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Sobre la enseñanza de la Historia

Reflexiones a propósito de una buena noticia

Fuentes: Rebelión

Tenemos la buena noticia de que el Taller Nacional de Historia, Marxismo-Leninismo y Educación para la Vida Ciudadana se realizará del 23 al 25 de este mes en la Escuela Superior del Partido Ñico López de La Habana.

La Dirección del Ministerio de Educación Superior que organiza el Taller, ha declarado que un objetivo principal será el socializar de forma eficiente los resultados de investigaciones de las materias que se convocan. Acierto de propuesta porque como hizo el 8vo. Congreso del Partido Comunista de Cuba (abril del 2021) debemos pasar de las constataciones y declaraciones a planes de medidas concretas, a la exigencia de que se cumpla lo ya bien pensado y orientado, y que este hacer se fertilice desde la investigación y la innovación científica.

En la feliz coyuntura del Taller Nacional compartimos algunos de los presupuestos con los que trabaja el proyecto El conocimiento histórico pedagógico en la enseñanza de la Historia de Cuba y América, asociado al Programa nacional de ciencias “Problemas actuales del sistema educativo cubano. Perspectiva de desarrollo”, que coordina el Instituto Central de Ciencias pedagógicas (ICCP).

El proyecto que financia el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), está bajo la responsabilidad del Centro de Estudios Educacionales de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona (UCPEJV), en él participan 17 profesores investigadores de la universidad de base y de otros cuatro centros de la educación superior. Articula la voluntad de dos coauspiciadores principales: La Dirección Provincial de Educación en La Habana, y la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC) en la capital. Sus antecedentes están en el Programa de Apoyo a la Capacitación de Profesores de Historia iniciado por la UNHIC en el 2005. Han colaborado el Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado (CIHSE), el Instituto de Historia de Cuba, la Escuela Superior del Partido Comunista de Cuba “Ñico López” y la Escuela del Partido en La Habana “Capitán Orlando ¨Olo¨ Pantoja Tamayo”. Desde el 2016 se integró al proyecto la Escuela Provincial del Partido en Camagüey «Cándido GonzálezMorales« y el Centro de Estudios de Ciencias de la Educación (CECEDUC) de la Universidad de Camagüey “Ignacio Agramonte Loynaz”. Más de medio centenar de historiadores asociados a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y a la UNHIC en la capital y otras provincias nos han aportado sus saberes.

Tres direcciones problémicas

En la opinión pública predomina el hipercriticismo, y se hace responsable a la escuela, sus directivos, maestros y profesores de las insatisfacciones existentes sobre la enseñanza. En la prensa abundan los enfoques que alimentan esa criticidad que opaca, no se divulga lo que crece y bien se hace. Falta el látigo con el cascabel que recomendaba nuestro José Martí. Falta el estímulo y reconocimiento que merecen quienes si alcanzan resultados de mérito. En este como en otros temas el debate propositivo resulta ser el gran ausente.

No se entiende que la situación problémica alrededor de la Historia, su investigación, conocimiento, enseñanza y promoción refleja retos epocales, y en lo que a Cuba se refiere los desafíos aumentan al enfrentar el país una cruenta guerra cultural e ideológica, en medio de las estrecheces de recursos que provocan el bloqueo y la depresión económica.

A cincuenta años de haber iniciado la hermosa profesión de maestro de Historia, los últimos quince en tareas de investigación y capacitación de profesores en ejercicio, con las experiencias y saberes compartidos por mis colegas, y los estudios diagnósticos realizados en el 2012 y 2017, podemos afirmar que los problemas en la enseñanza de la Historia se despliegan al menos en tres direcciones: Junto con un acumulado de situaciones adversas en el sistema de la educación nacional pesan también variables que están fuera del sistema de la educación. Afectan tópicos no resueltos en las investigaciones sociales e históricas, en el enfoque, las prioridades, la producción e introducción de los resultados historiográficos. A ello se añade la existencia de un amplio conjunto de impactos socioculturales y políticos de incidencia negativa sobre la enseñanza y la formación de la memoria y la conciencia histórica de las nuevas generaciones.

Poseemos un inventario preliminar de 64 variables que en criterio de nuestro estudio diagnóstico, afectan el tema de la historia en el país: Hay debilitamiento con la formación histórica en el seno de las familias, en el sistema de las organizaciones políticas y de masas, falta de financiamiento a la Historia; persiste indolencia en no pocos territorios frente al deterioro de los museos, las colecciones, los monumentos y valores patrimoniales; es insuficiente el tratamiento de la historia en los medios culturales, la prensa y la propaganda… Pero visto todo lo general y particular, quienes tenemos la misión de trabajar en y para la educación debemos detenemos en la escuela y en la universidad, porque si empezamos por ver la responsabilidad o el mejor hacer de otros sujetos implicados, perdemos tiempo para resolver lo que si nos corresponde. Las soluciones que debemos hallar e implementar, por demás, contribuirán a visibilizar no saberes y a educar en la solución de aquello que trasciende el marco del sistema de la educación.

