Nunca dejó de buscar la unidad con quienes luchan por la emancipación de los trabajadores.
Con veinticinco años de edad, en 1976, Héctor Velásquez ingresó a la fábrica Manufacturas de Cobre, MADECO, y a mediados de 1977 comenzó a observarse una reanimación del sindicalismo en Chile, lo que llevó a Héctor a buscar reunirse con trabajadores de MADECO y de otras empresas de la zona sur de Santiago, con quienes estudió y analizó la situación en que se encontraban las organizaciones y las condiciones de vida de los trabajadores.
En 1973, la dictadura derogó las leyes laborales y determinó que los obreros con más tiempo en la empresa se hicieran cargo de los sindicatos, pero una resistencia larvada y constante de los trabajadores (especialmente los del cobre) hizo que en 1978 se viera forzada a promulgar el nefasto Plan Laboral que, a pesar de sus adversas determinaciones, permitió a los trabajadores volver a elegir a sus dirigentes y reunirse en asambleas y debatir sobre sus condiciones y derechos laborales.
En 1978, se realizó la primera elección sindical. Héctor hizo campaña por el compañero Carlos Vargas (QEPD), quien logró obtener la primera mayoría. Posteriormente, en la siguiente renovación de directiva, en 1981, Héctor fue elegido dirigente sindical y desde ahí continuó hasta el 4 de septiembre del año 2003, fecha en la que falleció.
En 1982, la empresa MADECO se propuso quitarle las gratificaciones trimestrales que por contrato colectivo tenían ganadas los trabajadores, para lo cual comenzó a llamar de uno a uno a los trabajadores para que firmaran la entrega de esos beneficios. El Sindicato llamó a no firmar.
La empresa amenazó con despedir a quienes se negaran a firmar. El Sindicato Madeco asumió la estrategia de la asamblea sindical permanente para responder día a día a la empresa. Los trabajadores acataron la decisión colectiva y se negaron a firmar, pero antes del mes ya la empresa había despedido a 29 socios. Asimismo, los dirigentes se percataron de que la asistencia diaria a las asambleas fue disminuyendo ostensiblemente. Esta realidad hizo que los dirigentes fueran a entregar las gratificaciones a cambio del reintegro de los despedidos: la empresa aceptó, pero nunca dio cumplimiento a su palabra.
En 1982, los trabajadores perdieron sus gratificaciones, lo que evidenció la debilidad de las organizaciones sindicales. Para los trabajadores de Madeco la Unidad se hacía una tarea imperiosa. Ella se vio favorecida porque todos los trabajadores del país se encontraban enfrentando una feroz embestida de parte de los empresarios. Las luchas sindicales permitieron ir generando un contexto favorable para levantar el programa de los trabajadores y así potenciar el proceso de resistencia en contra de la dictadura.
De esta manera, el Sindicato MADECO se constituyó en un centro de resistencia; en un centro de encuentro de las diversas orientaciones sindicales, políticas y sociales de la clase obrera. Llegaron hasta la sede sindical los trabajadores de Colbún, PANAL, Maestranza Maipú, Goodyear, Coresa, entre otros muchos.
La Unidad se materializó en base a un llamado a organizar una Conferencia Intersindical Metropolitana, una inédita estrategia que permitió avanzar en la unidad, fortalecimiento y democratización del sindicalismo en Chile.
En 1983, se llevó a cabo la negociación colectiva en MADECO y nuevamente la empresa intentó arrebatar los ingresos de sus trabajadores, pero ahora los trabajadores resistieron contando con el apoyo de cientos de sindicatos que le entregaron su apoyo y colaboración. Tras 59 días de huelga, los trabajadores debieron retornar a sus labores sin obtener aumento de salarios, pero mantuvieron la vigencia del contrato colectivo de trabajo.
En 1984, la empresa denunció una supuesta colocación de bomba. La Central Nacional de Informaciones de la tiranía, CNI, detuvo y secuestró a Héctor Velásquez y durante dos días fue brutalmente torturado para que reconociera ese hecho y denunciara al «grupo extremista que se encontraba detrás de las actividades que se realizaban en el Sindicato». Esta senda recorrió Héctor para alcanzar la condición de un destacado líder en el Sindicato Nº1 de MADECO. Fueron estas condiciones las que llevaron a los trabajadores de MADECO a renombrarlo como “El General Velásquez” o simplemente el General.
Septiembre es un tiempo de Memoria: el pueblo trae a sus pensamientos el recuerdo de sus mártires y caídos en la lucha social por la emancipación. También se recuerda que septiembre es el mes de la más alta traición de la burguesía sobre los trabajadores.
Por esto, es preciso también recordar y rendir un sentido homenaje al compañero Jécar Nehgme, dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), quien un 4 de septiembre de 1989, fue asesinado por esbirros de la CNI, crimen incomprensible que reflejó ser uno de los últimos estertores de una bestia fascista que había sido derrotada, principalmente, por las luchas del pueblo y los trabajadores.
Jécar Nehgme, en su tarea de unificar políticamente a los sectores revolucionarios, se sentía altamente interesado en la experiencia sindical que se realizaba en el Sindicato Madeco. El nexo entre Jecar Nehgme y Héctor Velázquez se ejecutaba a través del compañero Elio Méndez.
Para Héctor Velásquez, los trabajadores constituían la columna vertebral del proletariado. Por eso se dedicó a potenciar sus organizaciones: escribió artículos en revistas y boletines, organizó encuentros y conferencia de dirigentes, apoyó la creación de sindicatos y federaciones, pero especialmente entre los años 1982 1988 hizo un aporte significativo en la creación de una corriente sindical clasista que fustigó y enfrentó a la burocracia sindical que terminó por enquistarse en las estructuras nacionales e intermedias del sindicalismo chileno y que fue funcional a los intereses de los sectores patronales.
Héctor Velásquez, al participar en la recreación de la CUT, denunció el carácter burocrático y sectario del proceso de unificación, pues sólo consideraba la participación de confederaciones, federaciones y sindicatos nacionales, pero aun así esta burocracia no pudo dejar de aceptar la participación del Sindicato Nº1 de MADECO, pues éste se había constituido en un actor relevante del sindicalismo chileno.
Héctor concurrió a la refundación de la CUT y en su interior lideró la corriente sindical clasista que se expresó en su primer Congreso Constituyente. Si bien la corriente sindical clasista fue derrotada por la burocracia sindical, no logró anularla ni menos vencerla. Ejemplo de esto quedó plasmado en la posterior creación de la Federación Nacional Metalúrgica (FENAMET) y la Coordinadora de Sindicatos del Grupo Luksic.
Héctor Velázquez fue un militante sindical y un militante político: sucintamente su trayectoria partidaria va desde La Tendencia Revolucionaria Octubre (TRO) 1969, posteriormente esta tendencia fue parte constituyente del Partido Socialista Revolucionario (PSR) de 1973, y luego del Partido Socialista Popular (PSP) en 1990. Al no prosperar el PSP, Héctor aportó a constituir la Tendencia Socialista Revolucionaria (TSR).
Nunca dejó de buscar la unidad con quienes luchan por la emancipación de los trabajadores.
*El texto precedente es una adaptación del editor de este medio sobre el guión que se utilizó en el acto que conmemoró los 20 años de la desaparición física del dirigente sindical Héctor Velásquez el reciente 4 de septiembre de 2023.