En entrevista telefónica desde Estocolmo, Jan Sandquist (1932), documentalista sueco, recuerda el funeral de Neruda: «Fuimos a su casa en Santiago, inmediatamente después de que trajeron el cuerpo de la Clínica Santa María, la casa fue totalmente destrozada, estaba Matilde con algunos amigos frente al ataúd del poeta, no sabíamos qué hacer, filmamos un poco. […]
En entrevista telefónica desde Estocolmo, Jan Sandquist (1932), documentalista sueco, recuerda el funeral de Neruda: «Fuimos a su casa en Santiago, inmediatamente después de que trajeron el cuerpo de la Clínica Santa María, la casa fue totalmente destrozada, estaba Matilde con algunos amigos frente al ataúd del poeta, no sabíamos qué hacer, filmamos un poco. De repente llegó una tropa militar, del vehículo se bajó un oficial del ejército para saludar a Matilde, dijo que venía como representante del gobierno para expresar el pésame, dio el saludo y se fueron; Matilde nos dijo: ‘por lo menos el militar tuvo que sacarse la boina y mostrar su respeto’. Después comenzó el cortejo fúnebre desde La Chascona al Cementerio general». En 1973, Sandquist entrevistó al embajador Harald Edelstam: » Pablo estaba acostado en su cama semiparalizado leyendo un libro. Parecía terriblemente entristecido por lo que está pasando en el país. Su deseo era, al día siguiente viajar a México para denunciar lo que está pasando realmente en Chile. Ese fue su último deseo, pero no se cumplió» (Cita del documental: Santiago. Ciudad violada).
MC.- ¿Cuándo inició su trabajo periodístico en Santiago de Chile?
JS.- En 1963, trabajé en Chile -durante 10 años- como corresponsal para la televisión sueca, hasta diciembre de 1973.
MC.- Conocí su trabajo por el funeral de Neruda filmado en el documental: «Santiago. Ciudad violada» (1973). ¿Entrevistó al poeta durante la década en la corresponsalía de la televisión sueca?
JS.- Me encontré con Pablo Neruda tres o cuatro veces, en Santiago e Isla Negra. Siempre tenía que explicarle que no lo visitaba en nombre de la Academia Sueca; Neruda pensaba que cada solicitud de entrevista de un periodista sueco era para darle la noticia del Premio Nobel de Literatura. Cuando llegué a Isla Negra -en 1969- Pablo Neruda me dijo: «no quiero hablar de política, escribí 5 poemas políticos, pero el resto de mi poesía no es política», el Premio Nobel era una obsesión para él, no quería hablar de política con la televisión sueca, sin embargo mí me interesaba su candidatura presidencial.
Le voy a contar una historia: Pablo Neruda siempre quería ser filmado con el mar de fondo, mirando de perfil izquierdo; una vez estábamos hablando de su poesía cuando llegó muy enojada su esposa Matilde Urrutia, nos dijo: «¡fuera de mi casa!, ¡Pablo usted debe correr a estos dos periodistas de nuestra casa!», Pablo no entendía la reacción de Matilde, resulta que ese día recibió la copia de un artículo de dos periodistas italianos sobre «el comunista que vivía como rey» ( sic ). Matilde Urrutia estaba furiosa con los periodistas, Neruda trató de calmarla, pero tuvimos que irnos; almorzábamos en una hostería de Isla Negra cuando llegó un pariente de Neruda para disculparse: «el tío Pablo está muy preocupado y triste, tiene mucha vergüenza por la forma en que salieron de su casa, los invita para disculparse en persona». Mi colega camarógrafo y yo estábamos indignados y le respondimos al pariente de Neruda: «no, gracias», se fue a darle el recado a Neruda, pero el pariente regresó: «el tío Pablo está muy triste, tienen que volver», finalmente aceptamos acompañarlo a la casa del poeta, al llegar vimos a Neruda y a su esposa, ahora Matilde estaba sonriendo como un sol (risas). No entendí para nada su cambio de actitud, seguramente Neruda le explicó a Matilde la importancia de la entrevista para la televisión sueca.
MC.- Usted entrevistó al embajador Harald Edelstam : «Pablo estaba acostado en su cama semiparalizado leyendo un libro… Su deseo era, al día siguiente viajar a México para denunciar lo que está pasando realmente en Chile» (25/09/1973). ¿Cuándo se enteraron del traslado de Neruda a la Clínica Santa María?
JS.- El mismo día que lo internaron en la Clínica, el embajador Edelstam me contó que alguien le había informado y decidió acompañar al diplomático Ulf Hjertonsson a la Clínica Santa María el 22 de septiembre de 1973. Yo nunca intenté visitar a Pablo Neruda en la Clínica, teníamos muchas cosas por hacer, espero que me disculpe, pero la salud de Neruda era un detalle en medio de la tragedia del golpe. Después perdí la pista de Neruda, hasta el día del funeral en el Cementerio general, fui con mi nuevo fotógrafo. No sé si usted sabe que mi fotógrafo Leonardo Henrichsen fue asesinado el 29 de junio de 1973, filmó su propia muerte durante el Tanquetazo.