Estado de la enseñanza

Hoy tenemos una situación cualitativa superior para la enseñanza. Constatamos que el Perfeccionamiento en curso en la educación general y la aplicación del Plan de estudios E en la educación superior, han contribuido al fortalecimiento de la propuesta historiográfica y pedagógica de la enseñanza. Lo alcanzado aporta un nuevo escalón para pensar lo que nos falta, y hallar mejores soluciones.

Enfrentamos un nudo complejo de interacciones negativas que tiene por variables principales la no solución de la cobertura docente en la educación general, las aún insuficientes matrículas en las carreras pedagógicas, y las debilidades que se mantienen en la formación y capacitación continua del personal docente. Entre lo que bien se orienta y lo que se hace, persisten prácticas tradicionalistas -bancarias en la definición magistral de Paulo Freire-, no se han logrado erradicar los enfoques de dogma, las politizaciones incultas y las lecturas panfletarias y triunfalistas.

La familia como espacio trascendental de educación debe ser un asunto de la escuela, y tanto mejor si las organizaciones de la comunidad coordinadas acompañan y multiplican.

En el tránsito de planes de estudio en la octava década del siglo pasado, en medio de los retrocesos que se dieron en la enseñanza de la Historia y en la formación de profesores de Historia, se excluyó de la carrera el estudio y ejercicio de la investigación histórica. Y a tono con procesos de similar empobrecimiento que se produjeron al interior de las Ciencias Históricas, se originó en la formación de profesores un divorcio significativo con la evaluación epistemológica y la construcción historiográfica. La clarinada del proceso de rectificación de errores y tendencias negativas (1985-1986) y las atinadas autocríticas producidas en el 4to. Congreso del PCC (1991) sobre el papel de las ciencias sociales cubanas ante la debacle del llamado socialismo real y la crítica al marxismo dogmático de matriz estalinista, no encontraron el mejor espacio de realización frente a las urgencias de la crisis del período especial. Aún a escala de las Ciencias Sociales de la Revolución estamos en debate sobre estos temas cruciales, por lo que existen deudas y consensos por alcanzar que necesariamente repercuten en la enseñanza.

Están presentes por demás un conjunto de herencias negativas cuya solución está en manos de quienes estamos dentro del sistema de la educación: Se forman los maestros de Historia y Filosofía, y los educadores en general, sin que en las universidades y escuelas pedagógicas se estudie la historia de la educación cubana. Tampoco se estudia en profundidad la Filosofía de la Educación. José Martí como pedagogo y filósofo revolucionario de la educación, no es presencia sustancial en nuestros currículos de formación profesoral. Es alentadora la fundación de las cátedras de estudio sobre el pensamiento del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Estamos en la urgencia de concitar el talento existente y el amor al Comandante, en investigaciones que nos aporten a la continuidad martiana, marxista y leninista de la Revolución en la pedagogía cubana.

La tesis que defendemos: ¿Qué hacer?

Frente a la problemática de la enseñanza de la Historia, constatamos que en los últimos 15 años se han defendido en el país más de 300 tesis de doctorado y maestría sobre cómo enseñar Historia. El saber enseñar historia, la actualización y el perfeccionamiento del proceso de enseñanza aprendizaje, será siempre un eje de atención para los docentes, un área permanente de investigación e innovación pedagógica, pero hoy por hoy al nivel de desarrollo de las Ciencias Pedagógicas en el país, el asunto propiamente didáctico en la enseñanza de la Historia está suficientemente dilucidado.

El diagnóstico que realizamos nos confirmó que la necesidad de perfeccionamiento y desarrollo pasa una y otra vez por la centralidad de la problemática del conocimiento histórico y su enriquecimiento pedagógico: En nuestra consideración no saber Historia, y no construir conocimiento histórico en interés de la educación resultan ser las dos cuestiones claves a atender. Defendemos el criterio que saber Historia es el primer principio pedagógico para impartir Historia.

Desde los presupuestos que respaldamos el Proyecto se ha planteado contribuir a las soluciones colectivas, a través de un trabajo de investigación, estudio y fortalecimiento del conocimiento histórico y propiamente pedagógico que deben tener los docentes, para su mejor ejercicio profesional, cultural y patriótico.

El proceder: ¿Cómo hacer?

