Saludamos la realización de la Mesa Europea de Paz, la cual es un nuevo escenario para masificar e incorporar al conjunto de los colombianos al esfuerzo por repensar al país en paz y justicia social. Agradecemos el esfuerzo realizado por los organizadores de este encuentro y por la invitación que nos han hecho a contribuir […]
Saludamos la realización de la Mesa Europea de Paz, la cual es un nuevo escenario para masificar e incorporar al conjunto de los colombianos al esfuerzo por repensar al país en paz y justicia social. Agradecemos el esfuerzo realizado por los organizadores de este encuentro y por la invitación que nos han hecho a contribuir en esta importante iniciativa.
Lo primero que nos interesa resaltar, es que el problema de la inmigración y su relación con el conflicto social y armado, es un problema amplio, que afecta en un primer nivel, a los refugiados y exiliados. Pero en un segundo nivel, entendiendo el carácter social del conflicto y cómo éste ha afectado a la sociedad colombiana, también la inmigración económica es causa de un país que ha negado oportunidades a sus hijas e hijos.
En Irlanda no existen refugiados políticos, lo cual no significa que la problemática del conflicto nos sea ajena. Pero también significa que hablamos desde una condición muy específica. Desde esa condición, consideramos que hay tres grandes ejes a tener en cuenta:
· Primero, el de las condiciones de retorno para aquellos colombianos que quieran hacerlo, en un eventual escenario de post-conflicto y qué rol pueden cumplir en él;
· Segundo, el del rol que han de cumplir desde a Europa, frente a una Colombia post-conflicto, aquellos colombianos que no quieran retornar;
· Tercero, qué rol juegan, desde este momento, los colombianos en Europa frente a la negociación de paz.
Tomando en consideración esos tres grandes ejes y los seis temas de la agenda, y en base al «Encuentro europeo de solidaridad con las luchas agrarias y populares, y apoyo a los diálogos de paz con justicia social en Colombia» (realizado en Dublín los días 20 y 21 de Abril con la asistencia de refugiados de Suecia, Suiza, Bélgica, Estado Español), es que procederemos a desarrollar nuestras propuestas:
1. 1. Víctimas:
· – Pedimos un reconocimiento de la grave crisis humanitaria que se vive en las cárceles de Colombia , donde existen miles de presos políticos y de guerra en circunstancias que no cubren los mínimos requeridos por un ser humano. Esta circunstancia nos avergüenza como colombianas y colombianos en el extranjero.
· – Manifestamos nuestra preocupación por la persistencia e inclusive el escalamiento de la represión en contra de defensores de derechos humanos, activistas políticos de la oposición y movimientos que reclaman el derecho a una vida digna. Esta persecución ha sido particularmente fuerte en contra de los movimientos campesinos, en especial de reclamantes de tierras y las zonas de reserva campesina. Sostenemos que no puede hablarse de paz duradera y sostenible, mientras no se proteja el derecho a la vida de quienes son las fuerzas motrices en la construcción de una Colombia democrática, en paz e incluyente.
· — Que se establezcan programas de apoyo y asistencia a todos aquellos colombianos que han quedado minusválidos y discapacitados en el contexto del conflicto colombiano.
· – Colombia es uno de los países que más invierten en guerra. Por años se nos ha dicho que el país no progresa por culpa de la guerra, porque los recursos que el Estado podría invertir en educación y salud, son destinados al conflicto. Sin embargo, declaraciones sistemáticas de generales, del ministro de defensa y aún del propio presidente Santos, en el sentido de que no se tocaría el presupuesto de las fuerzas armadas en un contexto de paz, nos parecen aberrantes e inaceptables. Proponemos una reducción sustancial de este presupuesto y su destinación al apoyo a víctimas y programas productivos para los postergados de siempre.
