Esta terrible tragedia en la mina El Teniente, como otras ocurridas en distintos ámbitos de la economía, nos debe conducir a un proceso unitario y de unificación, de sensibilización y educación de los trabajadores en torno a un proyecto de cambio de la legislación laboral vigente.
La precarización de los trabajadores y trabajadoras de las empresas del subcontrato una vez más ha quedado en evidencia tras la muerte de 6 trabajadores en la mina División El Teniente de Codelco. La precarización sumada a la nula fiscalización de las entidades gubernamentales, Dirección del Trabajo y Sernageomin, han desencadenado esta terrible tragedia, donde los mineros fueron víctimas de las pésimas condiciones de trabajo y el nulo actuar de las autoridades.
Las denuncias hechas por trabajadores y dirigentes sindicales de las empresas del subcontrato en la Mina, nos deja un balance desolador, trabajadores sin las protecciones de seguridad mínimas para trabajar a más de 1.000 metros de profundidad, en un acto prácticamente criminal, además con una brecha salarial totalmente desigual entre los trabajadores contratados por Codelco y los trabajadores subcontratados de Codelco. A ello se agregan los grotescos ingresos de los altos ejecutivos de la cuprífera estatal, peor aún si constatamos que Codelco se toma la atribución de no dejar ingresar a la mina a los dirigentes sindicales de las empresas del subcontrato con el objeto de evitar que visiten a sus asociados y fiscalicen sus condiciones laborales.
Nos llama la atención que frente a estos graves acontecimientos, el presidente de la república no remueva de la presidencia de Codelco a su director Máximo Pacheco Matte. Ni siquiera la clase política, diputados y senadores han realizado una crítica frente a estos hechos. Los sindicatos de Codelco eran ejemplo de lucha donde en cada negociación y huelga se demostraba la fuerza de los trabajadores, pero hoy no alzan la voz por sus compañeros subcontratados que llevan años luchando por mejoras salariales y derechos laborales. El rechazo a las reivindicaciones de los trabajadores del subcontrato y en general de la clase trabajadora, son la prueba más clara de que no habrá soluciones por la vía de la instalación de mesas de diálogo o instrumentos similares, creados por el sistema para dilatar y agotar a los que reclamamos soluciones.
Estos hechos interpelan para preguntarnos, ¿Cuál es el rol de las empresas del subcontrato en la economía nacional? Ya que estas empresas están en todo el ámbito de la economía, retail, banca, forestales, construcción, minería, energía, telecomunicaciones, etc. y en el Estado que incluye a las municipalidades, la respuesta es nítida: el subcontrato es precarización de los trabajadores, es la pérdida de los derechos, es la atomización de los sindicatos, por parte de la patronal y del propio Estado capital. La Ley del Subcontrato se dictó para regular el trabajo y en la práctica sólo profundizó más la desigualdad entre los trabajadores. Esto ha llevado a que las empresas se lleven las ganancias y los trabajadores cada vez más empobrecidos, vivan con un sueldo que no alcanza para subsistir dignamente.
Esta terrible tragedia en la mina El Teniente, como otras ocurridas en distintos ámbitos de la economía, nos debe conducir a un proceso unitario y de unificación, de sensibilización y educación de los trabajadores en torno a un proyecto de cambio de la legislación laboral vigente. En esa tarea los dirigentes sindicales debemos jugar un papel central. Se debe profundizar un proceso de unidad en la acción, para acumular fuerzas sociales y consolidar una corriente que avance hacia los objetivos compartidos. La clase trabajadora, sin dudas, tiene las capacidades: falta consolidar las voluntades y el compromiso para disputar la hegemonía de la clase dominante.
El autor del artículo es presidente de la Central Clasista de Trabajadores y Trabajadoras de Chile y presidente de la Federación Nacional de Trabajadores de Cementerios Municipales
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