Otra contundente derrota le propinaron los cubanos a sus enemigos del imperio y mercenarios con los multitudinarios desfiles por el Día Internacional de los Trabajadores, escenificados a lo largo y ancho de la mayor de las Antillas.
Un mar de pueblo abarrotó la histórica y colorida Plaza de la Revolución de La Habana, más 600 mil personas, para celebrar el 1 de mayo, y ratificar su determinación de defender la soberanía y la independencia de la isla caribeña ante las agresiones de EE.UU., y de solitarios adversarios al servicio del poderoso vecino del norte.
Al unísono y con similares propósitos, unos cinco millones de hombres, mujeres, abuelos, jóvenes y niños, desfilaron en las capitales provinciales y de los municipios de todo el territorio nacional, lo que constituyó una clara demostración de unidad.
Presentes en las marchas, encabezadas por el General de Ejército Raúl Castro, el presidente Miguel Diaz-Canel y otros altos dignatarios, estuvieron también numerosos amigos internacionales que ratificaron su decisión de acompañar a los cubanos en su lucha.
Todos demandaron el fin del bloqueo de EE.UU., la exclusión de Cuba de la espuria lista de Washington de estados patrocinadores del terrorismo, y el cese de las campañas mediáticas y ataques contra los colaboradores de la salud de la isla que curan y salvan vida en los cinco continentes.
No faltaron la siempre solidaridad con Palestina frente al genocidio israelí que financia la actual administración de la Casa Blanca, y con las causas justas de los pueblos del mundo.
Contrario a lo que auguraron grupúsculos de mercenarios de que las plazas estarían vacías este 1 de mayo, se llenaron de cubanos dignos, poniendo así en ridículo una vez más a tales empleados de Washington, y echando por tierra sus alucinaciones y cacareos.
Esos odiadores, como bien son calificados, junto a sus amos de la Casa Blanca, entre ellos el secretario de estado estadounidense, Marco Rubio, se equivocaron de nuevo porque no conocen al valiente y victorioso pueblo de la nación caribeña.
Además, olvidan o se niegan a reconocer la resistencia de los cubanos ante la cruel guerra le impone EE.UU. desde hace seis décadas, y las lecciones aprendidas del invicto líder histórico Fidel Castro.
A propósito de Fidel, el director de la afamada compañía de teatro infantil La Colmenita, Carlos Alberto Cremata, afirmó al cierre de la marcha en la habanera Plaza de la Revolución que el Comandante en Jefe “nos sigue guiando y nosotros siempre iremos tras él”.
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