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La maquinaria del fango y sus altavoces

Fuentes: Rebelión

El espionaje llevado a cabo por la mal llamada “policía patriótica” en 2016 contra los 69 diputados de PODEMOS, además de otros destacados miembros del partido, es probablemente el hecho más grave que ha ocurrido en la esfera política de la Democracia española.

El Gobierno de Rajoy espió a los 69 diputados del grupo parlamentario de PODEMOS en 2016.

La policía registró 6.903 búsquedas sobre diputados de PODEMOS durante la guerra sucia del PP entre 2015 y 2016.

El juez Pedraz ordena profundizar en el espionaje a PODEMOS identificando a los policías que rastrearon a diputados.

La policía informa a Pedraz de que hizo búsquedas sobre 55 diputados de PODEMOS en la época de Rajoy.

PODEMOS solicita ampliar su querella por el espionaje policial a sus diputados.

PODEMOS ampliará su denuncia por el espionaje policial ante la sospecha de que también afectó a sus senadores.

Pablo Iglesias pide que los jefes políticos del espionaje a PODEMOS vayan a prisión.

PODEMOS advierte a Sánchez que «no puede permitirse» el pacto con el PP al CGPJ tras el espionaje a diputados.

El PSOE descarta romper con el PP su pacto por el CGPJ a pesar del espionaje a PODEMOS.

En la España democrática, las “cloacas del Estado” y sus largos tentáculos se parecen demasiado al papel que jugó durante la dictadura franquista la temida Brigada Político-Social, en la Rumania de Ceauşescu la Securitate o en la República Democrática Alemana la Stasi.

Pruebas documentales han acreditado que agentes de la “policía patriótica”, bajo la coordinación de Enrique García Castaño, comisario jefe en aquel entonces de la Unidad Central de Apoyo Operativo, hicieron centenares de consultas, sin ninguna autorización judicial, en bases de datos policiales del Ministerio del Interior, bajo el mando de Jorge Fernández Díaz. El objetivo era encontrar cualquier apunte que pudiera perjudicar o incriminar a los representantes de PODEMOS. Se trataba de buscar “mierda” (y, si no se encontraban, de fabricarla a partir de cualquier rumor o sospecha). Todo servía para enfangar y desprestigiar a la formación morada. Alguna riña de juventud, manchas en el expediente académico, una inclinación sexual no confesada, haber participado o haber sido detenido en alguna manifestación, haber viajado a algún país socialista, promover actos de lucha social o colaborar con asociaciones antidesahucios, tener contactos o buena relación con personas calificadas por el Régimen del 78 de “antiespañolas”, comprarse una casa en un barrio que no fuera obrero… Lo importante era echar “mierda” y debilitar a un partido en auge que amenazaba al bipartidismo y que, de continuar con la línea ascendente demostrada en las elecciones de diciembre de 2015, pudiera llegar al gobierno. Es conveniente recordar los resultados de aquellas elecciones generales: PP (123), PSOE (90) y PODEMOS (69). Y en las posteriores de junio de 2016, al no haberse podido formar gobierno: PP (137), PSOE (85) y UNIDAS PODEMOS (73). Tanto en las primeras como en las segundas elecciones, la formación morada logró resultados espectaculares con una campaña modesta, sin créditos bancarios y sin aportaciones económicas millonarias de nadie. Estaba claro que era el enemigo a batir por la derecha y por la pseudoizquierda del país.

Ahora se saben muchas cosas que ya se sospechaban. Que Francisco Martínez, número 2 del Ministerio del Interior del Gobierno de Rajoy, habló con el comisario García Castaño para coordinar la operación de espionaje ilegal: «Aquellos de PODEMOS que tenían antecedentes, ¿pudisteconfirmar algo?» -preguntó Martínez a García Castaño en una conversación por wasap el 30/01/2016, a lo que este último responde-: «Nada». E insiste Martínez: «Cagüenlaputa… Alguno tiene que ser chungo». Más adelante, en el mismo hilo de wasap, Martínez solicita a García Castaño a «mirarconojosatentos». En aquellos días se especulaba en la prensa sobre una posible coalición entre el PSOE y PODEMOS para formar Gobierno. Aunque realmente por parte del aparato del PSOE esa no fuera una realidad contemplada ni entonces ni unos años más tarde («si acepto, sería un presidente de Gobierno que no dormiría por la noche, junto con el 95% de los ciudadanos de este país, que tampoco se sentirían tranquilos», diría Pedro Sánchez en La Sexta después de recibir la oferta de UNIDAS PODEMOS para formar el primer gobierno de coalición, tras los resultados electorales de abril de 2019. Cierto es que, tras la repetición electoral en noviembre de ese mismo año, Sánchez telefoneó urgentemente a Pablo Iglesias para formar un gobierno de coalición, pues de no haber actuado así, no hubiese llegado a la Moncloa).

