos ser cuidadosos al analizar este proceso. Tenemos un gobierno que se ha blindado por completo. Incluso ha habido intervención del imperialismo, que entiende a Chile como experimento del capitalismo neoliberal. Por tanto, los procesos de organización popular deben ser rápidamente desarticulados, ya que pueden ser un elemento catalizador del descontento social a nivel latinoamericano. Debemos tener en cuenta que el objetivo político del movimiento estudiantil es un golpe fuerte al poner como punta de lanza la educación. Por ende, hay posiciones ideológicas contrapuestas en juego: quienes entendemos la educación como un derecho social y quienes la entienden como un ‘bien de consumo’, como dijo el presidente de la República.
Este gobierno ha perdido confianza entre el gran empresariado nacional e internacional, por su incapacidad para solucionar los conflictos sociales. Ese empresariado se sentía más cómodo con una Concertación que rápidamente solucionaba los conflictos a través de la represión, la cooptación de las dirigencias o blufeando con soluciones comunicacionalmente atractivas. Por ende, este gobierno debe trabajar muy rápidamente no sólo en mantener el sistema imperante, cosa que exige el imperialismo, sino también en recuperar la confianza de quienes le permiten existir, entendiendo que en sus filas hay una gama importante de empresarios nacionales.
Vemos una clase política -que se autodenomina de Izquierda y centro-izquierda- que es incapaz de dar solución al conflicto satisfaciendo los intereses y anhelos de un pueblo movilizado. Pero no por su incapacidad política, sino principalmente porque ellos son parte de este sistema de dominación social. Una clase política que no puede ir más allá de críticas pactadas con anterioridad con quienes detentan el poder económico.
La ‘clase política’ no solo debe mantener el orden social y el sistema de dominación. También no puede permitir la articulación de un movimiento social o popular que ponga en jaque su sistema. No puede validar la metodología de la movilización como solución de los conflictos, ni menos permitir que la organización sea el medio de construcción de la sociedad. Es por esto que no puede entregarle un triunfo a un movimiento que no esté enmarcado en la institucionalidad vigente, que valide los poderes del Estado y los medios tradicionales y burocráticos de solución de conflictos».
Logros y tropiezos
¿Cuáles son los logros mayores conseguidos hasta ahora?
«Creo que el mayor logro obtenido por el movimiento estudiantil pasa por elementos subjetivos y en el campo de construcción social y popular. Debemos estar orgullosos como pueblo de cómo hemos avanzado en la construcción de movimiento social y popular. Hemos puesto en jaque la institucionalidad tradicional demostrando su incapacidad de satisfacer los intereses populares y de solucionar los conflictos sociales. Hemos puesto nervioso al gran empresariado, traspasándose incluso este miedo a los poderes internacionales que se ven obligados a intervenir en el proceso de movilización. Hemos demostrado que la política tradicional y sus partidos políticos son incapaces de representar los intereses del pueblo. Hemos puesto sobre la mesa demandas transversales que pueden dar pie a grandes movilizaciones sociales, como el lucro y la crisis de la democracia vigente. Por sobre todo, instalamos la necesidad de recuperar los derechos sociales que han sido usurpados: educación, salud, vivienda y trabajo».
¿Y cuáles son las mayores dificultades y tropiezos?
«Hay un sinfín de dificultades. Primero, el ingrato periodo político en que nos encontramos como país. La organización existente está cooptada por una política tradicional deshonesta, que no busca el empoderamiento social, sino el posicionamiento de referentes y la cooptación del proceso de acumulación. Segundo, la incapacidad política de entender que el proceso de construcción social de base es un proceso largo y complicado. El ‘infantilismo de Izquierda’ muchas veces se ha tomado el proceso de conducción del conflicto. Por último, la mayor dificultad: una contraparte blindada y poderosa en contraposición a un campo popular que recién se articula; una contraparte que controla los medios de comunicación y con instrumentos de dominación y represión muy fuertes».
«Necesitamos a los trabajadores»
¿Qué alternativas tiene el movimiento estudiantil para alcanzar sus objetivos?
