Los grandes eventos, desarrollos, en la metrópolis, tienen efectos exponenciales en una colonia como Puerto Rico.
Pensemos en el Titanic. Caos. El barco se hunde. la tripulación corre histérica. Busca la manera de salvar la vida. Ese es el gran proyecto moral: solidaridad para salvar vidas. El capitán intenta dirigir. Algunos en cada lugar del gran barco, se convierten en pequeños capitanes, opinan qué ruta seguir. Hay una estampida. Están fracturados. Algunos escuchan, otros no.
Washington es hoy un caos. Refleja la gran crisis moral, económica, salubrista y política del país. El Partido Demócrata presiona por procesos de residenciamiento. Se prepara para la toma de posesión de Joe Biden, para gobernar, nombrar el gabinete, enfrentar la pandemia mientras atiende su gran conflictiva clientela. El Partido Republicano está fracturado luego de la derrota electoral y la intentona de golpe de estado del 6 de enero. Unos republicanos intentan distanciarse de Trump. Otros lo defienden.
Hay expertos que opinan que terminado el mandato presidencial el 20 de enero no habrá jurisdicción para seguir procesos de residenciamiento. Mientras tanto, el abogado de Qanan Shaman- veterano, el manifestante de los grandes cuernos- dice que su cliente siguió las directrices del Presidente y merece que ese Presidente le otorgue el perdón a él y los sediciosos.
El Partido Republicano está escindido entre sectores adinerados que buscan agendas económicas y sectores supremacistas y fundamentalistas. El liderato republicano intenta madurar líneas políticas en medio de este caos, que garanticen su existencia, reorganización, nuevo liderato, mezcla de tendencias o continuidad.
El 20 de enero termina el periodo presidencial de Donald Trump y comienza el de Joe Biden. Washington parecerá territorio de guerra, inundado de efectivos militares. Los seguidores de Trump insisten en su reclamo de fraude electoral, garantizar su América blanca y amenazan con actos violentos en los 50 estados.
El país está agrietado. Trump obtuvo el respaldo de 74 millones de votos. Cerca del 49%. Biden el otro 51%.
¿Cuáles serán las líneas políticas que se articularán por los dos grandes partidos en los próximos días? ¿Cual es la gran negociación resultante si alguna del bipartidismo norteamericano? En medio de estas tensiones toma fuerza dentro de sus filas que Trump perdone a los que él bajo la “legitimidad” de su presidencia, incitó a actuar. No cabe duda que tiene el poder para indultar. Falta que Trump decida si va a renunciar y para eso necesita que Mike Pence le garantice el indulto. Tal y como hizo Gerard Ford con Richard Nixon. Esas son posibles salidas para los bandos en disputa. Pero en medio del caos no necesariamente hay certidumbre en cómo serán los desenlaces.
Asumamos que Trump perdonara a sus seguidores y luego renuncia y Pence lo indulta. Se generarían muchas discusiones. Unas deben interesar al patriotismo. ¿Que pasará con nuestra prisionera política Ana Belén Montes? ¿O con el prisionero político indígena Leonard Peltier, quien lleva 40 años preso? ¿O con Julián Assange? ¿Surgirá un clamor general para el perdón de presos políticos de minorías? ¿Si Trump perdona a sus sediciosos racistas sin virtud porqué Biden no puede indultar a disidentes virtuosos?
Son días y tiempos de incertidumbre. Lo más sensato es detenerse a reflexionar. El estudio de las realidades concretas exige un juicio lo más completo, con la mayor cantidad de información fidedigna posible, para llegar a conclusiones y líneas de acción acertadas. Pero siempre debe estar como guía de la razón y corazón de todo: un gran proyecto moral solidario, humanista, compasivo, fraternal, igualitario. Hay demasiados asuntos fluidos, grandes fuerzas en disputa, eventos trascendentes acontecidos o por ocurrir.
Los grandes eventos, desarrollos, en la metrópolis, tienen efectos exponenciales en una colonia como Puerto Rico. Lo estamos viendo y lo veremos con mayor claridad según pasen los días. Nuestra particular realidad puertorriqueña se complica en este periodo especial de crisis de deuda, magnificada por la realidad colonial y pandemia. La vacuna contra el Covid está en el imaginario de las masas. Esa realidad objetiva ha producido fragmentación de todas las fuerzas políticas, despiste en la articulación de un proyecto moral colectivo que guíe todo el quehacer, incremento en la conducta inmoral, intolerancia, acosos, difamaciones, y las redes sociales, como otras instituciones, han sido contaminadas por estas perversiones, han perdido sustancia y credibilidad, se convierten en otro pulguero de diversas mercancías. ¿Habrá humildad en las izquierdas de hoy para reconocer sus errores, para meditar cuánto han logrado, qué proyectos individuales y colectivos exitosos ha logrado, cuáles fracasos son atribuibles a sus actos y cuáles al sistema, y sus logros, cuáles han sido sus logros? ¿O estarán como siempre prestas, a lo más fácil, pero que las condena a desaparecer, a acusar a los demás ? ¿Corresponderá a otras generaciones atender con seriedad esas interrogantes? Se están muriendo personajes de generaciones mayores. ¿Se estarán percatando de ello? ¿Se puede cambiar, esos rumbos? Quien no sucumba ante el cinismo y tenga esperanza en que un nuevo proyecto moral colectivo, económico, social y político es posible debería pensar que sí. Lo que ocurre es que los nuevos proyectos morales colectivos, un movimiento contra-cultural y moral mayoritario para gestarse toma mucho tiempo.
José Nicolás Medina Fuentes: Abogado, profesor, escritor de centenares de ensayos, autor del libro La Deuda Odiosa y la descolonización de Puerto Rico (Publicaciones Libre Pensador, 2018), egresado de Harvard, Magna Cum Laude (1987)