El pasado 9 de julio la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) dirigió a la UITA una nota cuyo motivo, una vez más, es la política antisindical y antiobrera de la transnacional SABMiller, una compañía que crece hacia mayores cuotas del mercado global, tornándose más y más arrogante y hostil ante sus trabajadores. En la carta […]
El pasado 9 de julio la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) dirigió a la UITA una nota cuyo motivo, una vez más, es la política antisindical y antiobrera de la transnacional SABMiller, una compañía que crece hacia mayores cuotas del mercado global, tornándose más y más arrogante y hostil ante sus trabajadores.
En la carta se informa que a pesar de todas las trabas un grupo importante de trabajadores logró organizarse sindicalmente y el pasado 5 de julio presentó un pliego de peticiones a la dirección de la empresa. La respuesta de SABMiller no se hizo esperar: rechazó el pliego y solicitó la cancelación de la personería jurídica del sindicato SINALTRAINBEC, que tiene más de 20 años de historia y ha firmado más de 40 convenciones colectivas.
La CUT señala con razón que se trata de una violación flagrante de los derechos laborales y sindicales. Y profundiza: «Desde que Bavaria fue adquirida en 2005 por la transnacional SABMiller, ésta ha mantenido un funesto pacto colectivo que desconoce los derechos laborales, segrega a los trabajadores y propicia el desconocimiento de la organización sindical. Se trata de una gravísima situación de violación a la ley nacional y a los Convenios de la OIT, que refleja la profunda cultura antisindical de SABMiller en Colombia».
En una reciente entrevista realizada por Carlos Amorín, de la Rel-UITA, Fabio Arias, fiscal nacional de la central, relató que ante la presencia del sindicato «(…) los presidentes y vicepresidentes de la empresa están yendo planta por planta en cada una de las ciudades diciéndoles a los trabajadores que SABMiller-Bavaria es «una gran familia» que se regula por el pacto colectivo, y que por tanto quien no esté de acuerdo con esa familia que se vaya (…)».
La peculiar idea de familia que tiene SABMiller es propia de una organización autoritaria y de la degeneración social que caracteriza al capitalismo.
Por otro lado, para esta transnacional sudafricana, la discriminación sindical forma parte de su ADN, lo cual es constatable en varios países.
Pocos meses después de que SABMiller arribara a Colombia, Luis Alejandro Pedraza, miembro del Comité Ejecutivo de la CUT y del Comité Mundial de la UITA, escribía: «Ella llegó para implantar un régimen de «gueto laboral», sumándose al trabajo de limpieza sindical y erradicación de la negociación colectiva que realizó la última administración colombiana, cerró un importante número de fábricas y malterías calificadas como «improductivas», dejando en la calle a miles de trabajadores, unos por «retiros voluntarios» y otros despedidos, especialmente los sindicalistas, para finalmente imponer un pacto colectivo a su medida».
Bavaria tenía 5.600 empleados directos, y SABMiller los redujo sustancialmente. Los salarios de los trabajadores se fueron a su vez en picada mediante la tercerización laboral a través de cooperativas de trabajo asociado o de su propia bolsa de empleo.
«En SABMiller-Bavaria -continúa Pedraza- la palabra sindicato en los labios de un trabajador es sinónimo de pérdida del empleo. Los trabajadores antiguos que sobrevivieron a la ofensiva de exterminio sindical y despidos unilaterales, tienen el recuerdo fresco de las noches de terror y encierro pasadas en bodegas de la empresa para burlar la presencia sindical o de las autoridades del Trabajo. Así presionaron a los trabajadores a «elegir» entre firmar el pacto colectivo o renunciar a la empresa».
En Panamá, en la noche del 4 de mayo, los guardias de seguridad cerraron los portones eléctricos de la planta y secuestraron a los trabajadores. SABMiller quería que firmaran su despido. La intervención policial logró liberarlos luego de dos horas de encierro forzado. Los guardias de seguridad los escoltaron hasta la calle, como si fueran delincuentes.
SABMiller, la empresa más antisindical y antiobrera en el universo de la producción cervecera, desarrolla por otro lado su política en el país más peligroso para la actividad sindical: seis de cada diez sindicalistas asesinados en el mundo son colombianos.
Allí en Colombia, además, SABMiller propone un extraño modelo de familia que incluye el incesto obligatorio.
Fuente: http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?boletim=1&lang=ES&cod=69246