Buenas noches. Muchas gracias por la invitación. Es un gusto participar en la presentación y debate sobre este libro porque es un libro excelente. Es importante en un momento en el cual Simón Bolívar tiene mala prensa. La derecha está muy enojada con Bolívar porque en los últimos años ya no es un prócer, ni […]
Buenas noches. Muchas gracias por la invitación. Es un gusto participar en la presentación y debate sobre este libro porque es un libro excelente. Es importante en un momento en el cual Simón Bolívar tiene mala prensa. La derecha está muy enojada con Bolívar porque en los últimos años ya no es un prócer, ni una estatua o una figura escolar sino que Bolívar ha sido rescatado como un fundador de la unidad latinoamericana y por lo tanto cualquier libro que analice a fondo a Bolívar es un libro oportuno e importante, con el añadido de que aquí no estamos ante cualquier libro sobre Bolívar.
Yo creo que estamos ante una gran obra teórica y política porque está centrada en el análisis de la historia concebida como lucha social y Bolívar es visto desde ese ángulo. El análisis que tenemos en este libro intenta ver a Bolívar como ejemplo de lucha, como brújula de proyectos liberadores y por lo tanto analiza la historia de tal forma que nos permita buscar nuestras raíces, madurar la conciencia de clase, encontrar continuidades entre la lucha de hoy y la lucha de ayer, forjar identidades colectivas y -como señala Néstor Kohan- avanzar en la recuperación de la autoestima popular.
Por lo tanto este libro sobre Simón Bolívar es una obra donde la historia está vista como historia de la lucha de clases y nos permite abordar la historia desde el ángulo de los oprimidos. Con esta mirada, con este enfoque, con esta visión se recorre toda la historia. La independencia como una lucha social donde vemos el poder colonial, el poder de las elites criollas y las mayorías excluidas. El libro está estructurado sobre un relato donde vamos viendo a lo largo de toda una historia los momentos de convergencia de los oprimidos con las elites y los momentos de divergencia entre estos sectores. Néstor relata muy bien la primera etapa jacobina de la independencia: Moreno, Belgrano, Monteagudo… Hace un interesante paralelo entre lo ocurrido en el Río de la Plata y la Gran Colombia y luego la segunda etapa. Aquella etapa de la independencia, la de la guerra social y colonial. Bolívar apelando a la doctrina del pueblo en armas, el «contagio» de Haití, la decisión de liberar a los esclavos, el sostén de sus luchas en los llaneros, en los montoneros, en las fuerzas plebeyas, la convergencia con San Martín, su oposición a las oligarquías sudamericanas que los traicionaron y los abandonaron.
Por lo tanto este libro sobre Simón Bolívar ve este proceso desde el ángulo de la lucha social. Recorriendo la historia de la independencia latinoamericana constituye un gran libro de polémicas con la historiografía oficial que ignoró o impugnó a Bolívar.
Y si el libro fuera esto, solamente lo que acabo de describir hasta ahora, ya sería un libro magistral, ya sería un instrumento de lucha, ya sería un libro militante, ya sería una obra para el debate político.
Pero yo creo que el libro de Néstor Kohan tiene un agregado adicional, importante para nosotros. Y cuando digo «nosotros» me refiero a nosotros los marxistas.
Hay una segunda lectura, un segundo nivel analítico, mucho más detallado, mucho más complejo, que nos sirve para la elaboración propia de quienes formamos parte del pensamiento marxista.
Y esto sucede porque -como señala Néstor- Bolívar es un «problema» para los marxistas. No es un tema sencillo para los marxistas, desde el momento en que Marx escribió aquel famoso texto sobre Bolívar más que polemizando, yo diría caricaturizando a Bolívar. Marx escribió una burla de Bolívar. Y a partir de allí Bolívar fue un tema controvertido para la historia del marxismo. Hubo un desencuentro entre Marx y Bolívar.
