Dos señales dan cuenta que el tiempo del triunfalismo económico del Gobierno ya terminó, y que ahora se inicia el proceso de instalar el fantasma, bastante real, por lo demás, de la crisis internacional y sus efectos en la economía interna. La primera de estas señales es el rescate solicitado por Bankia, uno de los […]
Dos señales dan cuenta que el tiempo del triunfalismo económico del Gobierno ya terminó, y que ahora se inicia el proceso de instalar el fantasma, bastante real, por lo demás, de la crisis internacional y sus efectos en la economía interna. La primera de estas señales es el rescate solicitado por Bankia, uno de los principales grupos financieros de España, que puede iniciar la temida reacción en cadena, en Europa, y que en todo caso significa el primer afloramiento de los costos hundidos de la crisis mundial de 2008-09.
La segunda, es una crónica aparecida el viernes 25 de mayo, en el diario El Mercurio, que lleva por título La Moneda Cita al Comité Anticrisis y Crece Opción de Aplicar Plan de Contingencia, que anuncia una reunión de un comité de emergencia para esta semana.
Por cierto, se trata de una maniobra comunicacional orientada, y cómo no, a preparar a la opinión pública para el «plan de contingencia», que en la jerga neoliberal significa nuevas medidas de ajuste.
Invocar como justificación del ajuste el agravamiento de la crisis internacional, es otra celada comunicacional, pues eso se sabe desde hace tiempo. Lo irresponsable, en este cuadro, es el triunfalismo del Gobierno de Piñera, que ha pasado seis meses vanagloriándose del «crecimiento», a sabiendas que éste era un fenómeno transitorio, en el contexto de la economía mundial.
En rigor, la dependencia de la economía chilena de los ciclos de la economía mundial, es tan obvia como la afirmación de que un partido de fútbol lo gana el que mete más goles. Más aún, esa dependencia es el modelo en sí, de modo que cuando ese discurso empieza generalizarse en la comunicación de la autoridad económica, es el momento de poner las barbas en remojo.
Debajo del amenazante titular de El Mercurio, que anuncia un consejo de ministros la próxima semana, apenas el ministro de Hacienda regrese de una reunión, también de emergencia, de la OCDE, subyace el masaje preparatorio, en cargado esta vez al Presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, que de entrada, perpetra este sorprendente descubrimiento:
«La situación de la economía mundial es preocupante y es poco razonable pensar que el conjunto de eventos en el exterior no va a tener efecto en nuestro país».
El Mercurio, que sabe tanto por viejo como por diablo, prepara la transición entre ambos escenarios, desde el triunfalismo a la advertencia, de una manera sutil:
«El empeoramiento de la situación en el último mes marca un escenario bastante complejo, a la vez que una importante diferencia entre la evolución de la economía externa -con una recesión en los países europeos- y el desempeño de la economía chilena, que crece 5,6% en el primer trimestre», lo cual subraya en palabras del Presidente del Banco Central:
«Hasta ahora la desaceleración ha sido menor a la proyectada y bastante suave, pero los riesgos del escenario externo son significativos».
Luego, la crónica desgrana las cifras que se conocían con antelación, pero quenose daban a conocer, durante el período del triunfalismo. Y por cierto se las endosa a la «autoridad», vale decir, a Vergara;
«La demanda interna creció 4,9% en el primer trimestre, frente a 5,5% en el cuarto trimestre y 8,6% en el tercer trimestre del 2011. El consumo de bienes durables, que se expandía 21% en el último trimestre del año pasado, en enero-marzo creció 14%, aunque se trata todavía de cifras elevadas. La inversión aumentó 8,3% en el primer trimestre, frente a un 16,3% del cuarto trimestre de 2011 que también se consideró una cifra alta. El dinamismo en la construcción se ve fuerte este año por las grandes inversiones en el sector minero».
Vergara también instaló el discurso de la crisis en la resunión anual de socios de la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas, ASIMET:
«Entre la crisis europea y la inflación, en el corto plazo el riesgo más presente para Chile es la crisis europea. El riesgo de inflación se ha ido moderando en el tiempo, aunque el Banco Central nunca se va a relajar en esa materia, porque es su misión y los riesgos derivados de la estrechez del mercado laboral siguen presentes».
El discurso del Presidente del Banco Central es copiado casi con calco del que han utilizado, sin excepción, las autoridades a cargo de la económica durante todo elciclo neoliberal, y que en síntesis, es como sigue: «afuera se están acumulando negros nubarrones, pero no se preocupen, que tenemos todobajo control». Y de manera invariable, precisamente por su apertura total, Chile termina siendo uno de los países más castigados del mundo por las crisis sucesivas. El caso es que Vergara prosiguió:
«Los efectos del escenario externo ya se están sintiendo en variables como el precio del cobre y los valores accionarios. Y si bien la economía chilena está en buen pie para enfrentar nuevas turbulencias, la complejidad del escenario actual requiere un manejo prudente de la política monetaria y también estar preparados para enfrentar riesgos significativos».
¿Qué significa «prudencia» en el discurso de Vergara?
«No subirse a la ola cuando todo parecía haberse solucionado en los primeros meses de este año y tampoco ir en la dirección opuesta. Tenemos que estar preparados, estar atentos y hacer el monitoreo, pero siempre en la perspectiva de mediano plazo».
Luego, Vergara suministra información de contexto:
«Por primera vez los líderes europeos plantean la eventualidad de una salida de Grecia del euro. La resolución de los problemas en Europa se hace cada vez más compleja y eso se traduce en fricciones entre los países de la Eurozona que tienen situaciones distintas y requieren soluciones diferentes. Hay ajustes estructurales en varias economías de la Eurozona, pero el dilema está en lograr un justo equilibrio entre un mayor ajuste fiscal para reducir la deuda y ganar credibilidad, versus el efecto que ello tiene en el corto plazo. Un ajuste muy severo puede producir un estancamiento en la economía, una doble recesión que afectaría tanto la recaudación como las cuentas fiscales. Por otro lado, la economía china muestra una desaceleración moderada y eso es una buena noticia para Chile, aunque el riesgo está en qué pasa si la crisis europea se profundiza».
Sin necesidad de tener una bola de cristal, sólo con base en la experiencia de lo que han sido las crisis en el Chile neoliberal, se puede responder fácimente esa pregunta:
Si la crisis europea se profundiza, en Chile habrá recesión. En ese cuadro, y más todavía tratándose de un Gobierno de derecha, con un ministro de Hacienda ortodoxamente neoliberal, la crisis en enfrentará con un nuevo ajuste económico, que como se sabe, consiste en endosarle el costo de la misma, en primer lugar a los trabajadores, por la vía tanto del aumento del desempleo como por la reducción de la remuneración real del trabajo, y luego a toda la ciudadanía, por medio de recortes tanto en el gasto público como en el gasto social.
La pregunta es ¿cuándo se ajustarán las ganancias del capital? Y la respuesta, al menos en el contexto neoliberal es: por definición, el ajuste es para el ingreso de las personas. El capital se ajusta en el mercado.
Y de esa manera, le han transferido alegremente los costos al conjunto de la población, en las cuatro grandes crisis que nos ha regalado el modelo neoliberal: la de 197-75; la de 1982-83, la de 1997-98 y la de 2008-09. En consecuencia, cuando la «autoridad» económica se concierta tras el discurso de la crisis internacional, es mejor que Dios nos pille confesados.