El 22% de la población del Estado español se encuentra por debajo del umbral de la pobreza. La ‘pobreza invisible’ sigue extendiéndose en familias que viven con los abuelos u otros familiares. Cerca de 1.800.000 hogares tienen a todos sus miembros en paro. El desempleo alcanza ya a más del 25% de la población. Cientos […]
El 22% de la población del Estado español se encuentra por debajo del umbral de la pobreza. La ‘pobreza invisible’ sigue extendiéndose en familias que viven con los abuelos u otros familiares. Cerca de 1.800.000 hogares tienen a todos sus miembros en paro. El desempleo alcanza ya a más del 25% de la población. Cientos de miles de personas están obligadas a migrar al extranjero en busca de trabajo. 58.241 familias fueron desalojadas de sus casas durante 2011, un 22% más que en 2010. Entre 2008 y 2011, un total 116.716 familias han sido expulsadas de sus hogares. Cerca de un 38% de los contribuyentes del Impuesto de la Renta son mileuristas y un 20% más de declarantes cobran menos de 1.500 euros al mes.
Estas son algunas de las causas y de las consecuencias del aumento del nivel de lucha de clases producto de la crisis y que, por ahora, van ganando los capitalistas. En plena crisis, las rentas empresariales están avanzando más que los salarios, que no paran de perder peso en la riqueza estatal. Así, el conjunto de las retribuciones de las y los asalariados descendió un 3,9% en el segundo trimestre de 2012, debido al desplome del empleo y a la desaceleración de la remuneración media por trabajador, que creció solo un 1,3%. Sin embargo, el excedente bruto de explotación (el beneficio empresarial, fundamentalmente) subió casi tres veces más que el salario medio. Los salarios suponen ahora el 47% del PIB y las rentas empresariales un 46%. En el arranque de los ochenta, la remuneración conjunta de todos los asalariados equivalía al 53% del PIB, mientras que el excedente bruto de explotación era el 41%.
Estas cifras reflejan que los grandes empresarios y banqueros, a través de gobiernos mentirosos y antidemocráticos, están utilizando la crisis para aumentar el nivel de explotación de los y las currantas, a la vez que privatizan los servicios públicos con los que hacen negocio. El ejemplo paradigmático de este aumento de explotación es la última reforma laboral que abarata y facilita el despido en empresas privadas y administraciones públicas, favorece el descuelgue de los convenios colectivos y los EREs, introduce un contrato precario de un año sin indemnización y la reducción de salarios en función de la competitividad y la productividad.
Por si esto fuera poco, el Impuesto sobre la Renta recae cada vez en las rentas del trabajo que son ya más del 80% de la base imponible (los ingresos que se declaran, una vez realizadas ciertas reducciones) en el IRPF, a la vez que el peso de los impuestos en la riqueza estatal cae al 8% del PIB, cuando venía siendo del 10%, debido fundamentalmente a la caída de la actividad económica provocada por los recortes sociales.
La población trabajadora en el Estado español se está viendo sometida a un proceso similar al sufrido por los pueblos de muchos de los países de América Latina en los años ochenta y noventa. Un aumento desorbitado de la deuda externa que lleva a recortes sociales que deprimen aún más una economía que se orienta hacia la exportación, especializando la producción local en unos pocos sectores y productos controlados por grandes transnacionales en manos de unas pocas familias (15 grandes clanes familiares de ladrones con corbata controlan las grandes empresas del IBEX).
La situación actual muestra claramente la afirmación marxista de que la lucha de clases es el motor de la historia. Hagamos historia.
Jesús M. Castillo es militante de En lucha / En lluita y delegado sindical del Sindicato Andaluz de Trabajadores/as en la Universidad de Sevilla.