Nos comprometemos a no dejar de hablar de Palestina, a no callar frente al poder y a seguir denunciando la arquitectura imperial que permite el genocidio.
Hoy, mientras Estados Unidos celebra su independencia, millones de personas alrededor del mundo recordamos el costo humano que ha significado su “libertad”. Cada 4 de julio, las banderas ondean y se repiten discursos sobre democracia y derechos humanos. Pero detrás de los fuegos artificiales se esconde una historia y un presente de invasiones, golpes de Estado, saqueo de recursos y apoyo incondicional a crímenes de lesa humanidad, especialmente en Palestina.
Desde su origen, Estados Unidos no ha dejado de expandirse a costa de la vida de otros pueblos. Exterminó a las naciones originarias de América del Norte, esclavizó brutalmente a millones de africanos, y durante el siglo XX se convirtió en el brazo armado del capital global. Hoy, en pleno 2025, el país que dice defender los derechos humanos es el principal financista del genocidio del pueblo palestino a manos del régimen israelí.
Más de 60 mil palestinxs han sido asesinadxs en Gaza desde octubre de 2023, la mayoría mujeres, ancianos y niños. ¿Quién paga las armas, las bombas, la tecnología de exterminio? Estados Unidos. ¿Quién bloquea los acuerdos internacionales para detener la masacre? Estados Unidos. ¿Quién amenaza y chantajea a los organismos internacionales que investigan los crímenes? Estados Unidos.
Bajo su bandera, se justifican asesinatos de periodistas, bombardeos de hospitales, destrucción sistemática de escuelas, hambrunas inducidas y desplazamientos forzados. No hay justicia posible mientras este imperio mantenga su poder de veto y su impunidad.
Desde Chile, como Coordinadora por Palestina, no celebramos la independencia del imperio. Denunciamos su hipocresía, su militarismo y su complicidad con uno de los crímenes más atroces de nuestro tiempo. En lugar de libertad, el 4 de julio representa para los pueblos del mundo la continuidad del colonialismo bajo nuevas formas, económicas, políticas, culturales y militares.
Nosotros elegimos otro camino. Nos organizamos desde abajo, desde la solidaridad internacionalista, por un mundo sin ocupaciones ni muros, sin apartheid ni armas nucleares. Nos comprometemos a no dejar de hablar de Palestina, a no callar frente al poder y a seguir denunciando la arquitectura imperial que permite el genocidio.
¡Todos los ojos en Gaza!
¡Viva la lucha del pueblo palestino!
¡Abajo el imperialismo!
Coordinadora por Palestina de Chile