Recomiendo:
0

La educación, Marx y una mirada estratégica

Fuentes: Rebelión

La enajenación del trabajador en su producto significa no solamente que su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia exterior, sino que existe fuera de él, independiente, extraño, que se convierte en un poder independiente frente a é; que la vida que ha prestado al objeto se le enfrenta como cosa extraña y […]

La enajenación del trabajador en su producto significa no solamente que su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia exterior, sino que existe fuera de él, independiente, extraño, que se convierte en un poder independiente frente a é; que la vida que ha prestado al objeto se le enfrenta como cosa extraña y hostil. [1] Este año ha estado marcado por movilizaciones sociales, en especial por una educación pública y gratuita. Con la máxima esperanza, imaginamos son las buenas nuevas de un futuro que porta otro mundo, no posible, sino necesario. En tal lógica, creemos debe haber un sentido estratégico que no puede estar limitado ni sacrificado, por tácticas electoralistas o del mismo significado menor. Todos los que de alguna forma nos relacionamos con seres humanos en aulas, experimentamos un sentimiento de frustración por las reducidas acepciones que implican sus definiciones.

De ahí, que pretendemos dejar algunas reflexiones abiertas al diálogo activo. La Educación ha dejado de ser un espacio humano de solidaridad y de un compartir experiencias teórica-prácticas, para constituirse en ramas productiva-financieras. Hay una relación capital -trabajo, que nos abarca a todos quienes transitamos en los ámbitos de la Educación. En consecuencia, difícilmente puede haber una superación de la crisis, a menos que, socialicemos este medio de producción y no sólo a las universidades e instituciones, sino a la educación, al conocimiento social, y toda la apropiación privada que se hace de él, incluidas las patentes, los libros, científicos, decisiones investigativas, entre otras. El movimiento de crisis social por la Educación, es importante insertarlo en el proceso contradictorio general que Marx describió en el Prólogo de 1859, «Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes… estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social»[2] Por lo tanto diremos, existe una contradicción que se da por la apropiación privada de un conocimiento social. Al estar limitada su adquisición, se impide que se desarrolle hacia el humano -no humano, hacia el desarrollo de fuerzas productivas y no destructivas. En otros términos, las fuerzas productivas-educación quieren desarrollarse, para el bienestar humano-no humano, pero están obstaculizadas de hacerlo, porque las relaciones de apropiación lo impiden. De ahí que debemos mirarnos como productores de conocimiento social (nuestro).

Él, no es un ajeno, no es producto que no nos pertenece, que lo portan los sabios, eruditos, inventores, libros, proyectos, doctores, universidades, ni profesores; pues todos utilizan la síntesis de los plurales conocimientos, presentes en metodologías, reflexiones, sentido común, entre otros paridos en momentos históricos determinantes. Por tal razón, no pueden apropiarse para lucrar elegidos, ni iluminados, ni universidades, menos bancos, inmobiliarias u otros. Una vez reconocido aquel contexto estratégico, es posible superar las miradas parciales, reivindicativas, individualistas. Los pueblos no están indignados, están explotados, no es un sentimiento a superar, es una condición práctica de explotación, de enajenación material que terminar. Si bien la configuración de realidad no será superada por mejores doctrinas, lecturas, ni convencimiento- sino por la transformación de la base que la produce-, debemos saberla histórica y no natural. De ahí que nuestra condición de seres sociales, no se puede disociar del grito desesperado de las generaciones futuras.

La crisis ecosocial demanda movimientos sociales a su altura; un paso en falso y un mundo que lamentar…

——————

[1] (Marx, Manuscritos económicos y filosóficos de 1844), http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/44mp/1.htm

[2]Marx, Prologo de la contribución a la critica de la economía política, http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/oe1/mrxoe115.htm

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.