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Marco Rubio y su obsesión por acabar con las brigadas médicas cubanas

Fuentes: Venezuela News

La exalcalde de Crema, Stefania Bonaldi, sigue hablando de los médicos cubanos con una gran admiración y agradecimiento. Igual lo hacen residentes de esa ciudad italiana, pero también los de Torino. Desde Cuba llegaron en marzo y abril 2020, cuando más se necesitaban: se creía que el Covid-19 acabaría con todos, pues cientos morían en sus casas ante la falta de atención médica. Casi 100 médicos y enfermeros batallaron contra la pandemia sin descanso durante varios meses. La imagen que ha quedado de ellos es de “héroes”. Posteriormente, al ver su profesionalismo y entrega, otras regiones firmaron acuerdos con el gobierno cubano, especialmente Calabria, al sur del país. Hasta mayo de 2025, había en servicio aproximadamente 370 médicos cubanos en Italia.

El rico principado europeo de Andorra también realizó un convenio con el gobierno de Cuba para enfrentar al Covid. Así, en marzo 2020 llegó en tiempo récord un contingente de 39 profesionales.

Sorpresivamente, por decreto, el gobierno francés autorizó que a Martinica, una de sus colonias en el Caribe, se desplazaran quince médicos cubanos durante tres meses para suplir la falta de personal médico especializado. En la Francia metropolitana vieron por la TV cómo los profesionales eran recibidos con la más grande esperanza. «Para mí, esto es una victoria, una gran alegría», expresó la senadora Catherine Conconne, quien luchó por ello.

La casi totalidad de europeos quedaron desconcertados ante este inesperado y valioso aporte médico. Era desconocida esa capacidad de humanismo y de entrega, ya que la gran prensa sólo ha sabido repetir que Cuba es una isla con una dictadura que subyuga a su pueblo.

Cuba, casi aislada política y económicamente en el mundo por decisión de Washington, envió sus brigadas de batas blancas a 38 países para combatir al Covid, siempre bajo acuerdo entre gobiernos. En varios casos con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud, OMS.

El régimen estadounidense, que nunca brindó alternativas, hizo todo lo posible para evitar estos convenios, utilizando el chantaje, las amenazas y aludiendo pretextos poco creíbles. Mientras el mundo veía cómo la primera potencia del mundo no tenía medios suficientes para enfrentar a la epidemia, y más de medio millón de personas morían por falta de una mínima atención médica (aún hoy el virus se cobra semanalmente un promedio de 350 muertes en ese país).

En esos difíciles momentos para la humanidad, Donald Trump, cruelmente le negó a Cuba la posibilidad de adquirir tanques de oxígeno, tan extremadamente necesarios para atender a sus ciudadanos afectados. Aún así, Cuba logró crear dos vacunas que, en varios casos, donó a países sin recursos o las vendió a precio muy módico.

No era la primera vez que brigadas médicas cubanas iban al exterior para brindar sus servicios. Durante la lucha contra la epidemia del ébola, 2014-2016, principalmente en Sierra Leona, Liberia y Guinea Conakry, los profesionales cubanos tuvieron un papel de primer orden: casi 200 médicos y enfermeros trabajaron bajo la supervisión de la OMS. Léase bien: de manera increíble se habían ofrecido más de 15,000 trabajadores de la salud como voluntarios para ir a esta misión, en extremo arriesgada.

Desde las primeras luces de este siglo, el “ejército de batas blancas”, como algunos les dicen, organizados en 28 brigadas, han viajado para ayudar a aliviar los efectos de 16 inundaciones, ocho huracanes, ocho terremotos y cuatro epidemias. Ellos y ellas han ido donde nadie se atreve a ir. Han sido millones de mujeres y hombres en el campo, la selva, el desierto o el extremo frío, que han conocido por primera vez la existencia de un médico.

Lo testimonian en Pakistán, Honduras, Haití, Jamaica, Togo, Angola, Sierra Leona, Liberia, Guinea Conakry, Ecuador, Bolivia, Brasil, Barbados, Belice, Surinam… La lista es larga.

