Los diálogos de paz entre la resistencia campesina revolucionaria y el gobierno oligarquico del señor Santos, que ya completan un año en la ciudad de La Habana, han tenido un hondo impacto en la sociedad colombiana estimulando la presencia multitudinaria de millones de ciudadanos en los espacios públicos para exigir sus derechos y soluciones a […]
Los diálogos de paz entre la resistencia campesina revolucionaria y el gobierno oligarquico del señor Santos, que ya completan un año en la ciudad de La Habana, han tenido un hondo impacto en la sociedad colombiana estimulando la presencia multitudinaria de millones de ciudadanos en los espacios públicos para exigir sus derechos y soluciones a los eternos problemas sociales que ocasionan la pobreza, la miseria, la exclusión y la violencia de las clases dominantes.
Las masas populares, sus organizaciones y liderazgos han avanzado en esta coyuntura histórica para levantar sus pliegos de peticiones y sus demandas. Y han ocurrido varios ciclos de protestas, huelgas, paros, manifestaciones y negociaciones con los representantes del gobierno neoliberal del señor Santos, los mismos que se han caracterizado por la mentira, el engaño, la politiquería y el cinismo.
Al tiempo, y como siempre, Santos ha recurrido a la violencia de los cuerpos policiales como el ESMAD, grupo antidisturbio patrocinado por el Plan Colombia de los Estados Unidos, para reprimir, masacrar, desaparecer y torturar a los manifestantes. Ya van cientos de muertos y lesionados por los miembros de esta maquina de muerte cuya disolución y castigo están pidiendo diversos sectores de la sociedad nacional. Se trata de una policía criminal que resume toda la carga de violencia de los grupos paramiltares y de la soldadesca involucrada en la guerra civil contra la sociedad.
Desde la semana anterior, entre el 10 y 17 de octubre, se han reactivado nuevas movilizaciones populares. Indígenas y estudiantes universitarios han protagonizado acciones en diversos lugares de la nación.
En el departamento del Cauca, los indígenas paeces se han movilizado a lo largo de la carretera Panamericana realizando bloqueos de la carretera central entre Cali y Popayan. Exigen sus derechos a la territorialidad, a la democracia, a su identidad cultural y se oponen a los Tratados de Libre Comercio. Los hijos del Quintín Lame han protagonizado una potente acción en las protestas en curso en los municipios de Mondomo, Pescador, Santander de Quilichao, Piendamó y Tunia.
En el departamento de Risaralda, en los municipios de Irra, Rio Sucio, Viterbo, la Virginia, en Remolinos y otros puntos los indígenas han protagonizado bloqueos y protestas exigiendo el cumplimiento de los pactos y reclamando sus derechos al territorio, a la educación, a la paz y a la salud. Han recibido plomo, atropellos y muerte de parte del ESMAD.
En la Costa Caribe, región donde viven cerca de 15 millones de colombianos, los indigenas Zenú y los Emberá Katios, de igual manera han organizado su presencia combativa en las vias y en los pueblos. Cerca de 5 mil miembros de estas comunidades han realizado marchas entre los municipios de Sampues y Chinu. Se trata de un acto heróico y audaz, pues esta zona sigue bajo el control de los grupos paramilitares que son los ejércitos de los políticos regionales, de reconocidas familias de latifundistas como los Lopez Gomez, los Guerra Tulena, los Garcia Romero, los Manzur, los Feris Chadid, los Dager Chadid y otras que han organizado masacres y actos de violencia contra los campesinos, en épocas recientes, propiciando el desplazamiento de miles de familias. Los indígenas han dado a conocer sus reivindicaciones y proyectan nuevas movilizaciones para los próximos días. Ellos requieren la solidaridad del movimiento popular.
Recientemente casi 4 mil indígenas Zenú se movilizaron en el municipio de Montelibano (Córdoba) contra los atropellos de la multinacional HB, Billiton y su filial en Colombia, la empresa Cerromatoso, que protagoniza desmanes y atropellos contra dichas comunidades. Desde el Ministerio de Minas se ordeno la acción policial y militar contra los manifestantes con el argumento de que se estaban afectando las ganancias de este pulpo minero que causa destrucción y miseria por los daños ecológicos que genera la explotación del ferroniquel.
La movilización popular seguirá en todo el territorio nacional ante la mentira del señor Santos. Los campesinos han denunciado el incumplimiento de los compromisos establecidos y se muestran dispuestos a regresar al combate.
Lo cierto es que el pueblo quiere cambios profundos en toda la sociedad y el estado. Las luchas de emancipación de los colombianos demandan visiones estratégicas que rompan el encuadre de la falsa democracia y del modelo neoliberal extractivista.
Es esa la potencia de La Mesa de Diálogos en Cuba, que con chantajes y presiones temerarias la clase dominante quiere domesticar para hacer prevalecer su modelo político antidemocrático.
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