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La disputa inter-oligárquica por el poder del Estado

Dietéticos y mermelados

Fuentes: Rebelión

El debate electoral actual se caracteriza por dos circunstancias socio-políticas, dinamizadas a partir de la apertura del proceso paz de la Habana, que obligó a la sociedad a discutir profundos problemas que yacían en su base desde hacía siglos: Una, la creciente y sostenida movilización social y popular contra el atraso latifundista de la tierra, […]


El debate electoral actual se caracteriza por dos circunstancias socio-políticas, dinamizadas a partir de la apertura del proceso paz de la Habana, que obligó a la sociedad a discutir profundos problemas que yacían en su base desde hacía siglos:

Una, la creciente y sostenida movilización social y popular contra el atraso latifundista de la tierra, su extranjerización Neoliberal a través de los TLC y las locomotoras agro-mineras, y, por las libertades y garantías democráticas plenas; que ha puesto en el centro de la escena política un conjunto de clases dominadas antes apabulladas y aterrorizadas, pero con gran proyección futura de Poder Constituyente.

Y dos, la descomposición acelerada del «unanimismo oligárquico», entendido este como un tradicional y centenario pacto bipartidista y militar de las diversas fracciones de la clase dominante apoyado en el ejército triunfante y reestructurado, con el fin de repartirse el botín del Estado hoy llamado mermelada, que fuera pactado después de cada una de las 9 guerras civiles del siglo XIX y sus continuaciones en Siglo XX, tal como lo confirmó fehacientemente Fernando Guillén Martínez (1). Y cuyo paradigma fue el pacto del Frente Nacional entre Lleras Camargo y Laureano Gómez en 1957 y su parodia más reciente, la Unidad Nacional conformada por Santos al inicio de su gobierno.

La pugna de intereses entre la fracción liderada por Uribe Vélez, nucleada alrededor del militarismo guerrerista colombiano, del cual se desprendió inicialmente Santos para conformar su propio grupo de intereses; ahora se ha ampliado más, abarcando otros sectores e induciendo aún más la descomposición de la clase dominante con sus rivalidades mezquinas.

Ya no es solo Uribe Vélez y sus militares liderados por el general Mantilla, contra Santos y el grupo del minguerra Pinzón, sino que la pugna se ha ampliado al partido conservador, segundo pie institucional del tradicional pacto bipartidista colombiano.

La alianza del militarismo oligárquico entre Pastrana y Uribe Vélez contra el proceso de paz de la Habana, y para imponer en la pasada convención conservadora con métodos fascistas a Marta Lucia Ramírez, una de sus marchantas personales, con el fin de que encabezara una típica campaña colombiana entre «dietéticos» de la base contra los ministros y parlamentarios «mermelados» en el gobierno, así lo demuestra.

Uribe Vélez además de tener ya dos candidatos presidenciales, el pelele Zuluaga y Marta Lucía, con dos fuerzas políticas separadas que se sustentan en los poderes fácticos de Colombia, sigue conspirando en las tinieblas para lograr la candidatura presidencial de Peñalosa, político proclive a Uribe en el partido llamado Verde; con lo cual la disputa y la contradicción inter-oligárquica Santos-Uribe descenderá y se ampliará a un partido que dice llamarse de Izquierda, y a una posible alianza presidencia entre el Uribe-Centro Democrático, el partido Conservador y, la Alianza Verde. ¡Quien lo creyera! Dizque Uribe Vélez está derrotado

Entonces tenemos que: no es solamente la encarnizada resistencia hecha por el militarismo colombiano a los diálogos de paz de la Habana, sino que también ha aflorado a la luz pública y se le ha agregado otro elemento a la disputa o reyerta interna (antes velado) en la tradicional lucha inter-oligárquica por el Poder dominante, como es la repartición centenaria del botín del Estado o «mermelada».

Con lo cual se confirma aún más la esencia de la consigna popular de Paz con Justicia social, Democracia plena y Soberanía, como centro de la lucha popular hacia el futuro.

NOTAS:

(1) Guillén Martínez Fernando. El Poder Político en Colombia. Ed Planeta.1996. Bogotá

(*) Alberto Pinzón Sánchez es médico y antropólogo colombiano

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.