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Como todos los años la Iglesia católica en España se gasta millones de euros en una campaña publicitaria para que los contribuyentes del IRPF pongan la famosa X de la Iglesia Católica.

Los últimos informes de la OCDE y de la Unión europea sobre la situación económica y social en España muestran un panorama de incertidumbre de la situación socioeconómica para millones de personas.
La sociedad política debe estar separada radicalmente de la iglesia católica algo que, desgraciadamente, no ha quedó reflejado en la constitución de 1978.
El finalizar el año es siempre un buen momento para hacer un balance de la legislatura, en este caso de los aspectos relativos al laicismo y al gobierno.
No nos explicamos cómo los socios del gobierno de Puig, que tanto claman por el laicismo en los mítines electorales, han podido tragar con semejante bodrio confesional que acaba de decretar Ximo Puig.
La persecución de la blasfemia tiene, en el mundo en que vivimos, un uso político. Por un lado, se pretende justificar un supuesto anti imperialismo en un fanatismo religioso y por otro se pretende también justificar un control imperial en una falsa superioridad cristiano occidental contra el atraso de otras “civilizaciones” y sus religiones.
El neutralismo activo, la objeción de conciencia, el antimilitarismo o el pacifismo son conceptos que la propaganda belicista asocia al colaboracionismo.

El periodista de investigación Manuel Rico, en la actualidad trabajando en el diario Infolibre, acaba de publicar un libro titulado Vergüenza: el escándalo de las residencias en la editorial Planeta y que da un aldabonazo contundente al drama que se ha vivido en las residencias de ancianos durante la pandemia. El libro, aparte de describir la situación del sector, evidencia que ha existido una dejación absoluta de los poderes público: «5.343 mayores murieron en sus residencias sin recibir atención hospitalaria, lo que equivale al 84 % del total de residentes fallecidos en ese periodo en la Comunidad de Madrid», se indigna Manuel Rico.

Este fin de semana hemos visto multitudinarias manifestaciones, animadas por la Conferencia episcopal y la derecha católica española, contra el proyecto de reforma de la ley de educación; además, los colegios católicos, por toda España, están adornando sus verjas de lazos naranjas, utilizando a los menores de edad en estas operaciones de propaganda católica.
Para nosotros los que vivimos hoy en España esta epidemia es algo nuevo e inesperado, pero en realidad existen muy buenas historias de las epidemias y pandemias en los anaqueles más apartados de las bibliotecas de historia.