Los filicidios siempre han existido, pero desde la aparición comercial de la internet, estos se han viralizado. En Colombia cada año existen filicidios, se mediatizan y luego la sociedad olvida el estupor hondo pero momentáneo.
El asesinato del niño Gabriel Esteban González Rodríguez escandalizó a Colombia. La frialdad de los mensajes del padre posterior a asfixiar a su hijo de 5 años mientras dormía en la madrugada del 4 de octubre de 2022, nos enmudeció. A las 4:07 am la madre de Gabriel recibió por WhatsApp este texto: “hora del fallecimiento 3:55am, asfixia mecánica, no sufrió. Ahora si puedes disfrutar sola con Edilson y Wesly sin tricitico y mucho menos yo. Felicidades”. El asesino fue capturado y confesó su repugnante acto.
Este caso de filicidio es un tipo extensivo de violencia vicaria donde se busca dañar a la mujer a través de sus seres amados. El victimario sabe que el daño es irreversible. La Fundación Save the Children, estima que solo se denuncia el 20% de los casos de filicidio1. Filicidio, proviene del Latín filuis, hijo, y caedére, matar. Designa la muerte del propio hijo por parte del padre o la madre, o ambos. Este tipo de asesinato es el más repudiado por el grueso de la sociedad. Todos nos preguntamos: ¿por qué?.
Indagando sobre el cuestionamiento, se reporta que el filicidio ha hecho presencia desde el origen de la civilización humana, no tiene distingos culturales y ha estado presente en todos los pueblos y naciones. El sacrificio filial ha constituido entonces una práctica universal desde los albores de la humanidad. Recordemos el asesinato de Edipo Rey en la mitología griega a manos de sus progenitores, o la leyenda de Medea, quien en venganza a su infiel esposo mata a su rival y sus dos hijos, como acto de odio pasional, odio que prevaleció sobre su amor de madre. Leamos los relatos de la tragedia de Eurípides: “Los mataré con mi mano porque les he dado el ser… No temblará mi mano… Deja a tus hijos, miserable… ¡Por los vengadores subterráneos del Hades! Jamás dejaré mis hijos a mis enemigos para que los ultrajen. Es absolutamente necesario que mueran. Y puesto que es preciso, los mataré yo, que los he parido. Así está decidido y así se hará… Una mujer suele estar llena de temor y es cobarde, para contemplar la lucha y el hierro, pero cuando ve lesionados los derechos de su lecho, no hay otra mente más asesina”2.
En la mitología helénica-romana, Saturno, hijo menor de Coelus (el Cielo) y de la antigua Tellus (la Tierra), obtiene de su hermano mayor, Titán el reinado tras derrocar al padre. Titán condiciona a Saturno a matar a toda su descendencia con el fin de reservar el trono a sus propios hijos, y obediente devoró a todos sus hijos recién nacidos, menos a Júpiter que fue salvado por su madre Ops. Júpiter, en su adultez declaró la guerra a su padre y tras derrotarlo lo expulsó del cielo, perdurando la dinastía de Saturno sobre la de Titán3.
Los filicidios eran ritos primitivos comunes donde los menores eran ofrecidos y asesinados en nombre de algún Dios, por deshonra o en la búsqueda del poder absoluto. Matar a un niño era bastante común y, lamentablemente, lo sigue siendo. Por ejemplo en Esparta se asesinaban los niños porque nacían defectuosos; por su poco valor socio-político; porque había muchos; o por desobedientes, entre tantas reglas para eliminarlos del orden social establecido. En Roma, los padres tenían absoluta potestad de asesinar a sus hijos, al considerarlos por norma, dueños de sus vidas. En las Doce Tablas de la ley romana, los padres eran obligados a dejar morir a los hijos visiblemente deformes. Y aunque el infanticidio se convirtió en delito en el año 374 d.C., los infanticidas raramente eran juzgados. Era común que las madres untaran sus pezones con residuos de opio para que el bebé lactante muriese sin causa aparente4.
La historia de la humanidad moderna y contemporánea recuerda filicidios como los de “el ángel de la muerte de Bremen”: mujer alemana, asesina en serie, que entre 1813 y 1827 mató con arsénico a 15 familiares y amigos, entre ellos sus padres, un hermano y tres de sus hijos5. Otro caso estuvo en manos de Francisca Rojas de Caraballo, de 27 años, cuyas huellas digitales fueron las primeras mundialmente reconocidas por la criminalística como evidencia del asesinato brutal de sus dos hijos de 4 y 5 años, en Necochea, Argentina en 1982. Otra acusada de filicidio múltiple, fue la noruega Belle Sorenson Gunness, de quien se cree mató a sus 5 hijos biológicos, su hija adoptiva, sus dos maridos y una treintena de obreros en su granja en Estados Unidos. El 28 de abril de 1908, un incendio arrasó su casa y entre escombros aparecieron decenas de cadáveres, incluidos sus hijos6. Otro ejemplo es el de la francesa de Jeanne Weber a fines del siglo XIX, conocida como la ogro de la Goutte d’Or, quien asfixió a ocho infantes, incluidos sus hijos y recluida en un sanatorio se suicidó en 1910. Otro filicidio lo sufrió el cantante Marvin Gaye, asesinado por su padre el 1 de abril de 1984, a la víspera de su cumpleaños 45. En México, Claudia Mijangos, de 33 años apuñaló y asesinó a sus tres hijos, manifestando que unas voces la obligaron7. Y sin duda, el caso más recordado de la historia, ocurrió el 1 de mayo de 1945, tras el derrumbe de la Alemania nazi, en el bunker del Adolf Hitler, cometido por Johanna María Magdalena Ritschel, más conocida como Magda Goebbels, quien antes de suicidarse con su esposo Joseph Goebbels, ministro del régimen nazi, asesinó a sus seis hijos. Familia que había sido condecorada por Hitler como el modelo ideal8.
