Los caficultores colombianos han dado unas lecciones muy importantes para las luchas por nuestros derechos. Organización, unidad, coraje y solidez para lograr los puntos en los pliegos de peticiones. Acción pública con bloqueo de vías, protestas y manifestaciones hasta que los poderes de privilegiados y usurpadores políticos cedan y negocien en condiciones simétricas con la […]
Los caficultores colombianos han dado unas lecciones muy importantes para las luchas por nuestros derechos. Organización, unidad, coraje y solidez para lograr los puntos en los pliegos de peticiones. Acción pública con bloqueo de vías, protestas y manifestaciones hasta que los poderes de privilegiados y usurpadores políticos cedan y negocien en condiciones simétricas con la ciudadanía.
Los juegos sucios del señor Santos y su Ministro de Agricultura se fueron al traste con los campesinos del Huila y el Eje Cafetero. Simularon una negociación con los subalternos de la Federación de cafeteros, pero fueron desenmascarados oportunamente y finalmente, se debió reconocer al liderazgo rebelde que obtuvo una importante victoria contra el neoliberalismo y en favor de 600 mil familias cafeteras en crisis. La mediación de Angelino Garzón fue positiva y el resultado es alentador para las luchas de otros sectores victimas de este modelo depredador que favorece a unos cuantos multimillonarios.
En el caso de la terrible descomunal crisis que afecta a la ciudad de Cúcuta y su Área Metropolitana, donde mal viven 1 millon 200 mil personas, con desempleo, corrupción politiquera, miseria, violentas bandas criminales (de consuno con dispositivos estatales), desplazados y victimas del paramilitarismo, el señor Santos corrió de nuevo a repetir el consabido repertorio de promesas incumplidas, con el coro acompañante de senadores corruptos, con el fin de desactivar la inminente movilización de la comunidad que prepara un paro cívico y otras formas de protesta para exigir soluciones radicales a los problemas que agobian a la comunidad.
El discurso mentiroso de Santos ayer en Cucuta es el mismo de los últimos dos años. Son promesas incumplidas como la del Acueducto metropolitano, las inversiones extraordinarias en vías esenciales, la atención de los desplazados y las victimas, los planes contra el desempleo y las inversiones en la pequeña y mediana industria. Los pocos dineros que se han desembolsado en estas materias han ido a para a los bolsillos de los politiqueros que acompañan a la fracasada Prosperidad democrática. Son unos sinvergüenzas
Los cucuteños no deben comer mas cuentos. Lo que conviene es seguir el ejemplo de los caficultores que resistieron y lucharon, no obstante las mentiras y atropellos del ESMAD, hasta lograr que el gobierno asignara casi un billón de pesos para resolver sus graves complicaciones.
Hay que organizar el paro cívico en Cucuta que exija medidas concretas para los puntos más críticos como el desempleo, los desplazados, la corrupción y el funcionamiento de la industria y el comercio.
Actuemos y preparemos los cabildos abiertos, las audiencias, las asambleas de maestros, las concentraciones de vendedores ambulantes y las reuniones de las Juntas Comunales para establecer formalmente los puntos centrales del pliego de peticiones con las demandas concretas de los sectores más pobres de la ciudad.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.