Partimos de la práctica. Nos concentramos en buscar, estudiar y sistematizar las experiencias positivas existentes. Hay en nuestras aulas de todas las enseñanzas, joyas del magisterio, que no siempre conocemos y consultamos. Maestros y maestras, profesores y profesoras de Historia, con una alta profesionalidad y dominio de la Historia, que han desarrollado numerosas experiencias de avanzada, cuyo impacto se ha quedado a nivel local; hallar a estos docentes, aprender de sus saberes, sistematizar sus aportes, y fertilizarlos desde nuevas reflexiones teóricas, fue la tarea fundamental que acordamos desplegar.

En nuestra labor de investigación acción participativa levantamos varias objeciones a la práctica de la enseñanza que se realizaba en la provincia La Habana, las debatimos con los directivos, cuadros y metodólogos, y nos esforzamos por: 1) construir para cada crítica al menos una propuesta de solución, y 2) colocar las propuestas de solución al alcance de los maestros y profesores directamente en las escuelas. No hay que esperar para iniciar las rectificaciones a escala de nuestra propia acción de estudio. En la aplicación de estas propuestas hemos contado con la vocación de perfeccionamiento de los directivos y el cuerpo metodológico de la educación en La Habana.

Incorporamos el estudio y reevaluación del legado teórico que nos ha antecedido. En esta labor el acumulado de la UCPEJV y del ICCP han sido decisivos. Sumamos la evaluación del contexto académico actual: El estudio y reevaluación de la literatura, las escuelas surgidas en años de bregar y estudio, programas, y proyectos coexistentes dentro y fuera del país. A la masa crítica acumulada por los directores y colaboradores científicos del perfeccionamiento emprendido en el Ministerio de Educación –el más serio esfuerzo científico en materia educacional realizado en el país en los últimos 30 años-, sumamos el hacer pujante que crece en la academia cubana, en particular los aportes de la Escuela pedagógica de la Universidad de Las Tunas; la Escuela de estudios histórico pedagógicos de la Universidad de Oriente, y la Escuela pedagógica de estudios martianos de la Universidad de Matanzas.

Nuestro planteamiento de investigación lo concebimos además, en fuerte conexión con el proceso de migración que se produce en el país, en función de incorporar el nuevo modo –ya en curso en el mundo- de producción de conocimientos. Ello impuso un hacer de aplicación e introducción en función de la práctica de innovación pedagógica. Diseñamos d y realizamos la actualización teórica, historiográfica y pedagógica como proceso de construcción de conocimiento en sus propios contextos de aplicación. Ello significó el aprender a producir y usar conocimientos históricos nuevos, y aprender a combinar y utilizar los conocimientos históricos acumulados, en nuevas formas de realización, ante la evaluación de viejos y nuevos problemas de la historiografía y la enseñanza.

Concepción metodológica: Para concretar en propuesta

Un primer resultado del trabajo realizado fue la construcción y propuesta de la concepción metodológica Direccionalidad pedagógica de la Historia, de la Historiografía y la investigación histórica, herramienta que ha demostrado su capacidad organizativa, e integrativa. La concepción reincorpora como patrimonio de la formación y la labor profesional del profesor de Historia, el estudio de la teoría, la epistemología y la investigación histórica. Sustenta que en la educación tanto lo histórico como lo historiográfico está mediado por lo pedagógico –y lo didáctico-, y a su vez lo propiamente pedagógico crea demandas específicas de crítica, interpretación, re-conceptualización e investigación histórica e histórico-pedagógica, que deben resolver los propios docentes y sus estudiantes. La concepción incorpora como propuesta de innovación el planteamiento de la enseñanza sobre la base de un eje ideológico cultural que asume como categorías centrales las de resistencia, lucha y emancipación.

La concepción con que trabajamos es un marco referencial para en lo mediato, plantearse la planificación, ejecución y evaluación de estrategias de perfeccionamiento y renovación. Recomendamos cambios en la metódica de la enseñanza, en el estudio de la motivación de profesores y estudiantes, en la evaluación, y todas las propuestas en esta dirección, precisan del diseño y realización de experimentos pedagógicos. La concepción como resultado de ciencia fue entregada en el 2017. En estos cuatro últimos años hemos trabajado en su desarrollo.

Por donde vamos

En medio de la difícil situación económica que atraviesa el país, el Estado cubano a través del CITMA destinó al proyecto en que trabajamos un presupuesto global total de 447.604,7 CUP. Expresa tan significativa cifra la voluntad de un país que apuesta por situar en la ciencia y en los cientistas una alta responsabilidad social. A honrar tal compromisonos dedicamos. Sabemos que no está en nuestra preparación y fuerzas la posibilidad de hallar y bridar todas las soluciones, pero actuamos con la mística revolucionaria –lo aprendimos con nuestros hermanos cristianos de la Revolución- de que sí, de que somos los máximos responsables de proporcionar las respuestas certeras que el país demanda.

