Víctimas del Ejército colombiano el 9 de abril de 1948 en Bogotá (…) «¿Excluye la dialéctica materialista las causas externas? No. La dialéctica materialista considera que las causas externas constituyen la condición del cambio, y las causas internas, su base, y que aquéllas actúan a través de éstas: A una temperatura adecuada, un huevo se […]
Víctimas del Ejército colombiano el 9 de abril de 1948 en Bogotá
(…) «¿Excluye la dialéctica materialista las causas externas? No. La dialéctica materialista considera que las causas externas constituyen la condición del cambio, y las causas internas, su base, y que aquéllas actúan a través de éstas: A una temperatura adecuada, un huevo se transforma en pollo, pero ninguna temperatura puede transformar una piedra en pollo, porque sus bases son diferentes»…
(Sobre la Contradicción, 1937)
Así filosofando explicaba el presidente Mao Tse Tung a sus camaradas, mayoritariamente campesinos, la concepción materialista de la dialéctica, el sistema de contradicciones y el desarrollo de las cosas; exponiéndoles de manera rústica la relación entre las contradicciones internas y su relación con las contradicciones externas en el desarrollo de todos los fenómenos, incluidos los sociales.
Esta idea simple llegó a la Universidad Nacional de Colombia en 1967, impresa en el papel de arroz de lujo con el que venían las obras escogidas del gran timonel rojo, al calor de la «revolución cultural» iniciada un año atrás en Pekín, e impactó seriamente a varios investigadores sociales e historiadores quienes la acogieron para sus investigaciones, de tal manera que la tradicional y colonial dicotomía escolástica, que se traía, de lo interior y exterior, se siguió conservando con algunos retoques nuevos.
A partir de entonces hubo quienes se especializaron metodológicamente en el análisis interno de los hechos históricos (el huevo embrionado) o en los factores externos (temperatura y tiempo de incubación) que hubieran podido influir sobre el embrión para generar el pollo. Bastaba simplemente citar tangencial a lo uno o a lo otro, según fuera el aspecto escogido para su investigación, para que se considerara la investigación como una totalidad.
A fin de cuentas era la opción más fácil de mostrarse, nuevo, revolucionario y marxista, y así fue como uno de los hechos sociales más traumáticos y decisivos de la historia actual colombiana como el llamado «Bogotazo del 9 de abril de 1948»; un hecho interno colombiano pero eminentemente internacional, enmarcado y ejecutado dentro de la guerra fría anticomunista y la campaña de contención a la Unión Soviética desarrollada por las dos potencias imperiales triunfantes en la II guerra mundial, EEUU y Gran Bretaña, rivales geoestratégicos de la influencia soviética en el mundo de la II post guerra; fue perpetuado en la conciencia del pueblo colombiano, mediante más de un centenar de estudios serios sobre este acontecimiento, con la versión dicotómica internó-externo creada en las oficinas de Departamento de Estado y del Foreign Office, hábilmente propalada por todos los medios por el gobierno anticomunista de Ospina Pérez y su canciller Laureano Gómez como Verdad Oficial, la que desde su inicio hasta hoy, constituyó una gran mentira anticomunista con la cual pudiesen justificar sus atrocidades posteriores.
De toda esta bibliografía interna-externa producida, talvez se puedan sacar tres obras de valor memorables: 1) El libro del historiador colombo-americano Herbert Braun «Mataron a Gaitán». Universidad Nacional Bogotá. Traducción al castellano de H. Valencia Goekel.1987, escrito por uno de los mejores analistas «internos» del Bogotazo, quien desvirtúa la infamia oligárquica de que J.E Gaitán era un fascista Mussoliniano, y, muy por el contrario trata de llegar profundamente y con amplitud a la «compleja» personalidad del gran dirigente popular y a sus circunstancias.
2) El Libro-testimonial alternativo de Arturo Alape. «El Bogotazo: memorias del olvido». Bogotá. Fundación Universidad Central.1983, quien por razones obvias no pudo llegar a ningún archivo del Departamento de Estado, o del Foreign Office.
3) El libro compilado por Gonzalo Sánchez G, «Grandes Potencias, el 9 de abril y la violencia». Planeta. Bogotá. 2000, donde se presentan interesantes aportes desde el punto de vista estadounidense hacia la verdad de lo acontecido en Colombia aquel 9 de Abril de 1948, por parte de historiadores como Sáenz Rovner y Douglas Osher Sofer, quienes investigaron en archivos directos del gobierno de los EEUU, la CIA y en los informes de sus los agregados militares. Del historiador francés Pierre Gilhodes. De los historiadores colombianos Sandra Jáuregui y Renán Vega Cantor, quienes analizaron archivos oficiales de Francia.
Y del historiador colombiano Gonzalo Sánchez G, actual director del «centro de memoria histórica en Bogotá, quien revisó archivos oficiales de Inglaterra, pero (no se sabe por qué) no pudo llegar hasta a la fuente oficial de los archivos españoles, para investigar la intervención del gobierno anticomunista del dictador Falangista Franco en Colombia, después de que este se convirtiera en un importante aliado anticomunista de los EEUU y de Inglaterra, para develar sus relaciones oficiales con los falangistas del el Partido Conservador colombiano, en la creación del llamado «detectivismo», los posteriores «pájaros godos» y su soporte a toda la sangrienta guerra anti-comunista ulterior; asunto muy diferente a su presentación matizada como una pugna religiosa interna en Colombia contra «el fantasma ideológico de la alianza liberal-comunista-protestante, creado por los jesuitas de la universidad Javeriana, inspirados en la España de Franco» (2).
Para finalizar, y a pesar de que el historiador estadounidense Osher Sofer, citando el extenso informe secreto de 35 páginas enviado el 18 de mayo 1948, a sus superiores, por el coronel Hausman agregado naval de los EEUU en Bogotá, cuando escribe:
«…La teoría más consistente, con base en todos los factores conocidos, es que Roa ejecutó un plan diseñado por una pequeña conspiración de furibundos conservadores posiblemente Laureano Gómez, el coronel Virgilio Barco (director de la Policía) y José Antonio Montalvo, (y de que) todo el mundo, con excepción de los gaitanistas furibundos, parece sentirse contento de que Gaitán se haya ido. Los conservadores consideran que una gran amenaza ha sido erradicada; los liberales moderados lo consideraban tan amenazador para ellos para ellos como lo era para los conservadores; los actuales directivas del partido liberal y miembros del gabinete conservan sus nuevos cargos únicamente debido a que Gaitán dejó de ser un obstáculo»..(1)
No hay ninguna verdad verdadera. No se sabe a ciencia cierta, aún hoy 29.06.2014, quien estuvo (o está) detrás de semejante crimen que generalizó el llamado conflicto interno colombiano. El día en que se produjo el desmoronamiento moral y ético de la sociedad colombiana y se hizo posible su prolongación actual: ¡El día en que se jodió Colombia!
Y tampoco se sabrá realmente nada al respecto, hasta cuando la Agencia Central de Inteligencia, CIA, protagonista esencial de lo ocurrido aquel día en Bogotá, abra sus archivos secretos que guarda celosamente sobre este asunto. Esta apertura de estos archivos, sí que sería una gran contribución del gobierno de los EEUU a la reconciliación de los colombianos.
NOTAS:
(1) Sánchez, Gonzalo. Grandes potencias, el 9 de abril y la violencia. Planeta. Bogotá. 2000. Página 125.
(2) Sánchez, Gonzalo, obra citada. Página 210
(*) Alberto Pinzón Sánchez es médico y antropólogo colombiano
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