Hemos visto promisorias e inéditas movilizaciones en estos meses. Cuando ello se da, se siente que son factibles los cambios.
Veamos cómo evolucionan y se mueven en este 2020 las tendencias básicas que vienen de atrás en el campo popular y cuáles son las perspectivas para el momento actual.
Lo que viene
Refresquemos los antecedentes más inmediatos de esas tendencias en lo referente a la opinión y la movilización de masas.
1. En el 2018, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, una corriente diversa, de centro izquierda, favorable a cambios y a salidas de paz, logró un significativo e inédito respaldo electoral, alcanzando un 42 por ciento de la votación, porcentaje nunca antes visto en la historia del país para una propuesta diferente a las del establecimiento. Ello mostraba un sentimiento y unas expectativas de cambio en amplios sectores de la población e indicaba nuevas realidades en Colombia.
2. Desde el 2016 se han dado importantes y masivas movilizaciones en torno a la paz, entre otras las que se presentaron en Bogotá y otras ciudades en octubre del 2016, una vez conocidos los resultados del plebiscito. Pero también se dieron grandes concentraciones de masas por la vida y en contra del genocidio a líderes y lideresas sociales. La más grande, la de julio del año pasado, 2019, convocada por Defendamos la Paz, realizada en Bogotá y otras ciudades del país.
3. Desde el 2010 nos encontramos en un ciclo de ascenso de la protesta y la movilización social. Esta tendencia al ascenso de la lucha social se volvió a reiterar en el último trimestre del 2018, cuando se presentaron sucesivas y masivas concentraciones estudiantiles, ampliadas en ocasiones con otros sectores poblacionales en Bogotá y otras ciudades capitales.
4. El año pasado, 2019, asistimos en el país, a la más grande, extensa y continuada movilización de masas de los últimos 40 años, la que se desató desde el Paro Nacional del 21 de Noviembre y se mantuvo por varias semanas, reiterándose así la tendencia hacia el ascenso del ciclo de las luchas sociales de la última década.
Lo que sigue como tendencia
En este 2020, tiende a mantenerse la dinámica de lucha social que se desato a fines del 2019. Actualmente está convocado un nuevo Paro Nacional para el 25 de marzo y se habla de nuevas convocatorias para los meses siguientes. El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se manifestará masivamente, fortaleciendo con ello el ambiente de protesta y la opinión favorable a la misma. Igualmente se trabaja por una buena presencia de masas en las programaciones del 16 de marzo por la defensa del páramo de Santurbán y para junio se está planteando un Paro Nacional Ambiental.
Si bien la tendencia para los próximos meses, es la continuidad del ambiente de masas, de movilización y de calle que se ha presentado desde el 21 de noviembre de 2019, hay varios factores que van a incidir en sus alcances.
Veamos algunos de ellos:
Candidaturas:
La puja por las candidaturas presidenciales en los sectores de centro derecha y de centro izquierda (Fajardo, Petro, Robledo, DLP) está incidiendo negativamente en la confluencia y la unidad de la oposición frente al gobierno, también en las perspectivas de la movilización y en el respaldo a la misma.
Nuevas Alcaldías:
La conquista de varias Alcaldías por sectores independientes o no articulados a los partidos tradicionales, no está sirviendo, al menos en algunos casos, para estimular la oposición al gobierno y la protesta en las calles. Sino por el contrario para atacarla y bloquearla, ello se está presentando principalmente en Bogotá y Medellín, con Claudia López y Daniel Quintero.
El gobierno:
Otro factor que incidirá será la situación de la contraparte, es decir del bloque dominante y más concretamente del gobierno de Iván Duque, quien mantiene las mismas dificultades de los meses anteriores y un mayor rechazo de la opinión pública. A fines del mes pasado la desaprobación de su gobierno alcanzó el 71 por ciento y su aceptabilidad sólo llegó al 23 por ciento, según la encuesta de Gallup.
La tendencia dominante es que se acrecienten y no a que se resuelvan las dificultades de este gobierno, especialmente si concurren varios factores, entre ellos la continuidad de la movilización social, la permanencia y firmeza del bloque parlamentario de oposición, la continuidad de la incidencia lograda por este sector el año pasado en los forcejeos legislativos y la separación de la coalición del gobierno por parte del Partido Liberal, los sectores inconformes del Partido de la U y los de las tendencias más de derecha de los Verdes.
Empezando el año, ingresaron a los ministerios y al bloque de gobierno, Cambio Radical y sectores del Partido de la U. ¿Qué tanto aire le dará ello al gobierno de Duque y que tanto mejorará su gobernabilidad y su fuerza legislativa? Está por verse. Quizá no le den el oxígeno suficiente para revertir la situación que viene.
El asomo de las fracturas
Al menos momentáneamente, se ha deteriorado la confluencia lograda el año pasado y también el apoyo de fuerzas de centro, como es el caso de sectores de los Verdes, de partes de la bancada de oposición y de algunas de las tendencias de Defendamos la Paz.
Se han dado nocivas formas en el tratamiento de las diferencias y las contradicciones que se presentan en la diversidad que se congrega en el campo antiimperialista y popular. En las últimas semanas se ha revertido la tendencia hacia la convergencia que se venía dando en los últimos años, así esta fuese aun débil e incipiente.
Se sabe que hay esfuerzos e iniciativas para restablecer los espacios comunes y la acción conjunta y que ello afortunadamente puede prosperar y entregar buenas noticias, dejando atrás estos nubarrones, cuya responsabilidad está principalmente en manos de las corrientes de izquierda y de los sectores más avanzados y fuertes del movimiento social.
Por delante está el reto de ganar nuevas formas y métodos en el tratamiento de las contradicciones que a la vez que faciliten la lucha ideológica, ayuden a construir la convergencia frente al enemigo común.
Una voz de aliento
Los nubarrones enunciados, en especial la persistencia de la división y las fracturas que han aparecido, prenden las alarmas, en tanto que debilitarían la movilización e impedirían nuevos desarrollos en la contienda social y política, frustrando así nuevos momentos en la lucha de clases en Colombia.
Lo que se presentó a fines de enero, ya le está pasando factura a las dinámicas de movilización. Se vio el 20 y 21 de enero pasado, al no lograrse la misma fuerza que en ocasiones anteriores; también se está expresando en la dispersión que se presenta en estos días en la lucha estudiantil.
No obstante, se sabe que persisten los esfuerzos entre las distintas fuerzas y procesos movilizados por ganar de nuevo la confluencia, los espacios comunes y las acciones conjuntas, dando así una voz de aliento, de esperanza y estímulo a la población inconforme que ha salido a las calles. Somos optimistas. Lo que acontezca ahora en marzo de 2020 será un termómetro y perfilará los acontecimientos de los meses venideros.
En este momento de ascenso de la movilización popular y de sectores medios, la izquierda tiene el reto de lograr iniciativa, unidad y visión para conseguir una incidencia real; de lo contrario, las posiciones revolucionarias serán marginales, quedando aisladas o a la cola de las opciones oligárquicas.
Esa incidencia será factible por la participación plena en el movimiento, por la fuerza y el respaldo real que se consiga en las masas del país, por la consecuencia y por la capacidad de confluencia y de alianzas y no por la vociferación, la sectarización o la pretensión de ser la única posición correcta.