MC.- Lo sé, el periodista Ernesto Carmona me regaló una copia del documental «Imagen final»…
JS.- Con mi nuevo fotógrafo y con el sonidista fuimos a la casa de Pablo Neruda en Santiago, inmediatamente después de que trajeron el cuerpo de la Clínica Santa María, la casa de Neruda fue totalmente destrozada, estaba Matilde con algunos amigos frente al ataúd del poeta, no sabíamos qué hacer, filmamos un poco. De repente llegó una tropa militar, del vehículo se bajó un oficial del ejército para saludar a Matilde Urrutia, dijo que venía como representante del gobierno para expresar el pésame, dio el saludo y se fueron; Matilde nos dijo: «por lo menos el militar tuvo que sacarse la boina y mostrar su respeto». Después comenzó el cortejo fúnebre desde La Chascona al Cementerio general, fue muy dramático, no sé si usted ha visto alguna película sobre el funeral de Neruda.
MC.- Sí, recuerdo las imágenes de las calles en el documental «Septiembre chileno» (1973) del francés Bruno Muel. A diferencia de ustedes que filmaron dentro del Cementerio general…
JS.- Es que nosotros estuvimos en la casa de Neruda y el fotógrafo tuvo que salir corriendo al Cementerio general para esperar la llegada del féretro, yo fui caminando junto al embajador Edelstam, al principio eran pocas personas, todos íbamos asustados, pero fueron llegando más personas, las tropas militares estaban medio escondidas al lado de las calles, no sabíamos si los militares pensaban intervenir, cuando llegamos al Cementerio general, alguien comenzó a leer la poesía de Pablo Neruda, otras personas recitaron los poemas que recordaban, después alguien comenzó a cantar La Internacional , se escuchaba muy bajito, pero al final centenares de personas cantaron La Internacional y gritaron: ¡Pablo Neruda presente, ahora y siempre!, me preocupé cuando gritaron: «¡Juventudes Comunistas de Chile! y ¡Partido Comunista de Chile!», pensé que los militares no permitirían las consignas políticas, al salir del Cementerio general terminó mi historia con Pablo Neruda.
MC.- ¿Caminaron junto al embajador Edelstam para sentirse protegidos por su fuero diplomático?
JS.- No recuerdo si otros embajadores fueron al Cementerio, tal vez se presentaron el embajador de Francia ( Pierre de Menthon ) y el embajador de México (Gonzalo Martínez Corbalá). Para el embajador sueco era importante asistir al funeral de Neruda para mostrar su respeto por el poeta y condenar a los militares, Harald Edelstam permaneció en Chile hasta diciembre de 1973 cuando los militares lo declararon «Persona non grata», yo salí el mismo el día de Chile, junto con el embajador sueco. Algunos amigos me avisaron que los militares podrían arrestarme.
MC.- Después del golpe, ¿le pidieron presentar un nuevo trámite migratorio para acreditarlo como corresponsal de la prensa extranjera?
JS.- Yo vivía en Chile, tenía mis documentos en regla, los militares no me pidieron un trámite especial para poder filmar. Volví a Chile un año después (1974) para hacer otro documental, esta vez sí tuve que solicitar un permiso para filmar que me negaron, así que tuve que filmar clandestinamente. De septiembre a diciembre de 1973 envié mis notas a la radio y televisión de Suecia, los militares enfocaron su atención a mi trabajo, cuando salí del país con el embajador Edelstam, allanaron mis oficinas en Santiago, rompieron todo. Salí justo a tiempo, mi esposa y mis hijos se quedaron en Chile, salieron en auto de Santiago a Valparaíso para abordar un barco italiano a Panamá, fueron días muy dramáticos, nos encontramos un mes y medio después en el Canal de Panamá.
MC.- El documental «Santiago. Ciudad violada» (1973) no tiene subtítulos en español, ¿habría alguna posibilidad de traducirlo?
JS.- No existe ninguna copia con subtítulos en español, no había razón para hacerlo, la televisión sueca no tenía interés de hacer una copia en español. Hace dos meses estuve en Santiago, visité el Museo de la Memoria pero no tienen los medios para hacer una copia en español, lo voy a intentar, ahora hay un gran interés por la historia del golpe de Estado.
MC.- Finalmente, ¿participará en las actividades políticas y culturales por el 40 aniversario del golpe de Estado de Pinochet?
JS.- Soy miembro de la directiva de la Fundación Harald Edelstam, nuestra misión es tratar de explicar a los ciudadanos de Suecia: ¿quién fue el embajador Edelstam?, hace un par de días fui entrevistado por mis colegas de la televisión sueca sobre el golpe de Estado y el trabajo humanitario del embajador sueco en 1973. Estoy muy bien conectado con los chilenos y latinoamericanos que viven en Estocolmo, anoche estuve hablando con un grupo de chilenos y uruguayos, hablamos sobre lo que podíamos hacer el 11 de septiembre, formaré parte de los actos con algunos discursos. Lo que pasó en Chile está muy vivo para mí.