Entre 2015 y 2018, el gobierno cubano desplegó a más de 50.000 cooperantes (la mitad de ellos, médicos), en 68 países. Hasta marzo 2025 existían 28.729 colaboradores en 59 países, algunos tan diferentes social y políticamente como Arabia Saudita, Burkina Faso, Cabo Verde, Catar, Guatemala, China, Etiopía, Gambia, Mongolia, República Dominicana, Sudáfrica, Turquía, Venezuela, Vietnam o Zimbabue. Los acuerdos responden a las necesidades expresadas por los gobiernos que solicitan sus servicios.

Se calcula que más de 600 000 trabajadores de la salud cubanos han cumplido misiones de este tipo en 165 naciones. La primera fue en Argelia, recién independizada de Francia, en 1963.

Donde Estados Unidos y Europa han enviado tropas, Cuba envía médicos. Además de compartir los pocos medicamentos que ha tenido, como sucedió con Haití, por ejemplo. En muchos zonas de esta sufrida nación, solo los médicos cubanos son permitidos por las pandillas.

Quienes no la han visto, pueden buscar en internet aquella terrible fotografía donde una niña corre desnuda por una carretera vietnamita, llorando, con la piel quemada por los bombardeos con napalm del ejército estadounidense, y que impactó terriblemente al mundo. Fue en La Habana que ella, Kim Phuc, fue tratada. A Estados Unidos no le había importado ella ni los millones que quemó. Tampoco a sus cómplices europeos. También debemos recordar que 19,000 niños y niñas recibieron atención en Cuba luego de ser afectados por el accidente nuclear de Chernobyl, en 1986. Ni Europa, menos Estados Unidos, se preocupó por su salud: lo importante fue lanzar una campaña mediática contra el gobierno soviético.

Durante una sesión extraordinaria de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, sobre el sida, julio de 2001, Cuba ofreció «los médicos, pedagogos, psicólogos y otros especialistas que se requieran para asesorar y colaborar con las campañas de prevención del sida y otras enfermedades”. También los equipos y kits de diagnósticos necesarios para programas básicos de prevención del sida. Y si el proyecto fuera adoptado, dijo la delegación cubana, «sólo sería necesario que la comunidad internacional aporte las materias primas para los medicamentos. Cuba no obtendría ganancia alguna y aportaría los salarios de su personal…». La propuesta no prosperó. Seguro no convenía a las grandes transnacionales farmacéuticas. En esas fechas el índice de contagio en la isla era del 0,09%, frente a un 0,6% en Estados Unidos.

Al día de hoy, ningún gobierno, entidad privada, u organismo internacional ha logrado estructurar un programa médico mundial que dé respuesta efectiva y a gran escala a los necesitados, tal como ha hecho Cuba. Es una extensa red de cooperación médica internacional, con una capacidad de despliegue que ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) puede asegurar.

Según datos recientes, Cuba cuenta con más médicos que cualquier país de Europa: casi 8 médicos por cada 1,000 habitantes, mientras que Grecia tiene 6,3 médicos; Austria, 5,5 médicos; Noruega, con alrededor de 5,2; España, con cerca de 4,6; Italia tiene 4,25 médicos; Francia e Inglaterra cuentan con unos 3,4 médicos por cada mil habitantes. Son los dátos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE.

Y el régimen que más ataca al sistema político y de salud cubano, Estados Unidos, cuenta con tan solo 2.5 médicos por cada 1,000 habitantes. Esto implica que Cuba tiene aproximadamente tres veces más médicos por habitante que Estados Unidos.

A Marco Rubio le dieron con qué entretenerse

Y a este maravilloso y humano sistema de salud es al que Estados Unidos se ha dedicado a terminar desde Bush hijo, aunque el régimen de Donald Trum lo viene haciendo con saña. Y para ello ha dejado manos libres a su secretario de Estado, Marco Rubio, pues parece que no lo necesita para otras cosas de política internacional.

Rubio, cuyos padres huyeron de Cuba debido a la pobreza existente antes de la revolución, ya estaba en ese camino desde que era senador, siguiendo los deseos de la extrema derecha de origen cubano en la Florida. En ese cargo se convirtió en el principal promotor del endurecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, arquitecto de la política de «máxima presión», durante el primer gobierno de Trump, que incluyó la reincorporación de Cuba a la lista de países patrocinadores del terrorismo.

