En Colombia el régimen se ha venido preparando para su paz, que es al tiempo complementaria con sus formas de dominación, e inherente al carácter capitalista de su clase. El soporte indudablemente de su paz es la guerra de las clases, élites, y sectores dominantes del poder económico, militar y político que no cederán «ni […]
En Colombia el régimen se ha venido preparando para su paz, que es al tiempo complementaria con sus formas de dominación, e inherente al carácter capitalista de su clase.
El soporte indudablemente de su paz es la guerra de las clases, élites, y sectores dominantes del poder económico, militar y político que no cederán «ni un poquito» a las formas de resistencia de las clases subordinadas, ni a sus espacios no institucionales donde se recrea otra paz y otro diferente derecho, que no es el de la guerra, que define al pueblo en resistencia como infractor, terrorista o delincuente, razones para que el derecho burgués los juzgue como tales, por lo menos mientras no les llegue la solución «final», o según el estado criminal, se «rehabiliten» , se rindan , o se declaren , o los declaren «pacificados» , por un régimen narco- terrorista que como para-estado hoy está obligado a «flexibilizar» su posición que no es de paz digna, pero que da un nuevo aliento al modelo criminal de acumulación con el que negocia o propone su paz, que «rapidito» espera ver materializada con el sonoro aplauso imperial, el de los empresarios de la cocaína – el narco -poder-, y sus aliados internacionales que ya esperan un ininterrumpido festín financiero y geo-estratégico para sus «locomotoras», que con otras fracciones del capital aspiran a tomarse todo el territorio, y a la destrucción ya sin insurgencias, de las fuerzas sociales y populares que sin pausa y pese a los planes gubernamentales de exterminio han defendido y seguirán defendiendo con dignidad su riqueza y la justicia social.
Derrotar al pueblo, controlar sus luchas; firmar una paz capitalista para las multinacionales y el paramilitarismo que hoy exigen mayores tasas de acumulación y de rentabilidad es la estrategia del Estado, que con sus bases militares, mercenarios, y con su modelo económico se comprometen ante la comunidad internacional a una nueva paz pero con impunidad y sin arriesgar, – eso si-, la estabilidad de la dominación política de imperio y narco-oligarquía.
Esa paz no la queremos l@s Colombian@s, es inaceptable para NuestraAmérica y para la Humanidad, es una paz que nunca tendrá paz , pues el poder la «edifica» con la guerra intentando engañar a los pueblos del mundo para revertir o derrotar las luchas históricas del pueblo Colombiano que no pueden permanecer como una interminable guerra, y para lo cual la paz que ha de ser no será de indigencia o de indignidad, será de reivindicaciones concretas económicas, sociales y políticas A FAVOR DEL PUEBLO, siendo este el PROTAGONISTA CENTRAL.
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