Néstor ha trabajado este tema en libros anteriores (Marx en su (Tercer) mundo; Nuestro Marx), principalmente las causas de ese desencuentro. Yo agregaría a las que explica Néstor otra más, el contexto en el cual Marx veía América Latina. Esto lo descubrió Álvaro García Linera [Bolivia, 1962]. Marx escribe su texto sobre Bolívar cuando el bolivarianismo ya está en reflujo, cuando hay una victoria conservadora, cuando triunfa la contrarrevolución sobre la revolución. Por lo tanto habría que fijarse en el escenario latinoamericano que no es ese escenario que tuvo Marx en Irlanda, en la India, en Turquía, en China, donde se replantea el problema nacional pero viendo un contexto de sujetos nacionales sublevados. También el desencuentro de Marx con Bolívar obedece a causas teóricas. El Marx que escribe sobre Bolívar es un Marx más centrado en la lógica objetiva de la acumulación que en la lógica de la lucha de clases. Pero lo interesante del «Bolívar» de Marx es que cuando este contexto cambió y la lucha plena de América latina resurgió ante los ojos de Marx -hablo del México de Benito Juárez- Marx no dudó un segundo en elogiar a Benito Juárez y en reivindicar la lucha nacional latinoamericana.
Por lo tanto este libro de Néstor Kohan retorna a esta problemática. Vuelve de hecho, con nuevos argumentos, y nos lleva a que profundicemos nuestro reencuentro de Marx con América latina. Néstor lo hace desde un marxismo bolivariano, desde un marxismo latinoamericano, que está en polémica con otros tres tipos de marxismo.
En primer lugar está en polémica con el marxismo liberal. Esto es explícito. Este es un libro contrapuesto al marxismo eurocéntrico, al marxismo mitrista [defensor del general Bartolomé Mitre], que denigró y denigra a Bolívar. Aunque hoy ya no es marxista, el representante caricaturesco de este pensamiento es Juan José Sebreli [Buenos Aires, 1930], quien continúa denigrando a Bolívar y sigue imaginando un Marx librecambista, un Marx procolonialista, aunque Sebreli lo hace hoy en día desde las filas políticas de la derecha neoliberal. Este es un libro que polemiza con otros matices de ese marxismo mitrista.
En segundo lugar, esta obra polemiza con el marxismo nacionalista, que tuvo en la figura de Jorge Abelardo Ramos [Buenos Aires, 1921-1994] un primer intento de fusionar bolivarismo y marxismo. Hay muchos que están en deuda con ese primer Abelardo Ramos. En ese primer Abelardo Ramos hubo muchas intuiciones interesantes de fusión de Bolívar con Marx aunque muy rápidamente Abelardo Ramos pasó a ser el Abelardo Ramos que conocimos nosotros, una figura que en lugar de fusionar bolivarismo con marxismo comenzó, primero, a distanciarse del marxismo, luego a denigrar al marxismo y finalmente a terminar en un chauvinismo patriotero anticomunista, abiertamente antimarxista.
En tercer lugar hay una polémica más sutil, más compleja, en la forma en que Néstor aborda el problema. Quisiera mencionar a una escuela, una tercera escuela, que en el libro no está explicitada pero que yo la voy a explicitar. Se trata del marxismo dogmático. Esta escuela, más que condenar a Bolívar, siempre lo vio como un «bonapartista fallido» y siempre imaginó la historia del siglo XIX como la historia de sujetos pasivos condenados a la derrota y sin actuar como sujetos reales en el proceso histórico.
José Aricó [1931-1991] plantea el libro clásico de Marx y América latina [1980], aquel libro que en los últimos treinta años condujo a generaciones de historiadores a estudiar el problema de Marx y América latina a partir de Aricó, quien fue una gran figura historiográfica. Hizo importantes aportes a la comprensión del problema pero todavía no hemos hecho la crítica a José Aricó. Le hemos hecho la crítica a Abelardo Ramos, a Juan José Sebreli, podemos discutir a Milcíades Peña [1933-1965], pero todavía no está hecho el debate con José Aricó. No me refiero al Aricó alfonsinista o socialdemócrata. No es ese el problema que estamos discutiendo hoy. No, no es ese nuestro tema. El problema es la formulación teórica que hizo José Aricó. Yo creo que la clave está en este libro de Néstor Kohan. Porque este libro, convergiendo en muchos aspectos y elementos comunes con Aricó, tiene una mirada desde otro lado que la que tiene Aricó. Aricó estudia el problema de América Latina del siglo XIX desde arriba. Estudia América Latina como una frustración de un proyecto histórico porque América Latina no tuvo un sólido Estado continental construido desde arriba. Aricó se preocupa por esa construcción desde arriba. ¿Qué falló en las elites? ¿Qué falló en las clases dominantes? Y ¿qué tuvieron de bueno esas elites y esas clases dominantes? Incluso cuando Aricó rescata muchos elementos de Hegel contra Marx es porque sugiere lo siguiente: «Mira, se podría haber hecho una construcción que vos, Karl Marx, no viste, a partir de un Estado continental».
