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De Nicolás Tanco a Gustavo Petro

Las relaciones de Colombia con el Reino del Medio (China)

Fuentes: Rebelión

El viaje de Petro a China y la posibilidad de que Colombia sea parte de la Franja y Ruta de la seda amerita una mirada histórica a los flujos y pliegues de las relaciones diplomáticas (en sentido amplio, más allá del estadocentrismo) entre lo que hoy es Colombia y China.

En lengua china, China (zhongguo 中国) significa Reino del Medio o Reino Central, y este nombre fue instalado durante la dinastía Zhou (1046 antes de nuestra era común -a.c-hasta 256 a.c.) y significa centro geográfico, político y cultural del mundo, pero también el lugar intermedio entre los cielos y el resto de las civilizaciones. El nombre le definió un horizonte y un plan maestro que el gigante asiático ha tenido desde hace tres mil años, en medio de rebeliones, revoluciones y otros pliegues de la historia.

El resto del mundo se ha relacionado de diferentes modos con China y en diferentes niveles, cultural, político, económico, militar, mediante diferentes formas de la diplomacia [los tratos diplomáticos no solo ocurren entre estados, también entre pueblos, partidos y personas]. Propongo, de manera general, tres tropos que han orientado históricamente nuestras relaciones diplomáticas con China: el tropo orientalista-exotista, el tropo revolucionario y el tropo comercial, no como una secuencia lineal, sino como un proceso que mezcla nuestros deseos, mentalidades y reacciones ante el Reino del Medio.

El tropo orientalista

La relación de lo que hoy es Colombia con China ha hecho parte de los pliegues y flujos de la ecología-mundo capitalista. En el siglo XVI el imperio español, siguiendo el “manual” colonial de la conquista de América trató de invadir a China, pero le fue imposible. Eso sí, se apropió de las islas Filipinas, nombradas de manera imperialista en honor del rey Felipe II. Ya para entonces China era imaginada como un paraíso de materialidades apetecibles, seda, porcelana, recursos finos. Colón quería llegar a Catay (como los europeos llamaban a China). Es posible que guerreros indígenas de la América conquistada hubieran estado al servicio de España (incluidos de la actual Colombia) y participaran en las campañas fracasadas de conquista de China y sometimiento de Filipinas.

Tras las guerras de independencia y formada la naciente república, se dio otro pliegue de nuestro territorio en el seno de la ecología-mundo. Las potencias coloniales de Inglaterra, Francia, Prusia y Estados Unidos trataron nuevamente de subyugar a China, la sometieron a guerras racistas y le impusieron a su pueblo el consumo de opio para adormecerlo y dominarlo. Pero la dominación no fue competa aunque puertos claves como Hong-Kong quedaron bajo el capitalismo occidental.

Además de seda y porcelana, las relaciones de dominación racista colonial hicieron codiciado otro producto de China, trabajadores esclavizados denominados despectivamente culíes (trabador de carga – mano de obra barata de procedencia china e india). Y fue en ese flujo de personas y otras mercancías que apareció el gran neogranadino NICOLÁS TANCO ARMERO (1830 – 1890), como comerciante de culíes hacia Cuba y hacia las obras del ferrocarril de Panamá.

A esa diplomacia esclavista de Tanco Armero se sumó una suerte de diplomacia cultural imaginativa con que poetas como Rubén Darío, Amado Nervo, José Asunción Silva y Guillermo Valencia (padre del nefasto Guillermo León “violencia” y abuelo de Paloma Valencia y traductor de poesía china) exotizaron a China y contribuyeron con Europa a su orientalización. Leamos este verso de Silva:

Egalité

Juan Lanas, el mozo de esquina,
es absolutamente igual
al Emperador de la China:
los dos son el mismo animal.
Juan Lanas cubre su pelaje
con nuestra manta nacional;
el gran magnate lleva un traje
de seda verde excepcional.
Del uno cuidan cien dragones
de porcelana y de cristal;
Juan Lanas carga maldiciones
y gruesos fardos por un real,
pero si alguna mandarina
siguiendo el instinto sexual
al Emperador se avecina
en el traje tradicional
que tenía nuestra madre Eva
en aquella tarde fatal
en que se comieron la breva
del árbol del Bien y del Mal,
y si al mismo Juan una Juana
se entrega por modo brutal
y palpita la bestia humana
en un solo espasmo sexual,
Juan Lanas, el mozo de esquina,
es absolutamente igual
al Emperador de la China:
los dos son el mismo animal.

Si el exotismo y orientalismo fue la manera de imaginar a China por sectores de la burguesía colombiana, la esperanza revolucionaria fue el tropo mental de amplios sectores de izquierdas colombianas.

