El reparto de escaños desfigura descaradamente la voluntad popular. De nuevo, lo llaman democracia y no lo es
Todas las portadas de prensa han repetido que el PP había «arrasado» y que la derecha ganaba por goleada. Pero lo que hemos vivido no ha sido el triunfo de la derecha sino el hundimiento estrepitoso del PSOE. El PP, en realidad, sólo ha aumentado 500.000 votos y lo ha hecho, además, presentándose falsamente como aquél que, a diferencia del PSOE, salvaguardaría las pensiones, la sanidad y la educación públicas.
El PSOE ha sufrido una derrota histórica. Zapatero, cuando emprendió las medidas de guerra social en mayo del año pasado, fue contundente: «Haré lo que sea necesario, cueste lo que cueste; me cueste lo que me cueste». Este domingo pagó la factura, sumándose a ese grupo de gobernantes europeos fulminados por la crisis. El PSOE tuvo el castigo merecido: una derrota histórica que les sitúa en la tesitura de tener que «refundarse». Han perdido 4,3 millones de votos, el 40% de los que obtuvieron en 2008, sacando el peor resultado desde la Transición. Los trabajadores y el pueblo han castigado a los que resolvieron inmolarse para defender a los banqueros y ponerle una alfombra roja a la derecha. Quienes capitanearon el desempleo masivo, los desahucios, el recorte de las pensiones y la privatización de la salud y la educación, mientras preservaban el festín de los Botín, Urdangarin y compañía, han acabado donde merecen. El PSOE ha vuelto a demostrar que no tiene nada de «obrero» ni de «socialista». Su misión, por lo demás, no va a ser enfrentarse al PP para defender a la clase trabajadora sino colaborar con él, desde la «oposición», en la aplicación de los planes decididos por Merkel, el FMI y los banqueros.
Una «democracia» que no acepta una persona un voto y que deforma descaradamente la voluntad popular
La distribución de escaños ha sido un auténtico fraude en relación a las votaciones obtenidas y muestra el carácter antidemocrático de la ley electoral, una herencia vergonzosa de la Transición, hecha a medida para amarrar el bipartidismo y sostener este régimen monárquico al servicio de los banqueros y los grandes capitalistas. Con sólo el 30% de votos del censo electoral, el PP ha obtenido 186 representantes de 350, una larga mayoría absoluta. Al PP cada escaño le ha salido por 58.230 votos, al PSOE por 63.399 y a IU por 152.801. Esto no tiene nada que ver con un sistema democrático de verdad y es un escándalo. Si se hubiera aplicado el principio democrático de una persona un voto la composición del Parlamento sería muy diferente, comenzando por el PP, que no tendría ni de lejos mayoría absoluta, el hundimiento del PSOE sería aún mayor y otras fuerzas políticas subirían sustancialmente de escaños u obtendrían representación.
La abstención superó el 28%, aumentando en más de dos puntos (en Catalunya ha sido de más del 33% y en muchas poblaciones y barriadas obreras se ha acercado al 40%). Los votos nulos se duplicaron y, sumándoles los votos en blanco, superan los 650.000. A ello hay que añadir los votos a candidaturas minoritarias vinculadas al 15M y el «voto útil» de izquierda que se ha concentrado en IU, que ha obtenido 1.680.810 votos (700.000 más que en 2008).
En Euskal Herria, Amaiur, la candidatura de la izquierda abertzale (que sigue teniendo a sus principales dirigentes en la cárcel y su partido ilegalizado), se convirtió en la segunda fuerza, superando en escaños al PNV. Estos resultados plantean abiertamente sobre la mesa la reivindicación democrática del derecho a decidir de las nacionalidades.
Así pues, tras las elecciones, seguimos siendo millones los que, con toda la legitimidad moral y política, vamos a continuar diciendo que no nos representan, que lo llaman democracia y no lo es.
Rajoy, el nuevo mamporrero de Merkel, el FMI y los bancos
Si las elecciones se han mostrado como un fraude es, en primer lugar, porque antes de que se celebraran y más allá de los resultados, la Troika (Merkel, el FMI y los bancos) ya había decidido el programa del nuevo gobierno. El 20N no se elegía un Presidente de Gobierno sino al capataz de los jefes, al mamporrero de la Troika. Es esa Troika la que ha impuesto ya un programa que, de entrada, entre recortes de gasto público y subida de impuestos, tiene que garantizar unos «ahorros» tres veces mayores que los de Zapatero, alimentando una espiral infernal como la de Portugal y Grecia. No en vano, algunos de los más avezados tertulianos televisivos habían anticipado que «quien gane estas elecciones va a tener que brindar con cianuro«. El propio Rajoy pedía a «los mercados» el día previo a las elecciones que le dieran ¡»media hora de margen»! Pero no ha tenido ni la media hora solicitada. El triunfo de Rajoy ha sido acompañado de aumentos de la prima de riesgos y caídas en las bolsas.
Corriente Roja, que denunciamos estas elecciones como un fraude y llamamos a votar nulo, nos ratificamos en su carácter fraudulento. El próximo gobierno de Rajoy es un gobierno intervenido por la Troika y viene con unas tijeras enormes, con un plan de privatizaciones, a machacar los convenios colectivos, a afianzar el centralismo españolista y cerrar la puerta a las nacionalidades. Es un gobierno de guerra social, cuya razón de ser es asegurar el pago de la Deuda a los banqueros, al precio del empobrecimiento masivo y la liquidación de las conquistas sociales.
Ni un día de tregua
Por eso no le podemos dar ni un día de tregua. No hay salida a la crisis que no empiece por cuestionar los cimientos mismos de este régimen social y esta Europa del capital que nos condena a la ruina. No hay salida que no parta del rechazo rotundo a los planes de la Troika y de la negativa a pagar la Deuda pública a banqueros y especuladores; que no exija un referéndum popular para que sea el pueblo quien decida. No hay salida que no pase por imponer el único plan de rescate que está faltando: un plan de rescate de los trabajadores y el pueblo, apoyado en el reparto del trabajo, la paralización de los desahucios, la defensa de la educación y la sanidad pública y la expropiación de los banqueros.
Preparar una respuesta general contundente ante lo que se viene exige ahora mismo como primera tarea arropar las luchas en curso de los profesores/as y estudiantes en defensa de la enseñanza pública, de los trabajadores de la sanidad, de los trabajadores municipales en defensa de sus salarios que no cobran y de su empleo que esta amenazado. Exige unificar las luchas y seguir ocupando la calle preparando así una huelga general (que no va a poder limitarse a una convocatoria de 24 horas). En esta batalla, IU va a tener que mostrar si va a continuar dando sostén político a la burocracia de CCOO y UGT o rompe con ellos para organizar la respuesta, si va a la denuncia de la Deuda pública y defender el no pago o dar por buena la reforma constitucional del PPSOE que consagra este pago como la «prioridad absoluta» del Estado.
¡Ni un día de tregua a Rajoy, a la banca y a la Troika!