Yo creo que el mérito que tiene la mirada de Néstor es que este libro precisamente no va por ese lado, no va por esa pista. No sigue un camino que no nos lleva a una buena comprensión de la historia… En vez de preocuparse tanto acerca de porqué fallaron las revoluciones pasivas, la obra de Néstor se preocupa acerca de qué pasó con las revoluciones de abajo. Este libro hace lo que se denomina la historia desde abajo: el análisis historiográfico de la historia popular. Comprender, analizar, estudiar la problemática de cómo se estructuró América latina, sus problemas, sus contradicciones. Eso es un diagnóstico, es una comprensión, es un análisis. La óptica de este libro sobre Simón Bolívar y nuestra independencia no está centrada solo en eso, sino que está centrada en la lucha popular y en la construcción desde abajo.
En eso -es un texto poco conocido y muy reciente- hay un punto en común con la crítica que le hizo García Linera a José Aricó. Cuando García Linera estaba en la cárcel escribió un artículo crítico de Aricó y ahí intuyó el problema de Aricó. Dijo lo siguiente: «es interesante su mirada sobre Bolívar y Marx pero el problema de Aricó es que no está situado en la lucha popular». Yo creo que el libro de Néstor tiene un mérito incluso frente a García Linera porque no deduce una crítica a Bolívar o una desvalorización del proceso independentista de América latina a partir de la revisión del problema.
Entonces me parece que estamos frente a un gran libro, un texto importante para los marxistas. Yo lo generalizaría.
Esta problemática la llevaría a un plano de conclusiones historiográficas más general. En mi opinión la historia marxista de la segunda mitad del siglo XX estuvo trabada por un falso problema. Libros como éste empiezan a aliviarnos, nos empiezan a sacar de la trampa de un falso problema.
La historiografía marxista clásica, desde los años ’50, ’60, ’70, en todas sus vertientes, la pregunta que quería responder es «¿Cuáles eran las fuerzas que desarrollaban las fuerzas productivas y cuáles eran los liderazgos políticos que permitían un desarrollo de las fuerzas productivas?». Entonces se miraba el pasado diciendo «¿Quién fue el sector progresista?». Esa era su preocupación. Qué sector económico y qué líder político. Esa era la problemática que quería resolver.
¿Cómo la resolvía? Bueno, el marxismo liberal, mitrista, sostenía que los que desarrollan las fuerzas productivas son los que forman parte de la línea de Bernardino Rivadavia, Bartolomé Mitre, el librecambismo, las elites cosmopolitas. El marxismo más nacionalista decía que no, todo lo contrario, los que desarrollan las fuerzas productivas son los proteccionistas, los que levantan aranceles. Había una tercera visión, la dogmática, que sostenía que en realidad nadie va a desarrollar las fuerzas productivas porque no se pueden desarrollar esas fuerzas productivas. Ya hay un destino premeditado de América Latina. América Latina no puede desarrollar las fuerzas productivas porque no tiene una burguesía industrial.
Ese era el debate: (a) Lo desarrolla el comercio. (b) Lo desarrolla el Estado vía la protección. (c) No lo puede desarrollar nadie.
Esta es una discusión que vista hoy, madurada desde hoy, es una discusión estéril. No conduce absolutamente a nada. Como tiene mal formulada la pregunta, esta discusión sólo conduce a evaluaciones especulativas y a razonamientos completamente contra fácticos por la sencilla razón de que no se puede encontrar ninguna regla por donde se habrían desarrollado las fuerzas productivas. Es decir que se plantea una pregunta que está mal, es hipotética, no tiene respuesta pero además es imposible encontrar la respuesta siguiendo un hilo coherente.
En Inglaterra, en Holanda y en Francia hubo capitalismo avanzado con revolución burguesa; en Alemania y Japón hubo capitalismo avanzado sin revolución burguesa. En Estados Unidos el norte triunfó sobre el sur y hubo capitalismo avanzado pero hubo capitalismo avanzado no sólo porque el norte derrotó al sur sino también porque el norte derrotó a los pueblos del norte y del sur. No hay una regla que nos permita explicar cómo, cual es la guía que nos llevó al desarrollo de las fuerzas productivas. Y trasladado a América Latina la pregunta tampoco tiene respuesta. Si uno quiere buscar cual fue la regla no la va a encontrar.
