El vocero de las FARC-EP Andrés París inició sus declaraciones este 8 de abril respondiendo a una pregunta sustanciosa: ¿Cómo creen ustedes que ha afectado el proceso electoral La Mesa de Diálogos? Según nuestro delegado de Paz, el paralelismo del proceso de paz y el proceso electoral ha demostrado un impacto profundo y, a la […]
Según nuestro delegado de Paz, el paralelismo del proceso de paz y el proceso electoral ha demostrado un impacto profundo y, a la vez, la vigencia de la lucha por la paz en Colombia. Resaltó que el deseo para lograr la paz es tan fuerte que hay solo un candidato presidencial quien se abstiene de levantar la bandera de la paz en su campaña electoral. Lo llamó «candidato marioneta» y no nos queda duda quién es el marioneta y quién el titiritero (ver imagen).
Además, queda demostrado el oportunismo político de este candidato, quien – cuando se dio cuenta del apoyo multitudinario a la paz por parte de los colombianos – cambió su discurso. Ya no va a cerrar el proceso de paz apenas gane las elecciones, porque con esas declaraciones pierde puntos en las encuestas. Ahora «está pidiendo cárcel para las partes que estamos sentadas en La Mesa de La Habana. Hay que señalar, y lo podemos decir con toda seguridad, que nunca un proceso de paz ha terminado con cárcel para los protagonistas, los constructores de la paz», afirmó París.
El Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, hizo unas declaraciones tajantes en la universidad de Harvard en cuanto a los procedimientos jurídicos del proceso de paz. Dijo, según los medios, que definitivamente no habrían amnistías generales en este proceso de paz, pero que sí se aplicarían castigos.
El vocero insurgente, diciendo verdades entre chiste y chance, replicó: «Quisiéramos un escenario como el de Harvard para polemizar y e intercambiar concepciones con distintos voceros y representantes».
En tono más grave, aclaró que las FARC-EP no van a entrar en polémica con uno de los más importantes representantes de La Mesa por parte del gobierno; obviamente, no es el espacio adecuado para hacerlo. Añadió, como comentario general, que la paz necesita de salidas políticas, no de obstáculos jurídicos con posibilidades de convertirse en murallas insalvables que no dejen firmar la paz. Esto, sin negar la evidente necesidad de algún marco jurídico que debe ser acordado de manera bilateral, como hemos afirmado ya un sinnúmero de veces.
Se preguntó sobre la muerte de un subcomandante en una estación de policía en Buenos aires (Norte del departamento de Cauca el pasado lunes 7 de abril). Andrés París dejó en claro que todos estos episodios del orden público deben solucionarse a través de mecanismos conjuntos entre FARC-EP y gobierno. Se refiere al tratado para la regularización de la guerra, propuesto por la insurgencia para aliviar las consecuencias del conflicto para la población civil. En tal Tratado, se podrían establecer normas para tratar todos los asuntos que tengan que ver con orden público.
Debe quedar claro, sin embargo, que para la guerrilla un Tratado para la Regularización de la Guerra es un Plan B. En primer lugar se plantea un cese al fuego bilateral, que abriría unas posibilidades enormes para procedimientos concretos de todo tipo sobre el terreno. La paz no se concreta con firmas, palabras o promesas, aunque éstas sean un primer paso. La paz se define con gestos reales, dando pasos firmes, sin prisa ni pausa.
Finalmente, afirmó que un acuerdo sobre el primer sub-punto del item «Solución al problema de drogas ilícitas» está cerca, que trata la substitución de los cultivos de uso ilítico. Quedarían faltando dos sub-puntos más, que son el consumo y el narcotráfico. Sin embargo, se prevee que los dos últimos sub-puntos serán de menos demora, ya que parte de ellos ha sido discutido e incluso evacuado durante el debate inicial de este ítem.
Como comentario final, en lo que pareció una recomendación a los candidatos para la presidencia de Colombia, dijo que ojalá la construcción de la paz fuera una política de Estado, no una política de uno u otro partido político que tenga intereses electorales. En otras palabras, concluyendo, la construcción de la paz no puede ser una táctica; debe ser una estrategia y poner su sello imborrable en las mentes y corazones de los colombianos.