También se sabe que la operación de espionaje a PODEMOS en 2016 se extendió por 57 comisarías de toda España y que abarcó desde unidades especiales a patrulleros. Estos “policías patriotas”, financiados con el dinero de todos, metieron sus narices en bases de datos restringidas, llegando hacer casi 7.000 consultas, con el fin de conocer antecedentes, desplazamientos y hospedajes de Pablo Iglesias, Irene Montero, Ione Belarra, Carolina Bescansa, Iñigo Errejón, Victoria Rosell, Tania Sánchez, Pablo Bustinduy, Gloria Elizo, Aina Vidal, entre otros.

Sin embargo, PODEMOS no solo ha sufrido una ignominia como esta. La derecha, tanto política como económica y mediática de este país, puso el punto de mira sobre este partido desde el momento en que arrancó con una fuerza política arrolladora que podría llegar a transformar la sociedad con políticas de verdad de izquierdas. Ahora sabemos que se quería sabotear a PODEMOS (y desgraciadamente se ha logrado); se buscó y se fabricó “mierda” en 2016, pero según prueba el diario del comisario José Manuel Villarejo, él recibió encargos de sus jefes del Ministerio del Interior contra PODEMOS ya en septiembre de 2014 cuando apenas habían pasado cuatro meses desde que el incipiente partido de izquierdas se presentara por primera vez a unas elecciones, las del Parlamento europeo.

La presión a la que se vieron sometidos durante años los políticos de PODEMOS fue devastadora. Se fabricaron multitud de noticias falsas, se difundieron todo tipo de rumores, fueron centro de las conversaciones en las barras de taberna sobre asuntos privados y legítimos, se dio pábulo a mentirosos que acusaron sin pruebas a cambio de dinero o de algún favor consular, sufrieron la inquina de tertulianos malintencionados, quienes deberían estar apartados del periodismo e, incluso, entre rejas. En muchos medios de comunicación supuestamente profesionales se llegó a aceptar la consigna de publicar y amplificar todo lo que hiciese ruido y diese mala imagen a PODEMOS y en omitir o minimizar las noticias positivas de la formación. Esa presión no todos pudieron aguantarla. Algunos importantes dirigentes del partido tiraron la toalla y dejaron la primera línea de la política (también existieron abandonos por disputas de poder dentro de la formación y algunas traiciones).

«Sabíamos que no podíamos cometer el más mínimo error en las cuentas porque todo se podría malinterpretar. Eso me quitaba el sueño y llegué a estar al borde de ataques de ansiedad», es como recuerda el economista asturiano Segundo González los años que estuvo como diputado y responsable de Finanzas y Transparencia de PODEMOS. Este es solo un ejemplo del calvario que tuvieron que sufrir los dirigentes de PODEMOS en aquellos años.

A día de hoy, bajo el gobierno del PSOE y Sumar, las “cloacas del Estado” continúan teniendo actividad. Se sabe que con Fernando Grande-Marlaska al frente del Ministerio del Interior se han producido varios casos de policías infiltrados en movimientos sociales con el fin de espiar. Durante el pleno del parlamento del 17/07/2024, Pedro Sánchez fue preguntado por Gabriel Rufián (ERC) acerca de las recientes actuaciones de la “policía patriótica” y la respuesta fue el silencio. El Gobierno está obligado a informar tras una resolución del Consejo de Transparencia sobre este asunto, pero se niega a cumplir con dicho requerimiento.

