Recomiendo:
0

¿A qué vino míster Biden?

Fuentes: Semanario VOZ

No se sabe en qué consiste el respaldo a la paz de Colombia. ¿Será por ejemplo que Estados Unidos dejará salir de la prisión infame a Simón Trinidad para que viaje a La Habana a hacer parte de la delegación de paz de las FARC-EP? Dicen que la visita de Joe Biden, vicepresidente de los […]

No se sabe en qué consiste el respaldo a la paz de Colombia. ¿Será por ejemplo que Estados Unidos dejará salir de la prisión infame a Simón Trinidad para que viaje a La Habana a hacer parte de la delegación de paz de las FARC-EP?

Dicen que la visita de Joe Biden, vicepresidente de los Estados Unidos, la semana pasada a Bogotá, tuvo como propósito recibir información del proceso de paz, analizar el Plan Colombia y otros asuntos de interés común en las relaciones bilaterales.

No hubo un comunicado oficial sobre los temas discutidos y los acuerdos pactados, diferente al anuncio en la prensa de que se iniciaba un proceso de desmonte de la exigencia de visa a los colombianos para ingresar a territorio estadounidense, porque en realidad, aunque estos temas son recíprocos, los gringos llegan a Colombia como Pedro por su casa, igual a los europeos que también le exigen la visa Schengen a los criollos que viajan allende el mar en plan de turismo o de negocios.

La última vez que vino a Colombia míster Biden, el gobierno de Juan Manuel Santos se metió en problemas e inclusive casi echa por la borda el proceso de paz de La Habana. Después de la salida del país del segundo en Washington, el presidente Santos anunció que Colombia solicitaría el ingreso a la OTAN (sin ser un país del Atlántico Norte) y recibió en la Casa de Nariño al entonces candidato presidencial de la oposición venezolana, Henrique Capriles, quien con el apoyo de la Casa Blanca llamaba a derrocar el gobierno legítimo bolivariano. Los dos hechos enturbiaron las relaciones con los países de Unasur, en el caso del ingreso a la OTAN, y casi lleva a la ruptura de relaciones con Miraflores en Caracas.

Santos corrigió lo de la OTAN y aclaró que sería un acuerdo de cooperación. Sin embargo, la semana pasada, la Cámara de Representantes negó en segundo debate el acuerdo para convertir a Colombia en aliado estratégico de esa organización militar. No obstante, nadie entendió cuál era la utilidad del frustrado acuerdo, diferente a involucrar al pacto militar intervencionista en el conflicto interno y abrirle la puerta para la presencia en América Latina. La OTAN es un pacto militar y agresivo. Las relaciones con ella no son para beneficio económico sino para la cooperación militar en los parámetros intervencionistas y agresivos que tiene.

El tiempo se encargó de sanar las heridas con el vecino hermano, que tanto ha hecho por ayudar a la paz con las insurgencias colombianas.

Ahora parece ser que la visita de Biden fue más discreta. Los medios destacan lo del «inicio del desmonte de la visa» y un supuesto respaldo a los diálogos de paz con la guerrilla. En el pasado Barack Obama no había querido para nada comprometerse con el tema. En diciembre de 2012, cuando Juan Manuel Santos se lo comentó a este mandatario en la Cumbre de las Américas, le respondió que ya lo sabía porque la CIA se lo había informado, pero como estaban en elecciones en EEUU el tema no podía mencionarlo porque no le representaba apoyo en Miami y en otros sectores de la comunidad latina.

Entonces no se sabe en qué consiste el respaldo a la paz de Colombia. ¿Será por ejemplo que Estados Unidos dejará salir de la prisión infame a Simón Trinidad para que viaje a La Habana a hacer parte de la delegación de paz de las FARC-EP? En el centro de la discusión estuvo el Plan Colombia, contrainsurgente e intervencionista y que no significa, si se dio algún paso adelante en este moribundo esperpento, un aporte a la paz de Colombia.

Estados Unidos tiene una enorme deuda histórica con este país. Nunca ayudó a causas altruistas. Siempre ha estado presente en toda acción terrorista del Estado. Desde cuando desmembró a Colombia a comienzos del siglo XX, pasando por la masacre de las Bananeras, el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, la agresión a Marquetalia y a otras regiones agrarias, el genocidio de la Unión Patriótica y el Plan Colombia, instrumento de guerra y represión popular, para solo citar algunos ejemplos.

Respaldar la paz es ponerle fin a la ayuda militar, al Plan Colombia, a la intervención, a la presencia en las bases militares a lo largo y ancho del país, a la extradición, a las fumigaciones en el campo, a la acción provocadora de la CIA, el FBI y la DEA en el territorio patrio. La oligarquía colombiana, con indignidad, ha permitido la violación de la soberanía nacional y la abusiva y grosera presencia de Estados Unidos cuyos agentes deciden por las autoridades colombianas.

Se fue Biden y Santos partió a Brasilia a ver el partido de fútbol de Colombia y Costa de Marfil, luego salió para México a la Cumbre de la Alianza del Pacífico, eje neoliberal para contrarrestar al ALBA, a la Celac y a Unasur, que son pilares del antineoliberalismo y contra la intervención yanqui en el continente. No se sabe aún si el presidente Santos fue a hacerle algún mandado a la Casa Blanca. Que se explique bien a qué vino Biden a Bogotá, porque esas visitas siempre generan dificultades en Colombia.

Fuente: http://www.pacocol.org/index.php/noticias/10019-a-que-vino-mister-biden