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El «fenómeno político» de Rodolfo Hernández: Reedición del uribismo

Fuentes: Telascanto

Los opinólogos oficiales de la política nacional nos venden a Rodolfo Hernández como “fenómeno político” por los resultados de las elecciones del 29 de mayo, y nos quieren hacer creer que eso es parte del cambio.

Esta no deja de ser una afirmación ingenua y desorientada de lo que es la política en nuestro país, pues los que han gobernado este país acomodan sus jugadas para siempre salir victoriosas, pues la teta del Estado que les garantiza ganancia e impunidad no la van a soltar así de fácil, y menos ante un proyecto político como el Pacto Histórico, que resulta una amenaza a los poderosos de este país por el solo hecho de hablar de derechos para el pueblo.

Como Federico Gutiérrez no pudo ganar “aceptación” a causa de su corta visión y torpeza política, además de sus innegables nexos con la oficina de Envigado que hacía más que evidente que era una expresión de lo mismo: del URIBISMO-DUQUISMO- eso que nos hizo salir a las calles para exigir derechos, ciudadanía-, y por tanto, resultaba fácil para el pueblo colombiano identificar que un sujeto de ese talante es contrario a sus intereses, anhelos y esperanzas (con “fico” se les complicaría pasar de “agache” el fraude electoral). 

Entonces para darse un segundo aire y tranquilizar las tensiones evidenciadas en el campo y la ciudad gracias al estallido social, los poderosos que gobiernan este país se van en socia con sectores económicos claramente neoliberales, y posicionan a Rodolfo Hernández como ficha para reacomodar su tablero y jugarse la próxima partida, que en últimas define la perpetuación del atraso, la violencia, el hambre y miseria en la nación y la mínima generación de posibilidades democráticas para los nadie. 

Poco o nada les importó que el abanderado de la anticorrupción sea un corrupto y un estafador inmobiliario. Aquí se las cantamos: Hernández enfrenta un proceso penal por corrupción, pues, en el 2016 se le ocurrió darle un “empujón” a uno de sus hijos para que junto con abogados y empresarios de la basura ganaran la licitación de un jugoso proyecto con 720 millones de dólares de por medio y 30 años de manejo del relleno sanitario El Carrasco bajo la firma de Vitalogic. Su gobierno como alcalde de Bucaramanga terminó con una población inconforme, el 73% de los bumangueses afirmaron que el transporte público había desmejorado, pues entre el 2018 y el 2019 el pasaje subió de $1.850 a $ 2.450, un aumento del 32% en la tarifa del transporte público de la ciudad, terminó siendo una de las ciudades con la tarifa más alta de transporte público en el mundo;  el desempleo y la desigualdad aumentaron,  la pobreza pasó del 9,1% al 14,5% en los cuatro años de su gobierno; la inseguridad para los bumangueses se convirtió en un gran problema, pues aumentaron los índices de hurto a personas, residencias, negocios y motos, además de las lesiones personales y homicidios de manera exorbitante, sin embargo, la alcaldía desechó una iniciativa del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para crear un Observatorio del Delito en Bucaramanga. Privatizó la empresa de Acueducto Metropolitano de Bucaramanga cuando la minería de oro en el páramo de Santurbán amenaza el abastecimiento de agua de 2’200.000 de personas, cuando se denunció que la empresa tenía montones de créditos bancarios para financiar el proyecto de embalse del río Tona y demás obras de expansión para el Área Metropolitana, el ex alcalde buscó privatizar la empresa, con la excusa de blindarla contra los “corruptos”, todo esto, en la línea de la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que funciona con parámetros neoliberales, fue así como Hernández eliminó el mínimo vital de agua para los estratos 1 y 2, además de negar el suministro a colegios y comunidades del área rural, el endeudamiento se solventó con un aumento del 43% a las tarifas que terminaron obteniendo el segundo puesto de  tarifas más altas en el país, todo esto y más artimañas durante su cargo como alcalde, más todas las porquerías  que durante su campaña salieron a la luz, refiriéndose a mujeres, pobres, extranjeros, como personas que seguramente no tendrá en cuenta en su gobierno1.

Encima, este dinosaurio es abiertamente machista, misógino, xenófobo, racista, aporofóbico, homofóbico y retardatario. El abuelito patriarcal y bonachón pero hijueputa. Tal como vendían a Uribe en sus campañas presidenciales valores con los cuales también se identifican. Pues para eso está el respaldo de periodistas prepago, partidos políticos en sus policromías y el sector empresarial, ya que por más novedoso y “antiestablecimiento” que hagan parecer al “outsider del pueblo”, cuando es un empresario que ha hecho su fortuna estafando en el negocio de la construcción y usando instituciones como la alcaldía de Bucaramanga para favorecer sus negocios y los de sus hijos. 

La sorpresa de los casi seis millones de votos incluidos los de la “ñapita” del fraude son el reflejo de todo el teatro y la trampa que pueden montarse intempestivamente, pues para eso están los medios de comunicación y la plata, para salir impolutos quienes desean seguir apoltronados en el poder y seguir mal gobernando.

Es por lo anterior, que el posicionamiento de la gritería, chabacanería y patanería del empresario y futuro presidente de Colombia, según la descarada propaganda, permite acomodarlo en el discurso del “cambio” porque no representa un extremo a simple vista, pues viene disfrazado de caridad hacia los más necesitados. Este intento “sincrético” solo garantiza para el pueblo colombiano más bala, garrote, hambre y cárcel, la típica manera de gobernar este país. Cuando es una necesidad histórica, material y espiritual democratizar la vida en esta nación.

En esta perspectiva, la esperanza de dignificación y afirmación como pueblo colombiano no se expresa solamente en las urnas, sino en el campo, en la calle, en el barrio, en la academia, en el trabajo. Un pueblo con anhelos de paz mantiene sus esperanzas, esas esperanzas que movilizan, que agitan, que construyen la posibilidad de una Colombia soberana, dueña de su destino.

1 Mirar enlace a continuación:

La mala hora de los empresarios-mandatarios: los casos de Cali y Bucaramanga - Razón Pública

La mala hora de los empresarios-mandatarios: los casos de Cali y Bucaramanga – Razón Pública

Fuente: https://telascanto.over-blog.com/2022/05/el-fenomeno-politico-de-rodolfo-hernandez-una-reedicion-del-uribismo.html

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.