DECLARACIÓN PÚBLICA Con ocasión de cumplirse la finalización del período de cese el fuego unilateral decretado por nuestra organización a partir del 20 de noviembre del año anterior. La inmensa mayoría de la población colombiana puede dar fe de que las FARC-EP hemos cumplido en forma seria y responsable el compromiso adquirido hasta las 24 […]
DECLARACIÓN PÚBLICA
Con ocasión de cumplirse la finalización del período de cese el fuego unilateral decretado por nuestra organización a partir del 20 de noviembre del año anterior.
La inmensa mayoría de la población colombiana puede dar fe de que las FARC-EP hemos cumplido en forma seria y responsable el compromiso adquirido hasta las 24 horas del día 20 de enero del año en curso. Por encima de la venenosa campaña de difamación lanzada por nuestros enemigos, en el período señalado suspendimos por completo las acciones ofensivas contra la fuerza pública, al igual que los actos de sabotaje contra la infraestructura pública y privada.
Lamentablemente este nuevo gesto unilateral de paz por parte nuestra, jamás fue correspondido por los representantes del Estado. Sus mismas declaraciones inmediatas, sus órdenes de arreciar el fuego y las constantes operaciones contra nuestras unidades propiciaron y materializaron diversos hechos de sangre que nosotros lamentamos profundamente, no sólo por los daños en vidas y tranquilidad producidos, sino porque se elevan como testarudos obstáculos a los esfuerzos de reconciliación entre los hijos de la patria.
Revisando nuestros archivos de la confrontación, constatamos que durante el mismo período un año atrás, es decir, entre el 20 de noviembre de 2011 y el 20 de enero de 2012, los 292 enfrentamientos armados presentados entre las FARC-EP y el Estado colombiano produjeron al menos 284 muertos y 278 heridos en los miembros de la fuerza pública. Realidad tan protuberantemente dolorosa, no puede ser equiparable de ninguna manera, a la situación vivida durante los dos meses que ahora terminan, pese a los patéticos esfuerzos de distintas agencias estatales y la gran prensa por torcer la fuerza de los hechos.
Nadie que tenga la cabeza en su puesto puede desconocer que durante los dos últimos meses las FARC-EP no realizamos ni un solo ataque a bases o instalaciones fijas de las fuerzas militares, ni a cuarteles o puestos de Policía. Los muertos, heridos o lisiados de la fuerza pública que se hayan presentado en este período, tuvieron lugar en combates de tipo defensivo librados por nuestra fuerza, cuando se requirió hacer frente a la inmensa arremetida ordenada de manera pública por el señor Presidente de la República.
Durante el mismo período registramos con intenso coraje revolucionario las muertes de varios camaradas guerrilleros en distintos puntos de la geografía nacional, la mayor parte de ellos como consecuencia del ejercicio brutal de los bombardeos ejecutados por la fuerza aérea. Honor y gloria a nuestros muertos. La población colombiana y la comunidad internacional están enterados de cómo la oligarquía colombiana responde a las manifestaciones de paz del pueblo de este país. Esa ha sido su constante histórica y permanece fiel a ella.
Versiones insanas surgidas del ministerio de defensa con el propósito de disimular la vocación criminal que lo anima, hablan de una subcontratación de las FARC con el Ejército de Liberación Nacional y la delincuencia común para que ellos cumplieran por nosotros diversos actos de guerra. Argumentación rebuscada para desconocer el accionar de otras fuerzas revolucionarias y la grave situación de inseguridad que se vive en el país como consecuencia de la convivencia entre la fuerza pública y las bandas criminales.
Las FARC-EP no decretamos un cese unilateral de fuegos para complacer al gobierno de Colombia ni a las fuerzas armadas que dirige con cuidadosa asesoría norteamericana. Tampoco para conmover la rancia oligarquía vinculada de lleno con el proyecto santista de las locomotoras. Sabemos que de ellos no podemos esperar nada distinto a la violencia. Lo hacemos para evidenciar la inmensa satisfacción que le reporta a la mayoría de los colombianos el alto en la confrontación. Y para invitarlos a profundizar la lucha por la paz. Cada acontecimiento sucedido en nuestro país contribuye a precisar la responsabilidad por el grave conflicto que vivimos. A la más odiosa desigualdad del continente se suma la propensión enfermiza del régimen al empleo del terror contra quienes claman por cambios encaminados a conquistar justicia. La paz sólo podrá nacer de hondas transformaciones en la vida nacional, y únicamente el pueblo colombiano, unido y movilizado, podrá conquistarlas. Es esa la larga lucha de las FARC-EP.
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Montañas de Colombia, 20 de enero de 2012.