Los filicidas que en vez de asesinar al conyugue cometen homicidios sustitutivos, asocian a su hijo con el objeto de su odio, ocurriendo un filicidio vengativo. Otros lo hacen por trastornos de la personalidad como la esquizofrenia e inclusive por depresión y estados de angustia en menor grado, conocido como filicidio psicótico. Pero los psicólogos y psiquiatras coinciden que no es regla que un filicida posea una patología psiquiátrica. Estos filicidios se suman a los de tipo altruístico, pues en la mente de los padres asesinos está el aliviar el sufrimiento del hijo de una condición aparente o imaginaria, como una enfermedad. También está el neonaticidio o filicidio del niño no deseado. Por eso nos tropezamos regularmente con noticias donde los recién nacidos son tirados a la basura. También existen los filicidios políticos y/o religiosos, cuando son los padres derrotados políticamente como en la Alemania nazi o al ser arrastrados por cultos religiosos, terminan sacrificando a sus hijos. Pero sin duda alguna, en Colombia estamos repletos de filicidios accidentales, cuando los padres matan a sus hijos preterintencionalmente, esto es, su intención es violentarlos físicamente, pero los múltiples maltratos desencadenan en su muerte. Los filicidas usualmente terminan suicidándose. Y generalmente no son personas reconocidas por su agresividad o demencia. No concuerdan con la imagen que tenemos de una persona mala9.
Según un estudio británico realizado entre 1980 y 2012, publicado en Howard Journal of Criminal Justice en 2013, el matar a un hijo suele ser un acto premeditado mientras que matar a un padre responde más a un arrebato. La causa más común de un filicidio es la ruptura familiar, seguida de dificultades económicas, crímenes de honor y de venganza, y por último, la enfermedad mental. En algunas ocasiones, el asesino llama antes de cometer el crimen a su ex pareja para advertirle de lo que va a hacer10. Los especialistas de la salud mental advierten que la maldad es propia de la condición humana, apoyándose en los considerandos de Hobbes donde el hombre resulta lobo para el hombre. Sin embargo, otros creemos en la filosofía de Jean-Jacques Rousseau, donde el hombre nace bueno pero la sociedad lo corrompe. Los filicidios siempre han existido, pero desde la aparición comercial de la internet, estos se han viralizado. Se narra el minuto a minuto por parte de periodistas amarillistas y morbosos que enturbian las mentes de la sociedad y coadyuvan en el proceso de la normalización de la violencia. En Colombia cada año existen filicidios, se mediatizan y luego la sociedad olvida el estupor hondo pero momentáneo.
Todos vimos con profunda tristeza a Jessy Paola Moreno Cruz cometiendo suicidio y filicidio el 2 de febrero de 2019, lanzándose aferrada de su hijo de 10 años de un puente a 100 metros de altura en Ibagué por desesperación económica, y claro está, problemas de salud mental. En el primer semestre de 2020 tres filicidios ocurrieron en el país, donde los menores murieron en hospitales después de ser llevados por sus padres y padrastros quienes los violentaron en el seno de sus hogares. Uno de los niños asesinados tenía 4 años y el reporte médico indicó que presentaba lesiones y quemaduras en el 80% del cuerpo, así como cicatrices que hablan de agresiones persistentes en el tiempo11. El 15 de enero de 2021, la niña Sara Sofía Galván de 23 meses de edad desapareció, su madre y padrastro manifestaron que la niña murió y que la arrojaron al río pero luego de infructuosas búsquedas cambiaron sus testimonios y se especula que la niña pudo haber sido vendida. Los responsables de su desaparición podrían quedar en libertad por la ineficiencia de la justicia colombiana. El 12 de noviembre de 2021, una mama mató a su hijo de 2 años inyectándole un fármaco en un hotel de Normandía en Bogotá. Después la asesina trató de suicidarse. Durante el 2020, 579 menores de edad fueron asesinados en Colombia; 56 tenían entre 0 y 4 años, muchos de ellos, en casos filicidas. Entre ellos, un bebé de 15 meses, Richard Maximiliano, asesinado el 4 de abril por su padre a hachazos, quien también mató a su compañera sentimental de 18 años, madre del bebé, en la Estrella, Antioquia.En total fueron 1.645 los menores de edad con muertes violentas en 2020; 1869 en 2019 y 1875 en 2019. Medicina Legal, informó que los asesinos de los menores de 12 años son filicidas, parientes cercanos o cuidadores. Aunque también hay depredadores que aprovechan descuidos, los violan y los matan, como le ocurrió a Salomé en el Huila en julio de 2020. O casos como el de Luis Santiago de tan solo 11 meses, cuyo padre ordenó su secuestro y asesinato para ocultar su existencia frente a su nueva novia. Otro gran tema es que no hay registros de filicidios en Colombia y muchos de ellos se clasifican como accidentes y desapariciones. Especialmente el subregistro ocurre en áreas rurales donde la presencia del Estado es casi nula12.