· – Un tema que nos preocupa en particular, es la existencia de redes de inteligencia ligadas al gobierno colombiano que han continuado con la persecución y la represión más allá de las fronteras colombianas, violando no solamente, la soberanía de países europeos sino que el sagrado derecho al refugio político. Queremos que se aclare, caiga quien caiga, el escándalo de la Operación Europa, montada por el DAS hace unos años, y qué grado de participación ha habido en esas redes de las misiones diplomáticas colombianas. También nos preocupa que hay rumores bien fundados de estructuras ligadas al paramilitarismo en ciertos países europeos, entre ellos el Estado Español.
2. 2. Desarrollo agrario integral
· – Que tanto los colombianos inmigrantes como las misiones diplomáticas colombianas en Europa, den un apoyo real a las zonas de reserva campesina, a los reclamantes de tierras, a los colonos y comuneros pobres que subsisten de la tierra. No sirve que se garantice sencillamente el derecho a la tierra si ellos no tienen capacidad de comercializar sus productos y desde Europa podemos aportar con la promoción de los productos de los campesinos en este continente.
· – Nos parece vergonzoso que las embajadas han gastado recursos públicos ofrendando al país al mejor postor en base a Acuerdos de Libre Comercio y facilitando el ingreso de capitales extranjeros en actividades minero extractivas y otras formas de inversión extranjera directa, que solamente benefician a las multinacionales y sus aliados criollos, mas no así a la comunidad local. Creemos que se deben revisar estos tratados a la luz del concepto de desarrollo sostenible, desde las propias necesidades de las comunidades y la preservación del ambiente.
· – En lugar de gastar recursos para ofrendar al país al mejor postor con estos Acuerdos de Libre Comercio, proponemos que las misiones diplomáticas colombianas en Europa conviertan en una prioridad el apoyo a los reclamantes de tierras, colonos, comuneros y zonas de reservas campesinas, mediante la promoción y el apoyo material y técnico a la salida de sus productos al mercado europeo. Proponemos que, en virtud a la deuda histórica con el campesinado, los afros y los indígenas, se destine, al menos el 50% de los recursos de estas misiones para esta tarea, que constituye una manera real de aportar a la construcción de paz y justicia social.
· – Que se regule la actividad de las empresas multinacionales en el territorio colombiano para que no minen la capacidad productiva de los campesinos, su tejido social ni tengan un impacto pernicioso sobre el medio ambiente.
3. 3. Participación política
· – Nos parece un sin sentido que se hable de paz, mientras recrudece la persecución contra los campesinos organizados, contra los movimientos políticos alternativos como Marcha Patriótica, contra los defensores de derechos humanos. Denunciamos hechos aberrantes como la captura masiva de dirigentes de Astracatol en el Tolima recientemente, así como los montajes judiciales con los cuales se les mantiene por años en la cárcel.
· – Exigimos de parte del Estado gestos inequívocos de que habrán posibilidades de participación política para todas las ideas y proyectos de país sin el fantasma de la persecución oficial y paraestatal.
· – Desmonte efectivo del paramilitarismo, el cual bien se sabe, está asociado estrechamente a estamentos del Estado y a poderes económicos cercanos a los círculos del poder. Una política que se centre en la represión a los paramilitares rasos, está condenada al fracaso, porque quienes realmente controlan y alimentan este fenómeno permanecen en la impunidad. Siempre se podrá reclutar a los pobres y a los miserables para unirse a los ejércitos privados; hay que golpear el cerebro del monstruo y no su cuerpo. Se les conoce a quienes han promovido este fenómeno, exigimos que se limpien las instituciones, que se dé castigo ejemplar a los parapolíticos presentes y pasados, que se revisen las leyes que benefician a los sectores ligados al paramilitarismo, que se intervengan las estructuras sociales que han alimentado el paramilitarismo, como la concentración de tierras y las empresas agroindustriales.
· – Proponemos una política efectiva y real, elaborada por expertos en pedagogía en estrecha colaboración con profesionales y líderes comunitarios, de participación ciudadana para aprender a construir una democracia real, participativa, efectiva, inclusiva. Aceptamos que muchos años de democracia restringida, excluyente y vigilada nos ha atrofiado nuestro sentido democrático. Recuperarlo es una tarea de todos, una tarea que implica una empresa cultural de proporciones nunca antes vistas en Colombia. Esta política debería ser también extensiva a los colombianos en Europa, muchos de los cuales, han ido perdiendo el sentido de la pertenencia y de su cultura.
