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Primer discurso de la CUP

Fuentes: Rebelión

El discurso de David Fernández de la CUP en el debate de investidura despertó la admiración tanto entre los que habían votado al partido como los que no. Y fue debido al contenido y al tono. David no es un buen orador, en el mal sentido de la palabra, porque no se expresa con virtuosismo […]

El discurso de David Fernández de la CUP en el debate de investidura despertó la admiración tanto entre los que habían votado al partido como los que no. Y fue debido al contenido y al tono. David no es un buen orador, en el mal sentido de la palabra, porque no se expresa con virtuosismo para ocultar un discurso vacío, pero sí es un buen orador, en el buen sentido de la palabra, porque se expresa suficientemente bien y tiene mucho que decir. Fue un discurso con una mirada inteligente, clara y comprometida con los problemas que vive la gente de la calle. También el tono del David se hacía escuchar, porque no arengaba con la cantinela de los mitines políticos, sino que conversaba tranquilamente, sabiendo que tenía cosas que decir. Fue una buena primera intervención de las muchas que presumiblemente habrá en una legislatura que se prevé ilusionante. Incluso sospeché que las intervenciones de la CUP contribuirán en subir el nivel de la «conversación» parlamentaria.

Pero sobre todo ¿me pregunto cómo verán ICV-EUiA y ERC la presencia de la CUP? Algunos analistas apuntan que estos partidos sienten la nueva candidatura como una amenaza. Y esto debe estar en parte, porque estos dos partidos han sido -y éste es uno de sus males- demasiado tiempo rehenes del funcionamiento partidista lleno de intereses propios de partido y desligados de la calle -aunque parece que últimamente tienden a corregirse-, y entonces sí que pueden haber sentido un poco envidia del discurso de la CUP o un poco de miedo que les pueda «robar» votantes. Pero sobretodo, y debido al tono del David y a que confío que tanto ICV-EUiA como ERC son partidos con un punto de vista de izquierdas, me he imaginado que, al escuchar el discurso de David Fernández, han sentido más bien admiración y coincidencia… Y presiento que, si logran superar la competitividad visceral e inmadura, podrán desplegar una acción parlamentaria con sinergias que sea más plural y efectiva.

Y ya se que esto que ahora diré es demasiado prematuro y que dependerá, en todo caso, de cómo evolucionen las cosas, pero como estoy intentando analizar el impacto en el Parlament del discurso de la CUP, me arriesgo y lo digo: Creo que, el otro día, con este discurso, se empezaron a poner las bases de una futura coalición de izquierdas al estilo Bildu (donde hay Batasuna, EA, Alternatiba, Aralar …) o también Syriza. Esto sólo será posible si los tres partidos se reconocen mutuamente defendiendo posiciones de izquierda, cada uno desde su singularidad, posición y, sobre todo, rol (y aquí ERC, como segunda fuerza del Parlament, con un decisivo y responsable pacto con CiU para hacer la consulta y forzar un giro social, deberá sudar a lo largo de la legislatura para hacer valer que es un verdadero partido de izquierdas, y CUP e ICV-EUiA deberán comprender el papel de ERC y no condenarla, de entrada, por eso). También será necesaria generosidad para darse cuenta de que una incidencia máxima sólo és posible renunciando a hacer resultados propios (y aquí también a los demás pero, sobre todo a la CUP, le costará, una vez dentro del Parlament y con el altavoz mediático a su alcance, renunciar a presentarse en solitario y poder experimentar un gran crecimiento electoral). Pero sobre todo habrá que comprender cómo funciona el sistema electoral que sirve para escoger el Parlament que redacta las leyes que condicionan, como pocas otras cosas, la vida de un país. Lo que cada persona o grupo es y hace, en su singularidad, no debe confundirse con lo que hay que hacer para conseguir grandes mayorías que puedan superar el umbral del 3% de votos para acceder al hemiciclo y, a través de la ley de Hondt, traducirse en escaños.

Dejadme exponerlo con números: ERC, ICV-EUiA y CUP han sacado 21, 13 y 3 escaños respectivamente, y eso suma 37 escaños. Pero si hubieran ido en coalición hubieran juntado 981.368 votos (sólo ¡130.000 votos menos que CiU!) Que hubieran representado unos ¡48 escaños! Por no decir que seguro que la cantidad de papeletas experimentaría un gran incremento por la ilusión que generaría una apuesta de este tipo. Por lo tanto, finalmente, una sociedad de izquierdas como la catalana, podría tener un gobierno verdaderamente de izquierdas. ¿Es utópico? Creo que no, creo que es la única propuesta posible si no queremos resignarnos a seguir siendo marginales en cuanto a la redacción de las leyes que ordenan la realidad política, social y económica de nuestro país, y creo que el pueblo se lo va a exigir a estos partidos.

Jordi Oriola Folch, realizador audiovisual y activista

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.