La paz de Colombia ha de ser desde los verdaderos, y a veces anónimos, transformadores de la sociedad y del pensamiento social, pues solo ell@s han ejercido la verdadera lucha o la acción revolucionaria que pone en cuestión, y desnuda al sistema, al capitalismo, pero no para complacerlo, sino para efectivamente y desde su memoria […]
La paz de Colombia ha de ser desde los verdaderos, y a veces anónimos, transformadores de la sociedad y del pensamiento social, pues solo ell@s han ejercido la verdadera lucha o la acción revolucionaria que pone en cuestión, y desnuda al sistema, al capitalismo, pero no para complacerlo, sino para efectivamente y desde su memoria y sus luchas como protagonistas, crear otra realidad, abrir nuevos caminos, desafíos y metas, pero siempre junto al pueblo.
Esa paz, no es ilusa; tiene memoria, y ésta no será efímera, lleva una fuerza moral, ética y espiritual, tiene unos actores fundamentales, ellos son las grandes mayorías oprimidas, asesinadas y explotadas de la OTRA COLOMBIA, que lleva adelante sus tareas e ideas a su altura, con dignidad, y que parafraseando a Martí, «construye con los sueños de hoy, la ley del mañana».
Ell@s, millares de luchador@s, han sido pensadores del orden del futuro, han sido revolucionari@s, han ido a la práctica y a la lucha concreta, con grandeza y convicción ; para construir un nuevo paradigma, una nueva paz, pero con un proyecto de futuro para el mejoramiento de la patria de Bolívar, de Camilo Torres, y de much@s más, ell@s, l@s revolucionarios , y en un momento de creciente rapiña financiera, genocidio, y de agresiva recolonización del mundo, han sido, son y seguirán siendo el corazón de nuestros pueblos, de nuestras luchas; y no podrán jamás ser despojad@s de su ejemplo profundamente subversivo, esperanzador e inspirador para la paz.
No podrán los medios de comunicación y ni el terrorismo de Estado en Colombia, sepultar o someter al olvido, los sueños de libertad de todo un pueblo, guiado para vencer e imaginar desde sus luchas transformadoras; una paz del tamaño de su sacrificio, y el de miles de Colombian@s confrontados por una clase criminal y la barbarie capitalista.
Así, que para el pueblo colombiano, el hecho de ser revolucionario y luchar sin descanso por desenajenar, humanizar y liberar al hombre y a la mujer, constituyen un acto enaltecedor de su oficio rebelde, como de esperanza para las inmensas multitudes, y que como actor@s conscientes de la historia, han dado el sentido que exige la causa libertaria para el mejoramiento del ser humano, y de la vida social, pero con la herramientas de la conciencia como una fuerza potencial decisiva en la práctica revolucionaria.
En un país de barbarie capitalista, el Estado incapaz por naturaleza, no podrá resolver ninguno de los graves problemas que afectan a las mayorías Nacionales, sus promesas de paz, progreso material y democracia, son falsas, el Estado va hacia el colapso, pero sin embargo aún conserva un enorme poder y lo ejerce vil y violentamente con el propósito de minar los caminos de la paz del pueblo, y para mantener la situación a favor suyo, lo que exige de parte de revolucionari@s y pueblo defender lo conquistado, y profundizar los vínculos solidarios con el pueblo, mantener abiertas las puertas a la continuidad revolucionaria, transmitir siempre todo lo que pueda ser valioso para la paz y la lucha popular, sin traicionar los ideales de todo un pueblo y la vida que hemos vivido, para seguir dando testimonio de la moral y la grandeza de la causa de tod@s, y ser con ello ejemplo de conducta revolucionaria ante el pueblo, los de NuestraAmérica y la humanidad.
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