El narcisismo es un rasgo de la personalidad que se caracteriza por una excesiva preocupación por uno mismo, un sentimiento de derecho a un trato especial y una necesidad de admiración. Implica un sentido exagerado de autoimportancia, cosas como hombre enviado por la providencia para salvar el país
La ausencia de toda empatía hacia los demás y una tendencia a explotarlos para satisfacer sus propias necesidades es un rasgo típico de los narcisistas. Si bien todos experimentamos cierto grado de egocentrismo, el narcisismo se convierte en un problema cuando perjudica significativamente las funciones sociales o laborales y causa angustia a los demás. El malabarismo de Trump con los aranceles es una prueba de un narcisismo egocéntrico extremo.
Dos de los principales narcisistas patológicos del mundo, Donald Trump y Benjamin Netanyahu, se reunieron en la Casa Blanca el lunes.
Hubo poco acuerdo sustancial sobre temas pendientes, pero la reunión tuvo un momento culminante teatral. Fue cuando Netanyahu le entregó a Trump una carta que lo nominaba al Premio Nobel de la Paz. «Te lo mereces», dijo con una sonrisa el genocida el Netanyahu. «Viniendo de ti en particular, esto es muy significativo», sin asomo de ironía, respondió Trump.
La autointoxicación de estos hombres sería cómica si no fuese alarmante. Trump, sin ayuda de nadie, está comprometiendo las instituciones claves de la democracia estadounidense, incluyendo la autonomía de las universidades de élite y la censura de los medios de comunicación y las entidades legales y judiciales.
Netanyahu libra una guerra genocida que está convirtiendo a Israel en un Estado criminal tratado ahora como un paria, mientras creó un conflicto generacional en la comunidad judía estadounidense, dividiendo a la diáspora judía en todo el mundo y provocando un aumento mundial del antisemitismo.
Trump y Netanyahu operan en entornos políticos diferentes, pero cada uno tiene una autoestima exagerada que surge de la ilusión de poseer una enorme capacidad intelectual y la tecnología militar más avanzada.
La fanfarronería asociada con el fracasado bombardeo de Trump contra las instalaciones nucleares de Irán y las afirmaciones de Netanyahu de estar cambiando el mapa de Oriente Medio son muestras patentes de arrogante paranoia. La afirmación de Netanyahu de que las Fuerzas de Defensa de Israel son el «ejército más moral del mundo» es un evidente disparate después del asesinato de cientos de miles de civiles palestinos. Luego sucedió que los misiles de Irán demostraron que el Domo de hierro era un colador.
La incapacidad de Trump para admitir que perdió las elecciones de 2020 habla de la fragilidad de su ego. Los grandes medios de comunicación han ignorado en gran medida la salud mental de ambos protagonistas de la política internacional
Netanyahu sabe que con un Trump obediente desde hace varios años tiene la sartén por el mango. Por eso declaró ante un público israelí: «Sé que cuento con los Estados Unidos. Es un país vasallo al que puede mover con mucha facilidad en la dirección que conviene, aunque sea complicidad criminal».
Como dijo el editor del New Yorker, David Remnick, «No hay ningún presidente estadounidense —Clinton, Bush, Obama, Biden o Trump— que haya tratado con Netanyahu y no haya quedado, tarde o temprano, con un resentimiento persistente».
Remnick, en realidad, subestimó estas situaciones. Esos presidentes no lo soportaban. Sin embargo todos ellos dieron al ejército de Israel todo lo que exigían. Como resultado, Estados Unidos es totalmente cómplice de la campaña genocida de Netanyahu.
En cuanto a Trump, es el único presidente que se atrevió a poner la embajada de Estados Unidos en Jerusalén en violación de normas básicas del derecho internacional que no permite poner la capital en un territorio ajeno ocupado militarmente. Luego dijo que impondrá aranceles del 10% a los países del BRICS, como si ignorara que los BRICS ya comercian cada vez menos con Estados Unidos y son el 40% de la economía mundial.
Llamó a Putin terrorista, pero prometió dar a Israel todo lo necesario para llevar a cabo una campaña genocida desde el aire contra una comunidad palestina sin medios de defensa. Y tolera la violenta expansión de la presencia israelí en Cisjordania. Porque necesita obedecer al lobby sionista conocido como AIPAC, que es uno de los principales financiadores de campañas políticas que reparte su dinero entre republicanos y demócratas por igual.
Esta es la tercera reunión entre Trump y Netanyahu, y sin duda celebrarán su exitosa campaña de bombardeos contra las defensas aéreas y las instalaciones nucleares de Irán. Tras convencer a Trump de la necesidad de atacar las instalaciones nucleares de Irán con las bombas antibúnkeres del Pentágono de 13.600 kilos, Netanyahu presumiblemente intentará convencer a Trump de que se una a Israel en la campaña militar para lograr un cambio de régimen en Irán. Incluso Trump, con sus limitaciones intelectuales, presumiblemente comprende los límites del poder militar para lograr un cambio de régimen, dadas las recientes experiencias de Estados Unidos en Irak y Afganistán, donde la participación militar condujo a dos décadas de combates inútiles por parte de Estados Unidos en ambos lugares.
Todavía se debate el daño causado al programa nuclear iraní, pero hay una certeza: Trump se ha asegurado de que Oriente Medio siga siendo el espino de Estados Unidos. Sin embargo, presumiblemente, Trump buscará un alto el fuego entre Israel y Hamás para reducir la posibilidad de una continua intervención militar estadounidense en Oriente Medio. Netanyahu hará todo lo posible para evitar la reanudación de las conversaciones entre Estados Unidos e Irán sobre un nuevo acuerdo nuclear que sustituya al que Trump puso fin en 2018.
En cualquier caso, desde su última reunión en abril, los israelíes han estado matando a palestinos en cifras récord, y las cifras de desnutrición aguda en Gaza siguen aumentando. El número de palestinos desplazados en Gaza también sigue creciendo, y los bloqueos israelíes a la ayuda humanitaria continúan. El asedio mortal de Israel continúa en Gaza y Cisjordania y Trump no hace ningún esfuerzo serio por detenerlo. Al igual que Putin, Netanyahu parece estar jugando con Trump en estas conversaciones.
Una característica principal de los narcisistas es la grandiosidad y este rasgo dificulta predecir las posiciones negociadoras de Trump o Netanyahu. La grandiosidad de Trump y el engreimiento genocida de Netanyahu
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