El resultado de la elección de la Federación de Estudiantes de Chile (FECH) no debería extrañar a quienes están en política, y menos provocar declaraciones de parte de sectores de izquierda contra otros sectores de izquierda; el resultado que se dio era una de las posibilidades más evidentes. Camila Vallejo perdió la presidencia de la […]
El resultado de la elección de la Federación de Estudiantes de Chile (FECH) no debería extrañar a quienes están en política, y menos provocar declaraciones de parte de sectores de izquierda contra otros sectores de izquierda; el resultado que se dio era una de las posibilidades más evidentes. Camila Vallejo perdió la presidencia de la FECH y asumió Gabriel Boric, tan inteligente y preparado como la compañera Camila. La diferencia radica en que Boric no milita en ningún partido político y es crítico de éstos ¿La crítica a los partidos es acaso una violación de las leyes dialécticas? Lo pregunto porque me pareció innecesario el discurso, tras la elección, de Guilermo Teillier y Karol Cariola, presidente del Partido Comunista y secretaria general de las Juventudes Comunistas, respectivamente, tratando de justificar la pérdida de la presidencia de la FECH, debido a la derrota de la lista de la Jota, con argumentos francamente irresolutos y políticamente irrelevantes; para luego, sobre la base de estos argumentos hablar de fortalecimiento, avance y triunfo, algo realmente sin sentido político ni práctico. Considero que esta manera de reaccionar debería quedar para los partidos burgueses y no para los que se definen como revolucionarios.
Otro asunto que llama la atención tiene que ver con los rostros públicos del movimiento estudiantil, que son los voceros y presidentes de federaciones o centros de alumnos. Es necesario terminar con la tendencia a personalizar los movimientos estudiantiles y sociales en dos o tres dirigentes, eso es perjudicial y se relaciona más con política oligárquica que con política popular y democrática, lo digo sin desconocer la necesidad de que deben existir dirigentes carismáticos, pero hay que cuidar la frontera entre carisma y exposición personal.
Lo relevante, ya conocidos los resultados de la elección de la FECH, es que la mesa directiva fue ganada en su totalidad por la izquierda crítica del sistema, con matices más o con matices menos, pero crítica del sistema. Eso es lo fundamental, lo mismo que la unidad y el trabajo colectivo a futuro, pero parece que el compañero Guillermo Teillier y la comisión política del partido todavía no entienden que la izquierda chilena no somos solamente los comunistas, sino que existen otras fuerzas de izquierda cuyos dirigentes también están capacitados para presidir federaciones, sindicatos, gremios, juntas de vecinos, etcétera. Por otro lado, es imperativo comprender que la política del partido, sus estrategias o alianzas, no tienen porqué ser asumidas como obligatorias por otros sectores de izquierda, y discrepar en esto no significa ser anticomunista. Gabriel Boric ya fue acusado de anticomunista -entre otros epítetos- por plantear que no apoyaría a Bachelet en tanto que el PC sí se abre a esa posibilidad. Boric también dijo que el movimiento estudiantil no sería «el comando juvenil de Bachelet», lo que significó la reacción histérica de la Concertación. Los adversarios del movimiento estudiantil y del movimiento social, como expresó Boric certeramente, están en La Moneda y en el Parlamento, no en la propia izquierda, ya sea ésta de raíz recabarrenista o guevarista. A esta altura de la historia sería positivo realizar una asamblea constituyente de la Izquierda, donde de la defensa de las parcelas de poder pasemos a un proyecto revolucionario en el cual prime la unidad, sin traumas ideológicos ni prejuicios.
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