Medicina Legal, reportó 426 homicidios intencionales y no intencionales de menores entre enero y agosto de 2022, incrementando la cifra en un 12.11% con relación al mismo periodo de 2021. Alarmante también la cifra de 211 suicidios de menores, y respecto a lesiones no fatales han ocurrido 25.585 hechos, relacionados a violencia interpersonal, de pareja, sexual y accidentales13.
Cuando nuestros menores son asesinados por sus padres el grueso social esta fracturado. También son sentenciados a muerte en vida al ser esclavizados, traficados, prostituidos, drogados y alquilados para mendicidad, reclutados por grupos armados y de crimen organizado, catalogados como máquinas de guerra por personajes nefastos como Diego Molano, tras ser abatidos por los cuerpos de seguridad que violan el derecho operacional, o simplemente, cuando no se les brindan las garantías mínimas constitucionales que revisten al ser sujetos de protección especial y preferente. Mueren de hambre, de sed o por desnutrición crónica. Mientras terminaba de escribir esta columna una niña de 10 años ha sido reportada desaparecida en Suba, y a muchos menores les están cerrando sus ojitos, y no precisamente tras escuchar una amorosa canción de cuna.
Notas:
1 El País. (2021). España. https://elpais.com/sociedad/2021-06-18/la-falta-de-datos-de-asesinatos-de-hijos-a-manos-de-sus-padres-y-madres-lastra-la-proteccion-de-los-menores.html
2 Estupiñán Rodríguez N, Rodríguez Hernández E, Gallardo Sarmiento A, Jiménez Ramírez I, Bayona Santana DR, Villalonga Costa L. (2016). Filicidio: apuntes históricos y reflexión actual. Rev Méd Electrón. Mar-Abr. ;38(3). http://www.revmedicaelectronica.sld.cu/index.php/rme/article/view/1480/3058
3 Zubillaga B. Filicidio. Rev Conclusiones Analíticas. 2014;1(1).
4Kalinsky B. (2007). El filicidio. Algunos recaudos conceptuales. Nómadas. ; 16(2).http://revistas.ucm.es/index.php/NOMA/article/viewFile/NOMA0707220301A/2652
5 Estupiñán Rodríguez N, Rodríguez Hernández E, Gallardo Sarmiento A, Jiménez Ramírez I, Bayona Santana DR, Villalonga Costa L. (2016). Filicidio: apuntes históricos y reflexión actual. Rev Méd Electrón. Mar-Abr. ;38(3). http://www.revmedicaelectronica.sld.cu/index.php/rme/article/view/1480/3058
6 De la Espriella R. (2006). Historias de mujeres filicidas inimputables por enfermedad mental. Rev Colombiana Psiquiatría. [citado 12 May 2015];35(3). http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S003474502006000300002&lng=en&nrm=iso&tlng=es
7 Ibídem.
8 Castaño Henao BL. (2005). Trastorno mental y filicidio. Rev Colombiana Psiquiatría. [citado 12 May 2015];34(Supl 1). http://www.scielo.org.co/pdf/rcp/v34s1/v34s1a09.pdf
9 Op,cit.
10 Lantigua, I. (2015). https://www.elmundo.es/sociedad/2015/10/31/5630c8a522601d8b588b467d.html
11 Fiscalía (2020). En 2020 se han presentado tres casos de padres que causaron la muerte a sus propios hijos. Bogotá. 10 de junio de 2020. Boletín 33681. https://www.fiscalia.gov.co/colombia/noticias/en-2020-se-han-presentado-tres-casos-de-padres-que-causaron-la-muerte-a-sus-propios-hijos/
12 Mojica, A. (2020). (https://www.eltiempo.com/vida/dia-del-nino-aumenta-el-numero-de-menores-asesinados-en-colombia-583419
13 El tiempo. (2022). No solo Gabriel Esteban: en Colombia han asesinado a 426 menores en 2022. 07 de octubre. https://www.eltiempo.com/justicia/investigacion/menores-de-edad-asesinados-en-colombia-en-2022-es-de-426-707727
DIANA PATRICIA ARIAS HENAO: Doctora en Relaciones Internacionales. Postdoctora en Derecho Público y Seguridad. Columnista de Viva la Ciudadanía. Semanario Virtual Caja de Herramientas. Miembro Activo de Somos Ciudadanos. Red Democrática
Twitter: @DianaAriasAjua
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