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Cónclave de papistas, papanatas y papables

Fuentes: Rebelión

El entierro del Papa Francisco, en honor de jefes de Estados y de Gobiernos del mundo, hizo que se improvisara una especie de cumbre de jefes de Estado alrededor del baldoquinado vaticano y en la que, al modo de enfant terrible del momento, el fascista Donald Trump rompió el protocolo de luto en negro al tiempo que confesaba, en el centro de uno de los salones más nobles del Vaticano, al presidente de Ucrania, Zelenski, quien todavía parecía seguir disfrazado de traje de campaña. Y allí todos parecían más papistas que el Papa que acababa de morir. Por lo demás, la iglesia católica española ha sabido aprovechar el evento ya que ha incrementado sus cuñas publicitarias en las cadenas de radio para animar a marcar la famosa cruz en la casilla del IRPF, quizás aprovechando que el cuerpo todavía está caliente y así aumentar la recaudación.

También el mundo editorial y de la industria del cine ha sabido recoger esta ola papista y papanatista. La película “Conclave” ha sido de nuevo reprogramada en los cines y plataformas y lo mismo ha ocurrido con el best seller del mismo nombre de Robert Harris y hasta, en nuestro país, el periodista Eric Frattini ha sabido aprovechar el momento publicando su enésimo libro sobre las conspiraciones vaticanas. También la prensa religiosa y sus periodistas “independientes”, como Jesús Bastante o Vidal ,acompañados por el inevitable Padre Ángel, se han dado vueltas por los platós haciendo loas de la figura “irrepetible” del Papa Francisco en unas cadenas de televisión-y especialmente las cadenas públicas-,que sin solución de continuidad han pasado de las retrasmisiones de las procesiones de Semana Santa a aclamar, unánimemente, al Papa de Roma, destacando en el Vaticano a sus equipos de reporteros y unidades móviles además de organizar interminables debates sobre las figura del Papa y el futuro de la Iglesia. Pero, ante tanto murmullo beato, ¿dónde estaban las voces críticas, progresistas y laicistas? No han existido ni se las ha convocado. ¿Nadie ha hablado del laicismo en nuestra sociedad ni del papel real que juega la iglesia católica como factor de poder? No, de esto apenas se han oído voces. ¿Nadie ha hablado de que la iglesia católica sea la primera proveedora privada de educacion en el mundo y qué sea una de las corporaciones más potentes en el ámbito de la sanidad privada y la primera en el negocio de la caridad en el mundo? Nada, de esto nadie ha hablado y ¿ni siquiera se ha hablado del papel de la iglesia católica como paraíso fiscal y lavadora de dinero negro? No, tampoco; todo ha sido soterrado bajo el peso de las loas al Papa Francisco; un personaje, que por mucho que se haya querido borrar, ha cargado con una biografía imborrable de colaboración con los crímenes de la dictadura de Videla en Argentina. ¿Y las voces de la izquierda? En nuestro país cierta izquierda alternativa se ha convertido en papista y en papanatas y se siente una aliada de la iglesia católica y del Papa de Roma y así lo han repetido, machaconamente Yolanda Diaz, Pablo Iglesias y hasta Ione Belarra. Hasta Monedero editó un video, ahora desde las catacumbas, en el cual afirmaba” que ha muerto nuestro Papa” y el caso más ridículo ha sido el de Santiago Alba Rico que, en el diario “Publico”, decía que la izquierda “no puede dejar caer el Vaticano” (sic) al tiempo que, en otro artículo, reprendía a la feminista Nuria Alabao por afirmar ésta que el papa Francisco era un reaccionario que en nada se diferenciaba de la extrema derecha en lo que respecta al papel de la mujer en nuestra sociedad; acabando el reproche con esta ridícula, pedante y clerical frase: “ En pleno eclipse civilizacional, conviene ser implacable con las sombras, sí, pero también celebrar, sostener y alimentar la poca luz que aún nos queda. Aunque la linterna la lleve un cura

En medio de estas loas y alabanzas de la izquierda alternativa al Papa de Roma, la actitud del presidente del gobierno ha sido mucho más digna ya que se ha mantenido, a diferencia de sus fervorosos católicos vicepresidentes Bolaño y Montero, alejado de tanto aspaviento y matraca católica. Lo decimos claramente: no puede existir una izquierda-ni una derecha- avanzada sino se compromete con el laicismo y combate el clericalismo. Hasta entidades del cristianismo de base como “redes cristianas” comprenden esto, pero la izquierda política no lo entiende. En nuestro país existe una izquierda alejada de lo que ha sido la tradición republicana y laica del progresismo español. La claudicación mas clara del alejamiento de su propia historia ha sido la renuncia a la escuela única, pública y laica.

Pero hablemos ahora de los papables: los pronósticos de las casas de apuestas y de periodistas vaticanistas señalan a varios cardenales como favoritos: los periféricos más progresistas como el filipino Tagle o africanos conservadores como Robert Shara o el conservador húngaro Peter Erdo o los moderados italianos de extremo centro como Parolin o Zuppi. Pero en verdad y pese a las expectativas, cualquiera de los elegidos hará su función para la iglesia católica y se adaptará a la imagen que el momento requiera. Y el que ayer era ultraconservador, mañana será un gran reformista. Pero la Iglesia católica es un poder fáctico que se basa en una estructura organizativa, económica y social muy compleja y poderosísima y con tantos intereses que las decisiones se toman simultáneamente en muchos despachos y en muchos continentes; quien encabece la iglesia católica no es tan importante y cuando surjan problemas siempre se les puede apartar o se les puede hace desaparecer, como hemos visto últimamente. A nosotros nos ha llegado un rumor de ultratumba: el próximo Papa parece que habla portugués tiene menos de 60 años y va de poeta y ensayista espiritual y sus libros ya se han publicado en español y lo más importante, contrariamente a lo que parece, es un tapado profundo del Opus dei. ¿será el próximo Papa un “reformista” tapado del Opus dei? Cualquier cosa puede ser, pero lo que es un misterio es que el Vaticano sea un Estado y la Santa Sede, un sujeto de derecho internacional reconocido por más de 100 Estados en el mundo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.