En Haití hubo una revolución triunfante, la más radical, y después hubo regresión de las fuerzas productivas. En Brasil no hubo revolución, al contrario, hubo esclavitud hasta más allá de la mitad del siglo XIX y hubo desarrollo intermedio. En México hubo una revolución radical derrotada, con Morelos primero, y después con Benito Juárez y hubo desarrollo económico intermedio. En Ecuador hubo fuertes movimientos liberales y en Perú no y hubo desarrollo periférico en ambos casos.
Es una pregunta que no lleva a nada. No hay reglas. Y la historia no puede reconstruirse de esa forma.
Entonces: ¿Cuál es el mérito de este libro, de esta línea de análisis historiográfico? Yo pienso que su mérito es haber decidido «no me voy a preguntar más eso sino que voy a estudiar otra cosa. No voy a abandonar el análisis de las fuerzas productivas, el estudio de la economía, el análisis de las clases sociales. No, no lo abandono. Hay que hacerlo. Es un problema de estructura. Hay que explicar el carácter periférico de América Latina. Hay que explicar todo eso, sí, sí, sí. Pero en lugar de dar vueltas sobre una pregunta que no tiene respuesta, voy a tomar la historia como un legado de luchas populares. Eso es la historia. La historia que voy a estudiar, la pregunta que me voy a hacer es otra: ¿quién favoreció la construcción de la conciencia social que tiene continuidad de lucha para las nuevas generaciones?».
Hay una corriente historiográfica, marxista internacional, que trabaja en la misma dirección de este libro. Se los conoce como los historiadores marxistas ingleses que en los años ’40, ’50 y ’60 generaron una escuela, comenzaron a avanzar en el estudio de la historia por abajo, y se dijeron «lo que tenemos que estudiar son las experiencias de lucha, las vivencias de lucha, para ver qué aprendemos de ahí. ¡Eso es lo que tenemos que estudiar!».
Yo pienso que este libro sobre Simón Bolívar y nuestra independencia está en ese ámbito, en ese plano y por eso resulta un libro tan importante y tan interesante.
Finalmente, para concluir, la historiografía marxista se ha hecho también otra pregunta contra fáctica que tampoco tiene muchas respuestas: «¿era posible o no el sueño de Bolívar?». Entonces existe una biblioteca entera que dice que sí era posible y otra biblioteca completa que dice que no era posible. La biblioteca de Jorge Abelardo Ramos dice que sí era posible, que se podía, porque hay ejemplos. Brasil, por caso, demuestra que si se pudo hacer Brasil se podría haber hecho algo similar a escala de América hispana. Ese podría ser un argumento. Existe otra biblioteca, la de José Carlos Chiaramonte, que sostiene que no era posible, que eso era una utopía, no había condiciones, etc. Todo eso es un debate contra fáctico. ¿Era posible o no el sueño de Bolívar? ¿Era factible o no? De nuevo es un tipo de razonamiento que no conduce ni a resolver problemas historiográficos ni a dotarnos de elementos para la comprensión de nuestro pasado.
Lo importante no es si era posible o no lo era. ¡Lo importante es qué nos dejó a nosotros! Logrado o no logrado, se hizo o no se hizo… ¿qué nos dejó?
Pues nos dejó un ideal inconcluso de las luchas sociales y las guerras de independencia que se continúa hoy en día a través de diversos proyectos. Por ejemplo el proyecto bolivariano del ALBA. Aquellas luchas e ideales nos dejaron estos proyectos actuales y futuros. Nos dejó una historia donde el ideal latinoamericano es un ideal que comienza con Simón Bolívar, que está presente con José de San Martín, etc.etc, que tiene elementos con Ugarte, etc., etc., que tiene continuidades en América latina. Cada vez que América latina tiene que resistir al colonialismo y al neocolonialismo reaparece la necesidad de la unificación.
¡En la lucha! Es la lucha de Sandino, es la lucha de Farabundo Martí, es la lucha de la revolución mexicana, etc., etc. Esa es la continuidad que a nosotros nos interesa. La continuidad de la lucha.
Esa continuidad tiene un legado si se aborda la historiografía de los de abajo, como una historiografía social, como una historiografía militante.
Por lo tanto, mi conclusión teórica y metodológica es que estamos ante un gran libro. Ojalá que se difunda. Muchas gracias.
Buenos Aires, 21 de octubre 2013
* Claudio Katz (profesor titular de la Universidad de Buenos Aires, investigador del CONICET, integrante del colectivo «Economistas de Izquierda»).
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