El tropo revolucionario

Fue en los años 30 del siglo XX que el recién creado Partido Comunista Colombiano empezó a traducir y difundir la experiencia revolucionaria china y el liderazgo de Mao Tse-Tung en la sensibilidad popular democrática de colombianos y colombianas. Desde las páginas de los periódicos comunistas Tierra (1932 – 1938) y luego en Voz de la Democracia, los comunistas criollos difundieron episodios de la guerra campesina china, la construcción de las bases de apoyo revolucionario, la Gran Marcha, y la política de alianzas para hacer frente a la invasión japonesa. Desde esas esquinas se saludó la construcción de la Nueva China tras el triunfo comunista liderado por Mao en 1949. De esa imaginación surgieron experiencias campesinas y fuertes simpatías pro-maoístas en el seno del PCC. Se decía en las Farc-ep que Marulanda Vélez y el Mono Jojoy eran lectores juiciosos de los escritos militares de Mao.

Con la existencia de la China maoísta apareció una nueva modalidad de diplomacia, la cultural y política revolucionaria. Viajeros del PCC, pero también otros intelectuales fueron a China a deslumbrarse con los logros de una nueva sociedad socialista.

Tras la ruptura China-Soviética de la primera mitad de la década de 1960 y el cisma comunista, las páginas del PCC cambiaron el tono hacia China, de amigo a enemigo. Pero los maoístas colombianos fundaron grupos políticos, guerrillas y grupos culturales para realizar una activa diplomacia cultural desde abajo. Así como se leyó Sobre la Guerra Prolongada y las Tesis Filosóficas de Mao, también se importó la acupuntura y otras joyas de la civilización china.

Entre los viajeros destacados hay que recordar a Enrique Posada, quien fue militante clandestino maoísta de Unión Proletaria y parte del equipo de traducción de las obras de Mao al español en China. También a los intelectuales afrocolombianos Manuel y Delia Zapata Olivella, simpatizantes maoístas y viajeros culturales entre Colombia y China. Este valioso fragmento de Manuel Zapata Olivella tomado de China 6 a.m. es diciente del tropo de la esperanza revolucionaria:

En el corazón de Pekín nos veíamos rodeados permanentemente por la presencia sencilla del pueblo. Inútilmente algunos delegados buscaban los tipos chinos que habían visto en las películas y literatura occidental. Por ninguna parte encontraban a las mujeres con sus trajes de seda bajo sombrillas de papel; ni las turbas de mendigos acosando al extranjero tan propio de la China de Chiang Kai-shek; ni hallaban, como era la obsesión de alguien, cantinas o prostíbulos. Estábamos frente a una nación nueva. Veíamos la juventud del pueblo más viejo del mundo. Ese rejuvenecimiento de China lo engendraba el sentido solidario del trabajo al servicio de una vida de paz para todos.

Al lado de esta diplomacia insurgente, había una diplomacia contrainsurgente y proimperialista. El gobierno de Laureano Gómez fue el único gobierno latinoamericano que envío tropas a la guerra de Corea en 1950 para “luchar” contra China comunista y en defensa de la civilización cristiana, contra la amenaza amarilla y por atornillar nuestro digno lugar en el patio trasero de Estados Unidos.

La diplomacia cultural y política de colombianos y colombianas con China se hizo desde arriba y desde abajo. En mis recuerdos infantiles tengo presente la lectura de la medicina China en la Revista China Ilustrada que circulaba en mi escuela primaria. Los cuadernos de mis compañeras y compañeros de curso se ilustraban con los rostros saludables de las gentes de china.

Un episodio poco conocido fue el caso de diplomacia ambiental tercermundista en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano de 1972. Fue el primer escenario en que China hizo presencia tras recuperar su estatus de país miembro de la comunidad internacional y en que se puso en juego el enfoque diplomático de la teoría de los Tres Mundos. La postura de China en ese evento fue de fuerte condena a Estados Unidos y al capital monopolista occidental por envenenar a Vietnam e intoxicar el planeta. La lucha fue álgida. Pero a la delegación China la respaldó la delegación de Brasil, sobre todo el intelectual Josué de Castro un simpatizante de Mao y también, en menor medida el político liberal colombiano, jefe de la delegación colombiana, Luis Villar Borda, quien había coqueteado con el EPL, y para entonces era embajador en Suecia. No gratuitamente la declaración de Estocolmo tiene varios pasajes del Libro Rojo de Mao, que José de Castro y Villar Borda recomendaron.

