El informe de PWC y el anteproyecto de Ley recogen lo aprendido por Telefonica en el mundo del lobby durante estos años. En primer lugar prefieren que haya un único agente regulador a que haya muchos, aunque sólo sea porque cuando Telefonica parecía haber llegado a una luna de miel con la Comisión del Mercado […]
César Alierta, Presidente de Telefónica, dejó bien clara su estrategia hace poco más de un año, cuando acababa de encargar el informe que hoy sirve al Gobierno para cambiar el terreno de juego de la competencia entre grandes firmas: su objetivo es acabar con la neutralidad de la red.
En 2010 la presión de las operadoras sobre el PSOE consiguió abortar en el Senado la consagración en ley de Neutralidad. La declaración conjunta de todos los grupos, que siguió al escándalo, mostró a un PSOE subitamente consciente del coste político de enfrentarse abiertamente a las demandas de una ley de neutralidad. A partir de ahí, las operadoras sabían que no podían contar con ellos para lanzar un nuevo marco legislativo en el que la neutralidad desapareciera. Osea, ni soñar con que el poder legislativo acabe abiertamente con la neutralidad de la red…
¿Cuál es entonces el camino de la estrategia de Alierta? Mientras las Cortes no pronuncien más que deseos sin fecha, Telefonica puede acabar con la Neutralidad de la red en España unilateralmente sin infringir ninguna ley. Se trata de que los políticos dejen esas cuestiones a la industria. Luego es aguantar el chaparrón y conseguir -campañas de ofertas y comunicación mediante- que el tema se «desdramatice», ablandar a la sociedad civil.
Pero ese camino guardaba un peligroso oponente: la Comisión Nacional de la Competencia. No olvidemos que una red sin neutralidad es una red donde la competencia es asimétrica y donde las pequeñas empresas y emprendimientos se ven abocados a integrarse en las operadoras dominantes si no pueden asumir los costes diferenciales reservados al servicio premium los grandes proveedores. Luego para acabar con la neutralidad en su red por la puerta de atrás, Telefonica necesita poder evitar que el caso llegue a los organismos reguladores o cuando menos que estos no estén centrados en la defensa de la competencia sino que cuenten con un enfoque «más amplio», más cercano al de la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones, por ejemplo, en el que priman criterios y argumentos más gratos a las operadoras.
Es decir, para poder capturar la red, Telefónica necesitaba capturar o neutralizar a los organismos reguladores. Y eso es lo que se está cocinando hoy sin que los pasos, tan decididos como poco sutiles, de la poderosa empresa con sede en Madrid, parezcan llamar la atención de unos medios en crisis que tienen en la operadora a uno de sus principales clientes.