«Sin escuchar el clamor del pueblo, no se construye paz. Con amenazas de judicialización a la gente que venga la Habana a hablar con la guerrilla de solución política del conflicto, no se construye paz. Debiera el gobierno detener la marcha precipitada de sus proyectos de ley en el Congreso relacionados con la paz, hasta que el pueblo fije su posición apoyado en este proceso que es de todos».
La Habana, enero 16 de 2013
Doctor
Juan Camilo Restrepo
Ministro de Agricultura
Bogotá
Agradecemos el gesto de su respuesta a nuestra invitación para que explique en la Mesa de los Diálogos de La Habana, los alcances de la Ley de Tierras que el gobierno tramitará en el Congreso de la República en la próxima legislatura de marzo.
Nos preguntábamos si esa Ley acogería o no las recomendaciones surgidas de la Mesa de Diálogos, si podría modificarse con sugerencias surgidas de eventos de amplia participación ciudadana, como las mesas regionales de paz auspiciadas por las comisiones de paz de Senado y Cámara; si tendría en cuenta las trascendentales iniciativas aportadas por el Foro Política de desarrollo agrario integral que reunió a organizaciones populares y gremiales en suceso inédito en Bogotá, conducido por Naciones Unidas y el Centro de pensamiento de la Universidad Nacional de Colombia.
Sería inexplicable que el mencionado proyecto de ley inicie su recorrido en las cámaras sin escuchar los puntos de vista sobre tierras emanados de la mesa de paz de La Habana, y que marche sordo a las aspiraciones de las organizaciones sociales y políticas del país, frente a un tema considerado causa fundamental del conflicto.
En un proceso de construcción colectiva de la paz, tanto la mesa de diálogos entre gobierno y las FARC-EP, como los eventos y foros, donde diríamos, se expresa la opinión del constituyente primario, no pueden terminar convertidos en espacios para «votar corriente» y de formulación de propuestas que jamás serán escuchadas por la soberbia de unas elites.
Es doloroso escuchar que el gobierno no tocará el sacrosanto latifundio por el profundo respeto que le profesa a la propiedad, que la extranjerización de la tierra y el despojo legal no tendrán reversa, y que permitirá que los derechos de los tenedores de «buena fe» de tierras despojadas, muchas veces en manos de testaferros de los despojadores, serán garantizados.
Así no se construye paz. Sin escuchar el clamor del pueblo, no se construye paz. Con amenazas de judicialización a la gente que venga la Habana a hablar con la guerrilla de solución política del conflicto, no se construye paz. Debiera el gobierno detener la marcha precipitada de sus proyectos de ley en el Congreso relacionados con la paz, hasta que el pueblo fije su posición apoyado en este proceso que es de todos.
Reciba nuestro saludo cordial,
Delegación de paz de las FARC-EP
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