Invitada histórica del Festival Internacional de Films de Friburgo (FIFF), la cinematografía latinoamericana llega con fuerza a la principal muestra helvética especializada en el cine del Sur. En torno de 120 películas de 47 países en particular de América Latina, Asia y África, ocuparán las pantallas de varias de las salas de la ciudad universitaria entre el 24 y el 31 de marzo en su 26ta edición que espera reunir más de 30 mil espectadores.
De las doce en competición -provenientes de doce países diferentes- tres son latinoamericanas. La coproducción brasilero-argentina Historias que so existem quando l embradas de Julia Murat; la argentino-gala El Campo, del joven realizador Hernán Belón; y Los últimos cristeros, una producción mexicana de Matías Meyer.
El cine de ese continente acapara la apertura del FIFF, con la presentación de la coproducción chileno-argentina Sal de Diego Rougier. Y también la clausura, con Miss Bala , del real izador mexicano Gerardo Naranjo, que ha representado a su país en los Oscar.
Siete de los dieciséis cortometrajes de la selección oficial en ese género, son realizaciones latinoamericanas, con un fuerte condimento brasilero que aporta cuatro producciones y una coproducción con Uruguay .
«Perlas latinoamericanas»
Thierry Jobin, durante 25 años periodista y crítico de cine , en su primera edición como director del FIFF se proponer prioriza r » la calidad y la diversidad » como principio s conceptual es innegociable s de su muestra.
No acepto el «principio del cine pretexto , exijo buenas películas «, enfatiza. «Lo que presentamos en Friburgo es de un a gran calidad . Y en ese marco, una constatación es cierta: América La tina no necesita pretexto alguno» a nivel cinematográfico para asegurar su presencia distinguida en la muestra .
Hay una rica creatividad en ese continente, continúa ev aluando Jobin. Quien subraya como un nuevo e interesante fenómeno «las coproducciones crecientes entre países de esa región».
Y si de la producción latinoamericana se trata, Thierry Jobin no duda en considerar como «verdaderas perlas» a las realizaciones de ese continente que participan en la competición. Subrayando la importancia que ha ido adq uiriendo en los últimos años, por ejemplo, el cine mexicano, cada vez más galardonado en concursos internacionales.
¿Qué significa la diversidad que promueve Friburgo? Para Thierry Jobin consiste, entre otras cosas, en ser una alternativa a la actual tendencia dominante en la s salas suizas, en las cuales solo un 2,2% corresponde al cine producido más allá de Europa y Estados Unidos.
Nuevo concepto
A partir de la edición a punto de comenzar, la nueva dirección artística ha organizado los panoramas – espacios temáticos del FIFF- en «secciones mejor definidas, que se presentarán cada año».
Y si bien las películas de las diferentes secciones se verán toda la semana, «consagraremos a cada una de ellas un día en particular, con un programa concentrado, discusiones y debates».
De esta manera, la prensa, el mundo del cine y el público en general, «podrán planificar mucho mejor su visita a Friburgo: el FIFF se convierte a partir de ahora en un festival a la carta», explica Jobin.
Quien además de la competición internacional y los corto-metrajes, como verdaderos pilares de la programación, anticipa, entre otros, un espacio Carta Blanca en honor al Festival de Locarno; una sección sobre la imagen del Islam en occidente; una jornada especial sobre la diáspora, en este caso mirando hacia el Líbano; y un homenaje al realizador suizo Pierre-Alain Meier.
Precursor de la producción suiza en África y Asia, Meier es particularmente conocido en Latinoamérica por haber producido en 2004 la exitosa Memoria del Saqueo del director argentino Fernando Pino Solanas .
En cuanto al cine de género, la 26 edición ha decidido priorizar el «western», presentando una quincena de realizaciones de trascendencia internacional .
Cuatro de ellas, galardonadas en Ibero América : Antonio Das Mortes, del brasilero Glauber Rocha; O Cangaceiro de su compatriota Lima Barreto; Blackthorn del español Mateo Gil presentada por primera vez en Suiza y La Cebra , estreno internacional mexicano de Fernando León.
El premio mayor de Friburgo, el «Regard d’Or» (la mirada de oro) de 30 mil francos, será anunciado el último sábado de marzo será atribuido por un prestigioso Jurado Internacional.
Los otros cuatro jurados son: el de la FIPRESCI (Federación de la Prensa Cinematográfica ); el Ecuménico; el de la FICC (Federación Internacional de C ine-Clubs) y el de los Jóvenes que entrega el premio E-CHANGER , ofrecido por esa organización suiza de cooperación solidaria.
En colaboración con SWISSINFO y E-CHANGER
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