En enero de 2025, ya como secretario de Estado, Rubio anunció sin sutilezas ir contra el programa internacional de médicos cubanos. Reforzó el discurso que ya traía de que ello era «mano de obra forzada”, de “explotación”, que “enriquece al régimen” cubano “corrupto”. El programa, según repite y repite, no es una cooperación médica, sino un “sistema abusivo” donde el gobierno cubano cobra a los países que reciben estos servicios y paga muy poco o nada a los médicos, siendo un “alquiler de médicos a precios elevados”, casi “una forma de esclavitud moderna”.

Nunca ha mencionado que el dinero recibido por el gobierno cubano de otros gobiernos, además de pagarle a los profesionales lo convenido, también se invierte en mantener el sistema de salud pública.

Atacar las misiones también es parte de una agenda para debilitar a Cuba políticamente. Su expansión ha sido vista por Rubio, y así lo transmite, como una amenaza a la influencia de Estados Unidos en regiones del Caribe, América Latina y África. Para atacarlas utiliza las “denuncias” de presuntas violaciones a los derechos humanos y laborales que justifican las medidas punitivas, no sólo para Cuba. La misión esencial que asumió Rubio es desprestigiar, desestabilizar y acabar con una de las estrellas logradas por la revolución cubana.

Aprendiendo de su jefe Trump, especialista en aplicar aranceles, Rubio empezó amenazando en quitar las visas de ingreso a Estados Unidos e imponer sanciones a funcionarios de países que participen, o hayan participado, en estos programas. Inmediatamente varios líderes de países de la Comunidad del Caribe, Caricom, defendiendo la contratación de esos médicos como beneficio crucial para sus países.

En una conferencia conjunta con el Primer Ministro de Jamaica, Andrew Holness, el 26 de marzo 2025, Rubio fue cuestionado sobre su postura, respondiendo:

«No tenemos ningún problema con la asistencia médica ni con los médicos, es sobre el cumplimiento de las normas laborales internacionales y similares”.

Seguidamente repitió los mismos tres argumentos ya bastante conocidos, y muy tristemente defendidos. El Primer ministro, luego de contarle que los galenos cubanos han suplido el déficit de personal sanitario, le expresó:

“Nos aseguramos de que sean tratados conforme a nuestras leyes laborales y normas internacionales”. Rubio, sin saber qué hacer, debió decir que “tal vez” en Jamaica los estándares laborales para los cubanos “sean diferentes”. Para luego volver a la carga:

«Creo que todos podemos estar de acuerdo en que la trata de personas, ya sean médicos o trabajadores agrícolas (…) es una práctica atroz por parte del régimen cubano (…) Pero, en general, ese es el problema del programa”.

Aparte del discurso, amenazas y exigencias, que de seguro podrá repetir dormido, no habló de las alternativas que le pidieron para suplir el deficit de médicos. Ah, le recordaron que la cooperación médica entre Jamaica y Cuba ya tiene 50 años de existencia.

El 3 de junio 2025, Rubio anunció restricciones de visas, aunque sin dar nombres específicos, para altos funcionarios de Honduras, Nicaragua, Guatemala y El Salvador que estuvieron, o están, vinculados a misiones médicas cubanas. La medida aplicaría también a miembros de sus familias.

El 13 de agosto 2025, desde el Departamento de Estado se anunciaron restricciones de visados para funcionarios de países africanos, Brasil y de Granada, una nación insular del Caribe. “Estas medidas promueven la rendición de cuentas de quienes apoyan y perpetúan estas prácticas explotadoras”, con los médicos cubanos, afirmó el comunicado.

El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva expresó su posición sobre Cuba al defender el programa “Mais Medicos” (Más Médicos):

«Resulta importante que sepan que nuestra relación con Cuba se basa en el respeto hacia un pueblo que ha sido víctima de un bloqueo económico, comercial y financiero durante más de 60 años».

