Antonio Gómez Movellán

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El patrimonio cultural inmaterial es un concepto ambiguo para referirse a prácticas que van desde rituales, fiestas, oficios extinguidos o en vía de extinción o incluso conjuntos paisajistas. Existen convenios, en el marco de la Unesco, como la Convención para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de 2003, que definen y precisan lo que es este supuesto patrimonio cultural inmaterial.

El fichaje, por la oficina de tráfico de influencias “Acento “, de Alberto Garzón –pese a la marcha atrás por las protestas y presiones– no ha sorprendido a los que hemos seguido la actuación de Garzón en el Ministerio de Consumo.

Yolanda Díaz, en un alarde de electoralismo de la peor especie, se ha reunido de nuevo con el Papa de Roma despreciando y pisoteando el laicismo institucional, intentado obtener credibilidad social en la iglesia católica cuando apenas se tiene electoral.

La Iglesia católica y la ambistía

Existe un relato blanco sobre la Iglesia católica y la transición donde se presenta a ésta como una institución que estaba abierta al cambio y a la reforma política.

Como todos los años la Iglesia católica en España se gasta millones de euros en una campaña publicitaria para que los contribuyentes del IRPF pongan la famosa X de la Iglesia Católica.

Los últimos informes de la OCDE y de la Unión europea sobre la situación económica y social en España muestran un panorama de incertidumbre de la situación socioeconómica para millones de personas.

La sociedad política debe estar separada radicalmente de la iglesia católica algo que, desgraciadamente, no ha quedó reflejado en la constitución de 1978.

El finalizar el año es siempre un buen momento para hacer un balance de la legislatura, en este caso de los aspectos relativos al laicismo y al gobierno.

No nos explicamos cómo los socios del gobierno de Puig, que tanto claman por el laicismo en los mítines electorales, han podido tragar con semejante bodrio confesional que acaba de decretar Ximo Puig.

La persecución de la blasfemia tiene, en el mundo en que vivimos, un uso político. Por un lado, se pretende justificar un supuesto anti imperialismo en un fanatismo religioso y por otro se pretende también justificar un control imperial en una falsa superioridad cristiano occidental contra el atraso de otras “civilizaciones” y sus religiones.

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