El Servicio Médico Legal identificó, tras 11 años de peritajes, a cuatro detenidos desaparecidos asesinados en 1976 en el Cuartel Simón Bolívar, de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía secreta de la dictadura de Augusto Pinochet. Fuentes judiciales revelaron a la agencia EFE que los identificados son los dirigentes comunistas Lincoyán Berríos Cataldo, […]
El Servicio Médico Legal identificó, tras 11 años de peritajes, a cuatro detenidos desaparecidos asesinados en 1976 en el Cuartel Simón Bolívar, de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía secreta de la dictadura de Augusto Pinochet.
Fuentes judiciales revelaron a la agencia EFE que los identificados son los dirigentes comunistas Lincoyán Berríos Cataldo, Horacio Cepeda Marinkovic y Fernando Ortiz Letelier, y el militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) Ángel Guerrero Castillo.
Los primeros integraban la tercera directiva clandestina del Partido Comunista que operó en Chile durante la dictadura, luego de que las dos primeras fueran exterminadas por la DINA el mismo año 1976.
Las identificaciones se realizaron sobre la base de alrededor de 200 pequeños fragmentos óseos, que serán entregados a sus familiares próximamente.
Organismos de derechos humanos dijeron que los restos de los dirigentes comunistas descansarán en el monumento a los detenidos desaparecidos y ejecutados políticos del Cementerio General, y Guerrero será sepultado en Puente Alto.
En su momento, la dictadura desconoció la detención de las cuatro víctimas ahora identificadas, aduciendo que, «junto a otros marxistas», habían huido hacia Argentina.
La existencia del cuartel Simón Bolívar, del que ningún prisionero salió vivo, se desconoció hasta el año 2007, cuando fue develada a la Justicia por Jorgelino Vergara, alias «El Mocito», un agente de la DINA arrepentido que fue protagonista de un documental homónimo estrenado el año pasado.
Según explicaron las fuentes judiciales, la identificación de estas cuatro víctimas ha sido posible porque, a diferencia de los demás desaparecidos de Simón Bolívar, cuyos cuerpos fueron arrojados al mar, sus cadáveres fueron lanzados al fondo de una mina abandonada en el sector de la Cuesta Barriga, junto a un antiguo camino a Valparaíso.
En el cuartel Simón Bolívar operaron la «brigada Lautaro» y el «Grupo Delfín» de la DINA, según revela el libro «La Danza de los Cuervos», de Javier Rebolledo, de reciente aparición y basado en las revelaciones de Jorgelino Vergara.
Según el texto, las víctimas fueron sometidas a brutales torturas; algunos, como Fernando Ortíz fueron apaleados hasta morir. Tras asesinarlos, los agentes quemaron con sopletes sus rostros y huellas digitales para evitar su identificación.
En enero de 1979, el agente Erasmo Sandoval Arancibia, conocido como «Pete el Negro», comandó un grupo que extrajo los cuerpos de la mina de Cuesta Barriga para después arrojarlos al mar en sacos con trozos de rieles atados. De aquella exhumación clandestina e ilegal sólo quedaron unas 200 pequeñas piezas óseas, que tras exhaustivas pericias iniciadas en 2001 y chequeadas en laboratorios extranjeros, permitieron la identificación de estas cuatro víctimas.
El desentierro de los cadáveres correspondió a la operación «Retiro de Televisores», ordenada directamente por Augusto Pinochet tras el descubrimiento, en 1978, de quince cadáveres correspondientes a campesinos asesinados en el sector de Lonquén, cercano a Santiago.
Sandoval, que admitió los hechos en una declaración judicial, dijo que tras desenterrar los cadáveres lanzaron varios perros muertos al fondo de la mina para justificar la presencia de restos, pues un campesino había descubierto los cuerpos e informado a la Vicaría de la Solidaridad, organismo de la Iglesia Católica que defendió los derechos humanos durante la dictadura.
«Pero nosotros llegamos primero», se jactó en su declaración judicial «Pete el Negro».
Los centenares de cadáveres exhumados en la operación «Retiro de Televisores» fueron lanzados al mar o quemados en tambores en los regimientos, según ha podido establecer la Justicia.
El ex agente Sandoval trabajó hasta 2007 en la Municipalidad de Providencia como encargado de seguridad, bajo el mando del alcalde Cristián Labbé, ex miembro de la DINA e instructor de sus agentes. «Pete el Negro» fue despedido después que sus acciones fueron conocidas públicamente.