Regresando a los años pasados… Si gravísimo es poner a grupos de la policía -también de la Guardia Civil- al servicio de una operación de espionaje, propia de los regímenes dictatoriales, gravísimo es también que la mayoría de los medios de comunicación españoles hayan participado y participen de semejante operación.

El 11 de mayo de 2021, justo una semana después de que el antiguo líder de UNIDAS PODEMOS, Pablo Iglesias, renunciara a la presencia política institucional, la agencia de verificación Maldita.es elaboraba un informe desmontando 58 bulos difundidos contra el dirigente. Dichos bulos, según probó la citada agencia, fueron fabricados y emitidos por distintos medios y por un nutrido grupo de “voceros” y “plumillas serviles”, que estaban ampliamente relacionados con el excomisario Villarejo.

Alba González, en un reportaje publicado en La última hora (17/05/ 2021), escribió: «El brazo mediático de la derecha y la ultraderecha, desde Eduardo Inda a través de su web (y en su periódico Okdiario) hasta El Mundo(que se vio obligado a publicar una rectificación en referencia a una noticia que descontextualizaba unas declaraciones de Iglesias en 2014), pasando por El Español de Pedro J. Ramírez, La Razónde Francisco Marhuenda, ESdiario de Antonio Martín Beaumont (padre de la política del Partido Popular María Martín Revuelta) o por Periodista Digitalde Alfonso Rojo (multado por fabricar mentiras sobre Iglesias), hasta miembros del Partido Popular y VOX, han tratado de manchar el nombre de UNIDAS PODEMOS». Los medios citados son solo algunos de los que contribuyeron al desprestigio de los morados. Otros medios que aportaron y continúan aportando fango son Intereconomía, La Cope, El Toro TV, 13 TV, Libertad Digital, Alerta Digital, El Confidencial, el Economista, Expansión, Diari de Sabadell, EsRadio, el canal de YouTube de Javier Negre, también el de Alvise Pérez, etc. Y medios supuestamente serios como Antena3, Telecinco, Cuatro, La Sexta, RTVE, La Ser, El País, La Vanguardia, ABC, etc. Unos por acción, otros por omisión, han mantenido de manera deliberada aptitudes perjudiciales para PODEMOS.

Que los medios de comunicación tienen un enorme poder es algo indiscutible. Noam Chomsky decía ya en 1993 al respecto: «en un estado totalitario no importa lo que la gente piensa, pues el gobierno puede controlarla por la fuerza de las porras. Pero cuando no se puede controlar a la gente por la fuerza, se tiene que controlar lo que la gente piensa, y el medio típico es mediante la propaganda». Es decir, ya no es necesario sacar los tanques a la calle, en el mundo actual basta con controlar los medios de comunicación.

Los medios son capaces de convencernos de todo. Tienen esa capacidad de influencia. En España nos han logrado convencer de que La Sexta es de izquierdas y Antena 3 de derechas, cuando tienen los mismos dueños. También Onda Cero y Europa FM o La Razón pertenecen a estos dueños. El dinero no tiene ideología (aunque, quienes lo poseen, pertenecen normalmente a la derecha). Todo vale mientras exista rentabilidad comercial y no se atente contra los auténticos intereses del grupo empresarial.

Que los medios de comunicación son el “cuarto poder” en muchos países democráticos, a día de hoy, es algo que está fuera de todo debate. Amplios sectores de la sociedad no perciben que estos lobbies en ocasiones tienen más poder que el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. Solo aquellos ciudadanos que tengan ganas de investigar y salir de su zona de confort, negándose a seguir al dictado la propaganda vertida por muchos de los medios del país, tanto los de la llamada “caverna mediática” como los supuestamente de prestigio, descubrirán información veraz (basada en datos contrastados). Y, si investigasen algo más, comprobarían cómo el entramado empresarial que controla la mayor parte de las cadenas de televisión, radio y prensa escrita (y una gran parte de la prensa online), forma uno de los grupos de presión más influyentes (o, quizás, el más influyente) de cuantos existen en España. Cada vez más, son los consejos de administración y no los de redacción los encargados de tomar decisiones acerca de lo noticiable y su tratamiento informativo.

