“Ser su viudo artístico significa abrazar su legado con la misma fuerza con la que él abrazó la vida. Significa no solo recordar, sino también replicar su audacia, su capacidad para desobedecer las normas literarias y performáticas con elegancia y furia. Es buscar la belleza en las grietas, en las historias de quienes siempre estuvieron al margen. Lemebel entendía que la memoria es resistencia, y como viudo suyo, esa es la tarea, mantener su memoria viva, ya sea compartiendo con el pueblo las imágenes que realizamos o las historias que compartimos, creando un arte que dialogue con su visión. Es un duelo activo, una forma de amor eterno hacia su obra y hacia este país que él retrató con tanta valentía”.
A 10 años de la muerte del célebre escritor nacional se presenta “Las viudas odiosas de Lemebel” en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, contando con la participación e intervención de Geraldine Mardones, Pedro Marinello, Cristián Cuevas, Pedro Bahamondes, Victoria Aldunate y su editor Víctor Hugo Robles. Jueves 23 de enero a las 19hrs en el Tercer Piso, Av. Matucana 501, Metro Quinta Normal.
Por Siempreviva Ediciones
“Era diciembre de 2014, vísperas de las fiestas de fin de año. Yo tomaba helado en la Plaza de Armas de Santiago cuando recibía un pequeño pero categórico mensaje informando que Lemebel estaba muy grave en la Fundación Arturo López Pérez. Para allá partí. No lo dudé un segundo, más allá de nuestros encuentros y desencuentros, angustiado y expectante, encaminé mi rumbo hacia la clínica pensando en la hermosa, tensa e intensa amistad con Pedro. No hubo mayor burocracia para entrar al lugar, así que me dirigí al segundo piso donde me señalaron estaba la habitación de Don Pedro, como dijo una amable enfermera. Pensé que estaría acostado, descansando y doliente pero para mi sorpresa lo encontré fuera de la pieza, rodeado de amigos, inundando con su energía vital todo el lugar. Recuerdo que estaba sentado en una silla de ruedas mirando la calle desde un ventanal, observando el horizonte, quizás pensando en el futuro, tal vez en la vida y en la muerte. Entonces, me acerqué despacito y ya a su lado, por la espalda, exclamé: “Hola poh niña”. Pedro, sorprendido, se volteó y solo atinó a gritar ¡guarrrrdias! esforzando su particular voz robótica que le dejó una operación a la laringe. Me asusté, imaginé ser expulsado por los guardias de seguridad de la clínica frente a la sonrisa veleidosa de otras locas amigas de Lemebel que le hacían férrea corte hospitalaria. Pero antes de ese bochornoso desenlace, Pedro, pícaro y juguetón, me dijo: “Tranquila, niña, es una broma”.
Así de modo alegre pero también irónico comienza la primera crónica de “Las viudas odiosas de Lemebel”, presentada y editada por Víctor Hugo Robles, obra colectiva que reúne recuerdos de escritores, poetas, teatristas, fotógrafos y activistas, más de 50 amigos y amigas de Pedro Lemebel, que rinden un justo y sentido homenaje a la vida y obra nuestra querida e inolvidable “mariquita linda” a 10 años de su triste adiós.
Según su autor, el periodista y activista, Víctor Hugo Robles, conocido como “El Che de los Gays”, la obra no es una biografía más, ni un monumento académico o literario, ni mucho menos una oda a la amistad personal, sino el ejercicio generoso y colectivo de recordar a unos de los mejores cronistas urbanos de Chile y al más importante activista de la comunidad LGBTIQ+, recogiendo las voces de las disidencias sexuales, siendo autores de los textos -en su gran mayoría- integrantes del movimiento por las diversidades sexuales en Chile. Entre los autores y fotógrafos, destacan: Claudio Narea, Héctor Hernández Montecinos, Juan Pablo Pozo, Victoria Aldunate, Cristián Cuevas Zambrano, Sofía Devenir, Claudio Barrientos, Marco Ruiz Delgado, Rucitama, Gustavo Bernal, Ernesto Muñoz, Johnny Aguirre, Patricio Martínez, Iván Said, Bessy Gallardo, Fernando Blanco, Eugeni Rodríguez del Frente de Liberación Gay de Cataluña, David Aruquipa de Bolivia, John Better de Colombia, Gonzalo León, Pedro Bahamondes, Manuel Hernández, Ximena Riffo, Álvaro Hope, Juan Pedro Catepillán, Mariela Rivera, Pamela Collado Varela, Pablo Sanhueza, Pablo Trujillo, Sergio López Retamal y Paz Errázuriz.
¿Y por qué viudas odiosas de Lemebel?
No son palabras del editor de la obra sino del talentoso actor Alfredo Castro que en una entrevista realizada por el periodista Pedro Bahamondes acusó a las amigas de Lemebel de pretender decir e imaginar todo lo que Pedro diría y/o haría ahora, llamándoles “viudas odiosas”. Víctor Hugo Robles, asumiendo e interpretando las críticas: “Alfredo Castro se enfureció con nosotras porque no toleró las críticas a su “Loca del Frente” en “Tengo miedo torero” y me bloqueó de sus redes. Yo no me enojé, más bien encontré precioso eso de “viudas odiosas” y creamos un colectivo imaginario y ahora un libro incómodo para unirnos, luchar y alzar nuestras odiosas voces”.
Las Dos Fridas 2024
La foto de portada de “Las viudas odiosas de Lemebel” es una cita a Las Dos Fridas, famosa pintura de la mexicana Frida Kahlo. De igual manera, una cita de la cita. Una cita a la fotografía de Las Yeguas del Apocalipsis en modo Frida, generosa e irreverente obra del fotógrafo Pedro Marinello, autor de la emblemática foto de Pedro Lemebel y Francisco Casas, realizada en 1989 y ahora, 35 años después, autor de Las Dos Fridas 2024, protagonizada por la sobrina de Pedro Lemebel, Geraldine Mardones y el Che de los gays.
En diciembre del 2024, concluido el juicio de la comunidad hereditaria de Lemebel, el fotógrafo Marinello decidió realizar un gesto de solidaridad con Geraldine, la hija desconocida de Jorge Mardones y sobrina de Lemebel que libró una ardua batalla por sus derechos y por liberar la obra de su tío Pedro. Marinello, autor de gran parte de la obra fotográfica de Las Yeguas del Apocalipsis, realiza este especial gesto político con la sobrina de Lemebel, rindiendo homenaje a Pedro, a sus luchas y a sus odiosas amigas.
¿Qué es ser viuda o viudo de Lemebel?
El fotógrafo Pedro Marinello fundamenta en “Las viudas odiosas de Lemebel”:
“Ser su viudo artístico significa abrazar su legado con la misma fuerza con la que él abrazó la vida. Significa no solo recordar, sino también replicar su audacia, su capacidad para desobedecer las normas literarias y performáticas con elegancia y furia. Es buscar la belleza en las grietas, en las historias de quienes siempre estuvieron al margen. Lemebel entendía que la memoria es resistencia, y como viudo suyo, esa es la tarea, mantener su memoria viva, ya sea compartiendo con el pueblo las imágenes que realizamos o las historias que compartimos, creando un arte que dialogue con su visión. Es un duelo activo, una forma de amor eterno hacia su obra y hacia este país que él retrató con tanta valentía”.
El Cortijo de Conchalí, 22 de enero de 2025.