Washington acusa a Mozart Julio Tabosa Sales, secretario del Ministerio de Salud brasileño, y a Alberto Kleiman, exfuncionario gubernamental, de haber desempeñado «un papel en la planificación y ejecución» en el programa médico. Igualmente se revocaron las visas de la esposa e hija del ministro de Salud brasileño Alexandre Padilha. Tabosa y Kleiman trabajaron en el Ministerio de Salud de Brasil bajo el mandato de la expresidenta Dilma Rousseff, cuando se trajeron al país a miles de médicos cubanos para prestar asistencia médica en zonas remotas y empobrecidas. Ella destacó que “el modelo de los médicos cubanos es muy humano, al tratar la enfermedad no solo como un problema, sino entendiendo al ser humano”. Ante la expulsión de las brigadas por parte del entonces presidente de extrema derecha, Jair Bolsonaro, Rousseff calificó la situación como una «catástrofe nacional» que dejaría sin atención primaria a millones de brasileños. Y así sucedió.

El Departamento de Estado incluyó a exmiembros de la Organización Panamericana de la Salud, «por su complicidad en el plan de misiones médicas del régimen» de Cuba. «Utilizaron a la OPS como intermediaria con la dictadura cubana para implementar el programa sin cumplir los requisitos constitucionales brasileños, eludiendo las sanciones de Estados Unidos contra Cuba».

La oficina de Rubio también señaló que algunos funcionarios mexicanos facilitaron la presencia de médicos cubanos desde 2020 y por ello se les retiraría la visa. Esto había sido una decisión del entonces presidente López Obrador, ante la escasez de médicos «provocada por los gobiernos neoliberales» y para cubrir la demanda de atención en lugares lejanos o de difícil acceso a donde los profesionales mexicanos «no quieren ir», diría en su momento el mandatario. Ante ello, la presidenta Claudia Sheinbaum contestó a las declaraciones del secretario de Estado, sobre su advertencia del retiro de visas a quienes promuevan estas misiones: «Primero, no es trabajo forzado”. Agregó que las contrataciones son algo “legal, es abierto y no tiene problema», pidiendo a Estados Unidos tener «colaboración, coordinación, pero no subordinación. México define su política exterior».

Entre los “castigados” por el Departamento de Estado se encuentran Luz Elena González Escobar (secretaria de Energía), Oliva López Arellano (exsecretaria de Salud de la Ciudad de México), Juan Antonio Ferrer Aguilar (exdirector del Insabi) y Jesús Antonio Garrido Ortigosa (exdirector general de Administración y Finanzas de la Sedesa).

Por los mismos días Dennis Cornwall, Ministro de Hacienda de Granada, perdió todas sus visas estadounidenses, así como su exesposa. El, y varios líderes granadinos declararon públicamente en el Parlamento que no les importaba perder el visado estadounidense.

Por el momento un país, Bahamas, anuló convenios con Cuba para misiones médicas y docentes, lo cual podría interpretarse como un efecto de la presión de Marco Rubio.

Y sí, han existido profesionales cubanos que han escuchado los “consejos” estadounidenses, convertidos en cantos de sirena, y han abandonado las misiones de forma irregular. Pronto se daría cuenta que todo era una artimaña para dañar a la revolución cubana y sus misiones humanitaria: en los países donde se encontraban no les han permitido practicar ya que el diploma no es válido. Y para hacerlo casi deberían volver a la universidad. Los que logran ingresar a Estados Unidos, luego de imnumerables sacrificios, se encuentran con el mismo problema. Quien los incitó, los recibe con los brazos cerrados y hasta con muestras de fastidio: ya cumplieron su función requerida y ahora son unos simples migrantes.

Mientras el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, ya está siendo visto como uno de los tantos obsesionados contra la revolución cubana de Miami. Cierto es que de ahí salió el “pequeño Marco”, como le dice Trump. Y Miami es considerada el platanal de Estados Unidos, por la actitud grotesca y violenta en que hacen política los contrarrevolucionarios cubanos. Quizás por eso Trump le dio a Cuba como una especie de hueso para que se entretenga y haga mal al pueblo cubano. ¿ O conocen Ustedes que haya realizado algo político o estratégico, de dimensión mundial, que amerite su cargo?

Fuente: https://venezuela-news.com/marco-rubio-obsesion-por-acabar-con-las-brigadas-medicas-cubanas-hernando-calvo/

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