Con la aparición de Internet y la proliferación de las redes sociales, son muchos los que buscan una información alternativa, no sujeta a ningún poder fáctico que la pueda manipular en virtud de sus intereses. Existe prensa y publicaciones digitales que se financia de manera independiente, pero vienen a ser una especie de bocanada de aire fresco en medio de una atmósfera cibernética envenenada. Pues si en Internet es posible encontrar información valiosa y veraz, también es el medio preferido de la mentira. Muchos ciudadanos se informan sobre todo por Internet (y, de manera muy especial, los jóvenes). Bucear en la Red es fácil, pero saber hacerlo con criterio no está al alcance de cualquiera. La propagación de fake news, muchas de ellas creadas para culpabilizar a los diferentes (inmigrantes, feministas, personas LGTBI+, etc.) o para desprestigiar a políticos y partidos, utilizando a tal fin las llamadas «granjas de bots» (programas informáticos que efectúan automáticamente tareas repetitivas a través de la Red), para lograr que muchos de estos bulos acaben difundiéndose en medios considerados “serios” (El País o El Mundo, por ejemplo), en opinión de muchos analistas, son a día de hoy el más grave peligro de la salud democrática en el mundo.

La mayor parte de los medios de comunicación han convencido a la sociedad de que PODEMOS es un partido de extrema izquierda (¡uy que miedo! ¡viene el coco!). Semánticamente es un error, por desgracia admitido, hablar de “extrema izquierda” cuando en realidad deberíamos decir “radical de izquierdas” en el caso de la formación morada. Es muy distinto el extremismo a la radicalidad. La palabra radical viene de raíz y un radical (sea médico, economista o político) es aquel que va a la raíz de las cosas. ¿Cuál es el origen de las desigualdades sociales, de la xenofobia, del racismo, de la homofobia? Ese es un análisis correcto de la realidad y quienes lo hacen no hacen otra cosa que buscar las raíces de los problemas; del mismo modo que un médico radical no se contenta con recetar fármacos que palien los síntomas de una enfermedad y prefiere averiguar la raíz de dicha enfermedad, el político radical hace lo propio con la realidad político-social.

En consecuencia, a los prejuiciosos y mal informados, les invito a que lean el programa electoral de UNIDAS PODEMOS para que puedan verificar por sí mismos que las medidas programáticas son socialdemócratas, como eran las de los programas de los años 70’ y 80’ en la mayor parte de Europa.

Allá por junio de 2015, en infoLibre, Luis Acebal Monfort, filósofo, teólogo, hombre siempre ligado a la defensa de los Derechos Humanos en

organismos internacionales, escribía lo siguiente: «Ya hace muchos meses que Pablo Iglesias hizo una confesión de su adhesión a la socialdemocracia, por ejemplo, en el programa Salvados de La Sexta. También el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, y también en 2015, se refirió en los mismos términos al hablar de la formación de Pablo Iglesias: «PODEMOS es un partido socialdemócrata, no populista».

Y si usted no pertenece a aquellos que se informan solamente en los que consideran medios afines a su ideología, creyéndose a pies juntillas cualquier noticia (falsa o verdadera) que les reafirme en su pensamiento, busque, investigue y saque sus propias conclusiones.

Por todo esto, si de verdad se desea mantener independencia informativa es urgente regular el sector. Sería imprescindible que bancos y empresas del Ibex 35 no fuesen accionistas de ningún medio de comunicación. Tampoco los partidos políticos deberían tener control en las redacciones, mediante subvenciones otorgadas a dedo, ni los gobiernos mediante concesiones de publicidad institucional a medios privados, y la Iglesia no debería ser dueña de ningún medio. Además es primordial que los medios no mezclen opinión con información y que los periodistas deban rendir cuentas de supuestos atentados a las buenas prácticas ante una autoridad competente e independiente.

Retomando el asunto del espionaje a PODEMOS, cabe señalar que, tras los dos brazos apuntados del complot, “cloacas del Estado” y “su policía patriótica”, a los que se suma el llamado cuarto poder: “los medios de comunicación”, hay que añadir un tercer brazo: “la Justicia.