«Nos hemos dado cuenta que el objetivo fijado no podemos lograrlo aisladamente, ni menos sólo como estudiantes. Para lograr el objetivo trazado necesitamos de organización y apoyo de los trabajadores/as, principalmente de los sectores estratégicos de la producción y exportación; necesitamos no sólo del sector público, sino también de los trabajadores del cobre, forestales, portuarios, etc. El objetivo es grande y ambicioso y por lo tanto necesita de arduo trabajo. Como estudiantes hemos sentado las bases de una articulación crítica a lo establecido. Pero no podemos solos, necesitamos de nuestros padres. Esto también es complicado debido a la poca o nula articulación política de esos sectores de la sociedad. Hemos hecho incesantes llamados a paralizar, pero no han funcionado en su totalidad. Sólo hemos logrado articularnos con sindicatos con los que hay mejores relaciones de confianza y en donde existe un largo trabajo de organización, como la Unión Portuaria del Bío Bío».
¿Cómo aprecia la conducta de la Concertación y del PC, en relación a la protesta social? ¿Hay identidad de propósitos entre la oposición parlamentaria y el movimiento estudiantil?
«La Concertación juega el rol que la fundó: el pacto con el gran empresariado nacional e internacional. Ella no busca la transformación social y el empoderamiento del pueblo, sino mantener el sistema de dominación enmascarándose en una presunta social democracia. En esta coalición se encuentran muchos personajes que también tienen intereses económicos en la educación.
Al Partido Comunista también hay que analizarlo de manera muy minuciosa. Hago una gran diferencia entre dirigencias y militantes de base. Estos últimos a mi entender están motivados por una ideología clara y honesta en su participación en los procesos de movilización. Aunque ven como única alternativa la estructura partidista a que pertenecen. En contraste, vemos a la dirigencia que sólo busca garantizar la existencia de su estructura en el sistema tradicional político, buscando, sobre todo, una buena relación con las coaliciones del bloque en el poder y por ende, mantener el sistema de dominación. Siempre hemos visto y hemos criticado las negociaciones a espaldas de los movimientos sociales, y a mi entender este proceso no es la excepción.
Vemos que la gran masa de estudiantes y de la sociedad movilizada no se sienten representados por las personas sentadas en el Parlamento. Se ha abierto una crítica profunda a esta institucionalidad y falsa democracia; a pesar que esos partidos tradicionales intentarán cooptar a las masas, éstas ya no podrán ser totalmente engañadas ni menos acalladas».
Falta una alternativa de Izquierda
¿Coincide con la afirmación de que la protesta social ha operado una verdadera revolución democrática en las conciencias del pueblo chileno?
«En realidad la concientización ha alcanzado niveles nunca vistos, desde que la dictadura aniquilara las alternativas políticas de Izquierda en el país. La gente logró comprender que la institucionalidad chilena sufre una crisis de legitimidad. Sin embargo, aún no existe un proyecto alternativo, concreto, desde la Izquierda no institucional que logre posicionarse y tener asidero real en la población. Más bien hay un conglomerado de posturas representadas por diferentes organizaciones, las cuales no han logrado articularse para una alternativa política real. La influencia que pudiera ejercer esta ‘Izquierda no tradicional’, es hasta ahora marginal, en el sentido que aún no presenta un proyecto común».
¿Qué condiciones se requerirían para que de la protesta social surja una alternativa político-social? ¿Los estudiantes están dispuestos y en condiciones de convocar a este esfuerzo?
«Este año ha surgido una semilla de organización alternativa a la institucionalidad. En ese contexto, también surgió una cierta solidaridad entre los distintos sectores que comienzan a buscar una forma de articularse y de proyectarse al futuro. La protesta social se va articulando en torno a problemas de nivel nacional. No obstante, las condiciones las está generando el mismo modelo neoliberal en inminente crisis a nivel planetario. Los estudiantes tienen conciencia de que es necesario articular una propuesta alternativa que nazca desde las bases. Es importante mantener un soporte social para enfrentar los futuros conflictos; que la gran convocatoria que hemos tenido este año no quede en un simple recuerdo de juventud, sino que pueda proyectarse en un movimiento real, con un proyecto político definido, que logre articular a los distintos sectores sociales para romper con el modelo económico que sigue castigando a la sociedad chilena».
Publicado en «Punto Final», edición Nº 745, 28 de octubre, 2011
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