Como del pronóstico y la constatación crítica hay que pasar a la concreción y propuesta de soluciones, nos hemos concentrado en el estudio del conocimiento histórico pedagógico, en re sistematizar desde los presupuestos que defendemos la Epistemología, la Filosofía y la Historia de la educación. La descolonización de la Historia heredada, la promoción de las tradiciones revolucionarias y su tratamiento escolar, incluido el aprendizaje móvil, para “entrar” en el celular de nuestros jóvenes, son temas centrales en los que laboramos. A aprender pedagogía, historia y filosofía en Martí y Fidel hemos dedicado el esfuerzo principal. En tales propósitos en el proyecto acumulamos hasta diciembre del 2021 la entrega de 19 resultados de ciencia.

Doce de los resultados alcanzados ya están aprobados por el Comité de Expertos del Programa Sectorial. El 60 por ciento de los resultados sobre cumplen lo contratado. Todos están en validación en el laboratorio natural que se abre en las aulas de nuestra universidad, han sido publicados en revistas académicas, presentados en eventos y publicitados en espacios de la radio y televisión provincial y nacional, pero estas acciones aún no nos satisfacen. Nos reta alcanzar la cultura de la eficiencia y la calidad en el horizonte de excelencia que nos fijó el Comandante en Jefe Fidel.

Para un cientista del socialismo cubano, honrar los recursos y la confianza es mucho más que consagrarse al resultado de ciencia. Y en este propósito nos imponemos también la acción para actuar en política concreta.

La promoción y publicación es insuficiente

Hay numerosas iniciativas editoriales en Internet. Hemos crecido en publicaciones certificadas, en acceso en red. Colaboran de manera creciente las asociaciones profesionales. Pero los generosos recursos que el Estado coloca a nuestra disposición y las acciones en curso, no pueden cubrir la necesidad de concretar una estrategia editorial nacional que garantice la publicación de los resultados de ciencia en el país y el exterior. Debemos concientizar sobre esta demanda.

Es un hecho que quienes organizan la ciencia en los ministerios y en las universidades, aún no logran hacer confluir los resultados alcanzados en un sistema coherente, que realmente garantice que lo que se produce llegue a donde están sus potenciales introductores. Incluso se pierden oportunidades de promoción y debate cuando no se hacen confluir los resultados financiados, con los eventos nacionales e internacionales donde a su vez se concentran los mayores recursos de promoción e intercambio académico. Constituyen también tareas de los cientistas el criticar lo que no se hace bien, desmitificar y retar las actuaciones clientelares y los intereses establecidos, defender la jerarquía del resultado y proponer soluciones.

Pensamos -y ello nos corresponde- en las publicaciones e introducciones científicas, pero no lo hacemos con sistematicidad en cuanto a la responsabilidad que tenemos con la cultura general integral de nuestros jóvenes y pueblo. Falta rigor y dedicación en el hacer divulgativo, en la pedagogía colectiva de la ciencia. En la prensa nacional y territorial en unos y otros soportes, es pobre la divulgación del quehacer científico social. Responsabilidad de los proyectos, pero sobre todo de las debilidades que existen en las estrategias comunicacionales de las instituciones académicas y de los gestores de la prensa.

La constatación del estado de la promoción y publicación nos adelanta en la develación y acción sobre el problema principal: Nos referimos a la introducción y generalización de los resultados que se producen.

Nos falta

Más allá de la gestión de cada proyecto, la cosecha que se alcanza no haya aún la atención y ocupación que merece, en función de los recursos que destina el país y del esfuerzo hecho en la producción de los resultados contratados, y en sus desarrollos. A pesar de la orientación clara y pertinente que se realiza desde la más alta instancia del Estado, el Gobierno y el Partido, buena aparte de los directivos y funcionarios, desestiman los resultados concretos que se obtienen. Y somos los cientistas quienes estamos en mejores condiciones para exigir, convencer y educar a los decisores que ralentizan los procesos.

Debemos dar la pelea de ciencia y conciencia porque en nuestras universidades y organizaciones los estudios sociales, como instrumentos de auto evaluación, dirección y prospectiva, ocupen realmente el lugar que les corresponde. Sin dudas espolearemos contradictorios, tendremos que sortear obstáculos burocráticos, no faltarán las incomprensiones, las etiquetas y aún enfrentaremos los intentos de excluir, en lugar de debatir. En Cuba –lo alertó con su sabiduría Fidel en noviembre del 2005- hay fuerzas y sujetos que desde dentro, con auto bloqueos e ingenuidades de dogma unos, con corruptelas los peores, pugnan por el fracaso de la Revolución. Pero el país ya marcha por un camino que no tendrá retrocesos, precisamente porque somos más los que hacemos, trabajamos y nos comprometemos en ciencia y política revolucionaria.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.