Tras la muerte de Mao en 1976, el fin de la revolución cultural y la toma del poder por los antimaoístas pragmáticos chinos un nuevo periodo de relaciones diplomáticas se abrió. Las lecturas antimaoístas pecan en general de ignorancia y repiten un guion trillado. La Revolución Cultural China fue un tiempo perdido de niños fanatizados que dañaron a China y al mundo. Por el contrario, la Revolución Cultural maoísta generó una gran transformación cultural de la sociedad china y en los sesentas y setentas globales, mediante la movilización y la crítica general de cada aspecto de la vida social, desde la teoría de la relatividad, hasta la construcción de barrenderos filósofos dialécticos que limpiaban las ciudades para servir al pueblo y convertir los tres desechos (sólidos, líquidos y gaseosos en tres tesoros: nuevos alimentos, nuevos combustibles y nuevos materiales), una enorme energía de materialidades y mentalidades en movimiento sin la cual, pese a la derrota maoísta, no podría ser explicable la China de hoy.

El tropo mercantil

La China capitalista de hoy se ha convertido en el motor de la ecología-mundo capitalista. El actual gobernante Xi Jinping ha revisitado el pensamiento de Mao pero no del todo a la revolución cultural, aunque no la condena. XI propuso en 2013 una reactualización del proyecto de ser el centro del mundo con la estrategia de la Franja y la Ruta de la Seda [Yīdài yīlù 一带一路] con que aspira a disputar la hegemonía global al decadente Estados Unidos y a la Unión Europea. 一带一路 es la propuesta de “globalización con características chinas”. Según el Guangming Times [光明时报], vocero del Comité Central del Partido Comunista de China:

El compartir universal abre el camino a la felicidad. El objetivo final de promover el desarrollo de alta calidad de la construcción conjunta de la «Franja y la Ruta» es lograr beneficios universales y mejorar las condiciones de vida de las personas. Debemos adherirnos a la filosofía de desarrollo centrada en la gente e integrar estrechamente la Iniciativa de la Franja y la Ruta con los intereses vitales de los pueblos de los países a lo largo de la ruta. Al implementar una serie de proyectos de subsistencia, la gente de los países a lo largo de la ruta sentirá realmente los beneficios y dividendos. Tomando como ejemplo el Foro de Cooperación China-África, este mecanismo no sólo ha promovido la cooperación económica y comercial entre China y África, sino que también ha promovido la implementación de proyectos de cooperación en campos relacionados. En la cooperación futura, debemos seguir fortaleciendo los intercambios culturales y la cooperación, asegurar que los proyectos de cooperación se ajusten con precisión a las necesidades reales de la gente de los países a lo largo de la ruta, permitir que los resultados de la Iniciativa de la Franja y la Ruta beneficien al público en general de manera cada vez más equitativa y allanar un camino amplio hacia una vida feliz. [http://theory.people.com.cn/]

La apuesta a la cooperación con China surge en el contexto de la gradual decadencia de los Estados Unidos y la lenta emergencia de mundo multipolar. Colombia reestableció relaciones con China en 1980. Y el primer embajador fue Luis Villar Borda. Villar Borda junto a Francisco Mosquera del Moir, Daniel Samper Pizano, Nelly Cabrera y otros empresarios crearon en 1977 la Asociación de la Amistad Colombo-China que puso el énfasis en una nueva diplomacia orientada a intercambios comerciales que han avanzado lentamente. En 1996 Ernesto Samper fue el primer presidente colombiano en viajar a China. Y se han firmado varios tratados bilaterales -según la información de Wikipedia-: Acuerdo de Cooperación Científica y Técnica (1981); Acuerdo sobre el proyecto Plan de Prevención y Protección contra Incendios Forestales en Colombia (1997); Memorando de Entendimiento de Cooperación en la Lucha Contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas y Delitos Conexos (1998); Tratado de Asistencia Judicial en Materia Penal (1999); Acuerdo de Cooperación Económica y Técnica (2007); Acuerdo para la Promoción y Protección de Inversiones (2008); Acuerdo para la Prevención del Robo, Excavación Clandestina e Importación y Exportación Ilícitas de Bienes Culturales (2012); y un Tratado sobre el Traslado de Personas Condenadas (2019). Por las fechas se puede ver que la mayoría de tratados se han firmado en gobiernos uribistas.

Un sector del capitalismo colombiano quiere, como otros sectores de las burguesías latinoamericanas, apostarle a la multipolaridad y a una alianza con China. Los uribistas no han sido ajenos a estos coqueteos., así que su alharaca es más campaña antipetro que concepción estratégica.

La profundización de las relaciones con China, como con cualquier otro país trae posibilidades y amenazas. Todo trato diplomático debe darse bajo el principio de soberanía y autodeterminación, algo a lo que la oligarquía colombiana no está acostumbrada pues no hace parte de su ADN. Hay que seguirle el pulso a esta tendencia, no asustarse, analizarla críticamente.

Frank Molano Camargo es profesor del Doctorado en Estudios Sociales y de la Licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.

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