4. 4. Fin del conflicto
· – Creemos que desde ya es importante llamar a las partes al cese al fuego bilateral. Hoy en día, comprobamos que el principal enemigo de este proceso de diálogo es la persistencia del conflicto armado, que ocasiona nuevas víctimas y que enrarece el ambiente de confianza en el cual estas negociaciones deberían desarrollarse. Dado a que las FARC-EP ya han demostrado en la práctica su voluntad de sumarse a un cese al fuego, exigimos que el gobierno nacional tenga una actitud responsable y valiente y también, que se traduce en un cese al fuego bilateral.
· – Entendiendo que este conflicto tiene raíces profundamente sociales, creemos que para garantizar una paz duradera, es imprescindible que exista un respeto irrestricto a todas las posiciones políticas en el país y que se frene desde ya la persecución, la estigmatización y la represión. El gobierno debe ejercer un control real sobre las fuerzas armadas y desmontar las estructuras paramilitares como condición fundamental para que esto se cumpla.
· – En consecuencia del punto anterior, esperamos que se haga presión a la Unión Europea, para que levante el calificativo de terroristas para los grupos alzados en armas en Colombia, como son las FARC-EP y el ELN. Este calificativo, arbitrario y sin base jurídica, enrarece el diálogo político, refuerza las tendencias hacia el militarismo y mina los esfuerzos por abrir espacios políticos y democráticos, además de ser contradictorio con el hecho del desarrollo del diálogo directo en la Mesa.
· – Que se incorporen ya a las negociaciones de paz las otras expresiones insurgentes en Colombia: ELN y EPL.
5. 5. Solución al problema de las drogas ilícitas
· – Solicitamos que, como muestra del compromiso de la UE en respaldar el proceso de paz, exista un apoyo mediante los fondos de cooperación internacional, para estimular los programas de sustitución de cultivos ilícitos desde un enfoque de desarrollo alternativo integral y sostenible, con un enfoque también de derechos y no de represión.
·- – Pedimos que, para no caer en prácticas paternalistas por medio de las agencias de cooperación internacional, actitudes que terminan minando la propia organización de las comunidades, este apoyo sea hecho en cooperación estrecha con las asociaciones campesinas y comunitarias, tomando como eje central para la implementación y diseño de estos proyectos, la visión desde las propias comunidades, en lugar de imponer soluciones desde Europa.
· —– Por último, llamamos a una revisión crítica de la política anti-drogas que ha sido implementada hasta ahora, la cual sólo ha traído muerte, desplazamiento y represión. Creemos que debe darse un debate abierto, sin tabúes y tomando como eje de la reflexión los derechos del ser humano.
6. 6. Implementación, verificación y refrendación
· – Nos hacemos eco del llamado a refrendar los acuerdos mediante una Asamblea Constituyente. Nos hacemos solidarios del movimiento de constituyentes por la paz que se están gestando en todo el territorio nacional. Creemos que en Europa este proceso también debería ser impulsado entre la población colombiana.
Otra propuesta, específica para los colombianos residentes en Europa , es que se haga un catastro de las habilidades y la educación que han adquirido los colombianos en este continente y ver cómo podrían ser de utilidad para el post-conflicto y la construcción de una Colombia justa, igualitaria, inclusiva, democrática en el sentido integral del término. Creemos que las habilidades y el conocimiento de los colombianos en Europa debería utilizarse tanto si estos colombianos quieren retornar, como si quieren quedarse acá.
Estas son nuestras posiciones como grupo de trabajo de la Mesa Europea por la Paz. Esperamos con ellas contribuir al proceso de ustedes en Londres, y sobre todo, a aportar nuestro granito de arena a la magna tarea de construir una Colombia en paz y justicia social, y reconciliada consigo misma después de más de medio siglo de conflagración.
Dublín (Baile Átha Cliath), República de Irlanda (Poblacht na hÉireann)
19 de Mayo, 2013
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.