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¿Movilización ciudadana o lucha de clases?

Fuentes: Rebelión

«Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor»; Salvador Allende. En el último tiempo, el concepto de ciudadanía se ha venido incorporando fuertemente al debate político al interior de la sociedad y sobre todo de la […]

«Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor»; Salvador Allende.

En el último tiempo, el concepto de ciudadanía se ha venido incorporando fuertemente al debate político al interior de la sociedad y sobre todo de la izquierda. Junto con los conflictos en Europa y el medio oriente, fueron los estudiantes quienes marcaron la pauta temática del año 2011 en Chile con sus seis meses de movilización. El inicio del 2012 vino esta vez a poner como protagonistas a los habitantes de las zonas más extremas de nuestro país, siendo la Región de Aysén quien se levantaba a mediados del mes de febrero en torno a su pliego de demandas.

Muchos son los sectores políticos que intentan colgarse de estos acontecimientos; de derecha a izquierda van desprendiéndose diversas organizaciones y corrientes ideológicas que apuestan a incidir en estos conflictos sociales levantados por la denominada «ciudadanía crítica», que se define como apolítica y apartidista. La característica de estas movilizaciones es que, pese a que objetivamente son legítimas pues representan un descontento social que es real, terminan siendo presa de una enorme dispersión, lo que les impide ganar en conciencia y organización, siendo esto tremendamente favorable para el bloque político dominante (Derecha y Concertación) pues al no subvertir las lógicas impuestas, al final termina reproduciéndose el actual orden de cosas (es decir, con o sin conflictos sociales, se mantiene el status quo).

Pero en ese contexto de dispersión, sabemos que no son los pobres y explotados de nuestro país quienes capitalizan políticamente sino que otros (muy lejanos a estos por lo demás); en el sector universitario, no sólo es la Jota y el Partido Comunista quienes operan en torno a sus negocios y apuestas, sino que además hoy se incorporan otros actores, que hasta incluso utilizan oportunamente un discurso «revolucionario» para poder tener algún nivel de anclaje en el desarticulado movimiento estudiantil, aprovechando sobre todo la efervescencia en torno a ciertas coyunturas (como la del año pasado).

Hoy día son los sectores progresistas los que han venido levantando algunos referentes estudiantiles (Autónomos, UNE) pero que no cuentan con ningún partido u organización que los unifique (hasta ahora) y que les permita disputar algún espacio dentro de la institucionalidad política. Poseen la presidencia de la FECH y de otras federaciones (hoy de todo el Zonal Quinta) y apuestan a levantar la mayor cantidad de movilizaciones sociales. Son los que el año pasado la prensa tildó de sectores «ultra» por moverse fuera de la institucionalidad y rechazar las mesas de diálogo en el desarrollo del conflicto universitario. Sin embargo, su forma de entender dichas movilizaciones y todo lo que se relacione con conflictos sociales, es desde una visión alojada en la ciudadanía crítica y no en el pueblo trabajador en su condición de clase social, y si bien en su discurso político utilizan ciertos conceptos vinculados a la Izquierda Revolucionaria (transformación social, organización, lucha, movimiento popular, etc.), consideramos que no pasa de ser un aspecto estético y abstracto que no encaja con una práctica política que actúe en esa dirección.

Nuestro cuestionamiento a esta concepción ciudadana de la lucha y de la organización, se debe a que en esta forma de entender la sociedad se pasa por alto el carácter de la misma o bien no se le otorga una importancia estratégica, que para nosotros está dada por la división en clases producto del sistema capitalista. Por tanto, esa masa ciudadana aparece de forma abstracta y así es abordada, sin entonces dilucidarse en ella las diferencias de clase y las profundas contradicciones de la sociedad. Allí es donde la palabra Revolución pierde su verdadero valor político y es trasladada hacia las visiones reformistas de la lucha social, donde hoy día se mueve gran parte de la izquierda. En la actualidad, hablar de movimientos sociales y de ciudadanía crítica, es un peligro si no se identifican dentro de ella los elementos centrales de una crítica política orientada a determinar cuál es el estado actual de nuestra sociedad, del periodo por el cual atravesamos y a partir de esto, definir qué tareas se requieren asumir para realmente cambiar el curso de nuestra historia.

Para esto no bastarán las buenas intenciones, los discursos agitados y las movilizaciones (por legítimas que sean). Nosotros como estudiantes de la UPLA, hijos del pueblo trabajador, debemos construir espacios de organización y desarrollar nuestra lucha de forma independiente a estos sectores, debemos formarnos políticamente, tanto en la teoría como en la práctica, y saber distinguir entre los aliados y los que se disfrazan de pueblo para finalmente hacer valer otros intereses.

La importancia de este debate, además pasa por emplazar a los que hoy día convencidamente plantean la necesidad de la Revolución como un objetivo para terminar con el sistema capitalista, pero que por carecer de una política clara terminan haciéndole el juego a los sectores progresistas. Para nosotros la idea de la Izquierda Revolucionaria, no pasa por ser un slogan que estéticamente proyecta una lógica incendiaria e intransigente; más que nunca debemos reivindicar el trabajo como un factor que nos diferencie. Trabajar cotidianamente para organizarnos y luchar sin transar en los hechos, desde la práctica política. Vivimos en un país lleno de injusticias provocadas por un sistema capitalista que tiene defensores de las más diversas tonalidades y discursos. A ellos debemos identificar y saber vencer creando nuestra fuerza, esa fuerza popular que más temprano que tarde (como dijo un día Salvador Allende) abrirá las grandes alamedas y nos hará conquistar nuestra libertad.

http://www.colectivocreaccion.blogspot.fr