Los casos de lawfare, o judicialización de la política, que el filósofo Umberto Eco prefirió denominar como “máquina del fango”, son una realidad en muchos países y en España cada vez asistimos a más casos. Víctimas de lawfare ha habido muchas, recientemente lo está sufriendo el PSOE (que miró para otro lado cuando fueron otros los perjudicados), pero de manera muy especial lo sufrieron los partidos independentistas catalanes y, por encima de todos, PODEMOS. Algunos de los casos judicializados sobre PODEMOS que han sido motivo de grandes titulares son: Financiación ilegal (caso Neurona)… Caja B y sobresueldos… Blanqueo de capitales… Cuentas en paraísos fiscales… Delito contra la propiedad industrial de Iglesias, Carolina Bescansa y el propio partido… Prevaricación, cohecho y retraso malicioso de un proceso penal de Vicky Rosell… Concesión de contratos municipales de manera arbitraria de la ya exdiputada de PODEMOS Tania Sánchez… Financiación y vinculación con el gobierno de Irán (informe PISA)… Desobediencia, práctica contra los derechos de los trabajadores, organización criminal, asociación ilícita, tráfico de influencias, apropiación indebida, cohecho, administración desleal societaria, corrupción entre particulares, delito contra la Hacienda Pública… Fraude fiscal y falsedad documental de J. C. Monedero… Pagos recibidos del gobierno de Venezuela a través de un paraíso fiscal para la financiación del partido y para implantar un régimen bolivariano en España… Pagos indebidos a Rafael Mayoral por sus trabajos con el gobierno de Ecuador… Estafa de Iñigo Errejón por su vinculación a la Universidad de Málaga, de la que percibió una remuneración mientras ya ostentaba un cargo público… La solicitud de que Ione Belarra sea imputada en el caso Neurona, tras conocerse que sería la sustituta de Iglesias en el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030… Caso Dina (o el acoso a Podemos desde las cloacas del Estado)… Etc. etc. Todas esas y otras causas han sido archivadas por la Justicia por falta de pruebas o por sustentarse en pruebas falsas. Pero el daño ya estaba hecho. En la memoria de muchísimos ciudadanos quedó instalado el ruido que habría de provocar la caída de PODEMOS.

A la vista de estos gravísimos hechos, esta operación de acoso y derribo, tal y como ha expresado la actual secretaria del partido morado, Ione Belarra: «No era contra PODEMOS, era contra la democracia y el avance social que representaba nuestro espacio».

Bibliografía recomendada

  • El malvado Ibex (José García Abad – Ediciones El Siglo)
  • El valor de la solidaridad (Olof Palme – Ediciones Los Libros del Innombrable)
  • La socialdemocracia (Ludolfo Paramio – Ediciones Catarata)
  • Lucha de clases (Noam Chomsky – Editorial Crítica)
  • La quinta libertad (Noam Chomsky – Editorial Crítica)
  • Cómo nos venden la moto (Noam Chomsky e Ignacio Ramonet – Ediciones Icaria)
  • 58 bulos y desinformaciones sobre el ex secretario general de Unidas Podemos, Pablo Iglesias https://maldita.es/malditobulo/20210511/57-bulos-desImaciones-ex-secretario-general-podemos-pablo-iglesias/
  • La odiosea de Podemos: De la Puerta del Sol a Moncloa (José Antonio González Casanova – El Viejo Topo)
  • Nudo España (Enric Juliana y Pablo Iglesias – Arpa)
  • Crisis constitucional e impulso constituyente (Javier Pérez Royo y Pablo Iglesias – Fundación Instituto 25 de Mayo para la Democracia)
  • Verdades a la cara: recuerdos de los años salvajes (Pablo Iglesias – Navona Editorial)
  • Medios y cloacas (Pablo Iglesias – Revista Contexto SL)
  • Los secretos de la estrategia de Vox (Anne Applebaum) https://elpais.com/elpais/2019/05/10/ideas/1557485729_129647.html
  • El ocaso de la democracia: la seducción del autoritarismo (Anne Applebaum – Ediciones Debate)
  • Capital e ideología (Thomas Piketty – Ediciones Paidós)
  • Manipulación y medios en la sociedad de la información (Ángeles Díez, R. Aparici, F. Tucho – Ed. de la Torre)

Javier Díez Moro. Escritor y columnista.

Fotomontajes e ilustraciones del autor

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.