Todos los intentos de revocatoria del alcalde de Cali, el señor Jorge Ivan Ospina, han sido organizados y promovidos por distintas variantes de las roscas oligárquicas y politiqueras que por años han ejercido el control del gobierno local.
Razones para sacar del cargo al funcionario hay y de sobra. Se trata de un personaje político incapaz. De un agente de la corrupción. De un pésimo administrador de los asuntos públicos de la tercera ciudad de Colombia, sumida en una crisis sistémica que incluye violencia, hambre, desempleo rampante, narcotráfico, colapso del sistema de transporte masivo e imperio de mafias de todo orden, empezando por las que prevalecen en la alcaldía, el Concejo municipal y el bloque político que representa la región en el plano nacional.
Pero, los flamantes líderes de las revocatorias son encopetados oligarcas que poco tienen que ver con el poderoso movimiento ciudadano y social protagonista de formidables y potentes movilizaciones como la del 28 de abril del 2021, que se tomó varias semanas, con manifestaciones de autogobierno y poder popular, violentamente reprimido por los aparatos policiales, militares y paramilitares con un saldo trágico de asesinados, desparecidos, masacrados y torturados.
Ya está visto que el mecanismo de la revocatoria es un laberinto institucional y legal que no permite concretar soluciones a los fenómenos que golpean a la ciudad. La revocatoria es una herramienta de juegos políticos que le sirve al alcalde y a los promotores de la misma para mantenerse en sus posiciones y engañar a la gente.
Detrás de este nuevo intento de revocatoria están los siguientes nombres de profesionales y empresarios con mucho renombre social.
Esta el médico de la clínica Imbanaco Alfonso Riascos Villegas, cirujano plástico, el ex presidente de Carvajal y de Propal Bernardo Quintero, el industrial Jorge Cajiao Cifuentes, el funcionario de varias multinacionales gringas Carlos Ernesto Morales Muñoz y el profesional Fabio Andrés Orejuela Torres.
Están nombradas personalidades detrás de este comité promotor, el más visible y que tiene experiencia en estas actividades de revocatoria es el ex Alcalde Rodrigo Guerrero Velasco, quien de frente asiste a las reuniones y no oculta su labor.
Conviene señalar que varios de estos individuos fueron los que trajeron a los paramilitares de Carlos Castaño al Valle y a Cali en los años 90 y en la década inicial del siglo XXI.
Los Carvajal, empresarios del cartón y Rodrigo Guerrero, exalcalde de Cali, integrante del núcleo familiar de los Carvajal, organizaron el traslado de los asesinos del Bloque Calima desde Urabá (Vía Choco) y se encargaron de su financiación con el aporte de decenas de seudo empresarios y narcotraficantes del Cartel de Cali. El Bloque Calima fue el ejecutor de horrendos crímenes y masacres, con sus tres divisiones, en Tuluá, Buga, Barragán, Palmira, Cali, Jamundí, Timba, el Naya, Dagua y Buenaventura.
Esas son las fichas que quieren hacer protagonismo político con la crisis de Cali y a los que el movimiento social no les puede hacer el juego.
Por eso, la propuesta que hemos hecho para salir de Ospina y avanzar en la solución de la crisis institucional es organizar y planificar un Gran paro cívico de los días que se necesite e imponer una alternativa democrática que refleje los derechos fundamentales de más de dos millones de ciudadanos.
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