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El legado de un pensador esencial para el siglo XXI

Fuentes: CTXT [Imagen: Manuel Sacristán Luzón en el verano de 1963. Créditos: Vera Sacristán]

En esta nueva entrega del Centenario Manuel Sacristán reproducimos un artículo de Salvador López Arnal y José Sarrión Andaluz publicado en CTXT.


Manuel Sacristán Luzón (1925-1985) fue uno de los filósofos españoles más importantes del siglo XX y el introductor más destacado del marxismo en España. Dirigente del PSUC-PCE durante la dictadura franquista, fue expulsado de la Universidad de Barcelona en 1965 (y de nuevo en 1973); a pesar de ello, continuó organizando el movimiento antifranquista en la universidad, labor que dio lugar a la fundación del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona en mayo de 1966, un hito histórico en la lucha antifascista universitaria española. Además, durante los años setenta, Sacristán impulsó una renovación del proyecto comunista, incorporando al mismo el ecologismo, el feminismo y la lucha por la paz. En el presente artículo se abordan tres aspectos: una breve presentación biográfica de su figura, un repaso de su legado en la actualidad y un comentario sobre la reciente edición, que los autores de este artículo acabamos de publicar, de la transcripción, hasta ahora inédita, de sus clases de Metodología de las Ciencias Sociales 1981-1982 en la Universidad de Barcelona.

1. Biografía mínima: La forja de un intelectual militante

Nacido en Madrid en el seno de una familia de clase media, vivió en Barcelona a partir de 1939, tras el final de la guerra. Durante su juventud, mantuvo vínculos con la organización juvenil de Falange Española (su padre tuvo cargos en la organización). Sin embargo, durante sus estudios de Derecho y Filosofía en la Universidad de Barcelona, experimentó una profunda transformación política e intelectual que lo llevó a romper con su entorno inicial, una ruptura nada fácil, con riesgos y enfrentamientos.

Su etapa formativa en Alemania (1954-1956) resultaría decisiva. Becado en el Instituto de Lógica Matemática y de Fundamentos de la Ciencia de la Universidad de Münster fundado por Heinrich Scholz, un maestro para él, se especializó en lógica y filosofía de la ciencia. Allí no sólo se consolidó como uno de los pioneros de la lógica formal en España, sino que se relacionó con el lógico comunista italiano Ettore Casari y se afilió al Partido Comunista (PSUC-PCE), rechazando una plaza de profesor para volver a España y dedicarse a formar parte de la lucha antifranquista.

A su regreso, se incorporó como profesor no numerario en la Facultad de Filosofía y Letras de la UB y, tres años más tarde, fue trasladado a la de Económicas por protestas del Obispado de Barcelona. Su carrera académica estuvo marcada por la persecución política: fue expulsado de la universidad en 1965 por su actividad antifranquista y sólo fue readmitido de forma estable tras la muerte de Franco, llegando a ser catedrático titular de Metodología de las Ciencias Sociales en 1984, un año antes de su fallecimiento.

Sacristán desarrolló una intensa labor política en la clandestinidad como dirigente del PSUC y del PCE durante aproximadamente 15 años. Dejó su militancia en 1978. Tras los eventos de 1968 (Mayo francés e invasión de Checoslovaquia) creyó que era necesario volver a pensar muchos nudos y caras de la tradición.

Su obra intelectual es tan vasta como polifacética. Autor de obras fundamentales como Introducción a la lógica y al análisis formal (1964) y Las ideas gnoseológicas de Heidegger (1959), también tradujo más de 80 libros de autores como Marx, Engels, Gramsci, Schumpeter, Lukács, Quine, Marcuse, Adorno y Galbraith. Su proyecto de edición crítica de las obras completas de Marx y Engels en 68 volúmenes sólo pudo realizarse parcialmente (se editaron doce libros, entre ellos, su traducción de los dos primeros libros de El Capital).

En sus últimos años, Sacristán orientó su pensamiento hacia el ecologismo político, el pacifismo y el antimilitarismo, siendo miembro fundador del Comité Antinuclear de Cataluña y participando activamente en el movimiento contra la OTAN. Fue también fundador de revistas como Materiales mientras tanto (entre 1976 y 1971 había sido director de Nous Horitzons), que integraron la crítica ecologista y feminista en la reflexión marxista.

Sacristán, que vivió 36 años de su vida bajo la dictadura franquista, falleció en Barcelona el 27 de agosto de 1985, a los 59 años, dejando un legado intelectual y político que continúa siendo referencia indispensable para el pensamiento crítico contemporáneo.

2. Vigencia de un legado: la actualidad del pensamiento de Sacristán

La vigencia del pensamiento de Sacristán resulta palpable en múltiples dimensiones. En un contexto de crisis civilizacional multidimensional (ecológica, social, política), su obra ofrece claves de análisis particularmente pertinentes.

Fue pionero en integrar la crítica ecologista en el marxismo, comprendiendo antes que muchos que la crisis ecológica exigía una reformulación del proyecto socialista. Frente a un marxismo productivista, defendió que la única posibilidad de supervivencia del planeta es la transformación de raíz de nuestro sistema económico, político, social y cultural, que se basa justamente en el crecimiento indefinido. Esta intuición, desarrollada en los años setenta, resulta hoy central para los movimientos ecosocialistas contemporáneos.

Su concepto de ecosocialismo (aunque él no llegó a usar este término) no implicaba una “derechización” del proyecto comunista ni un desplazamiento de la clase trabajadora como sujeto político. Por el contrario, entendía que la crisis ecológica exigía recuperar una concepción revolucionaria del marxismo que cuestionara las bases mismas del sistema de producción capitalista.

Filosofía de la ciencia con conciencia política

Otra dimensión de plena actualidad es su filosofía de la ciencia politizada. Sacristán afirmaba que “lo malo de la ciencia actual es que es demasiado buena”, queriendo decir que precisamente la bondad epistemológica de la ciencia contemporánea es lo que determina su peligrosidad, especialmente cuando se desarrolla bajo lógicas capitalistas.

Para él, los problemas más urgentes de la ciencia contemporánea, sin negar su interés, no eran los epistemológicos (cómo conoce la ciencia) sino los ético-políticos (consecuencias sociales de la ciencia y tecnología, quiénes controlan su desarrollo, cuáles son sus principales programas de investigación). De ahí su afirmación de que en la filosofía de la ciencia debe anidarse un corazón de política de la ciencia.

Esta perspectiva anticipaba críticamente debates actuales sobre inteligencia artificial, biotecnologías y control social digital. Ya en 1979 alertaba contra “las perspectivas de tiranía integral que abren el Estado atómico o la ingeniería genética” y advertía sobre el “incipiente aparato represivo de nuevo tipo justificado por el gigantismo del crecimiento indefinido”. Sus premoniciones sobre el control social tecnológico resultan hoy sobrecogedoramente actuales.

Praxis intelectual y compromiso ético

Quizá lo más actual del legado de Sacristán sea su ejemplo de coherencia entre pensamiento y acción. Fue un intelectual riguroso que nunca cayó en la torre de marfil académica, sino que entendió la filosofía como praxis transformadora.

Su práctica marxista sigue siendo un programa vigente para un pensamiento crítico que no quiere ser mera erudición sino herramienta de emancipación.

Sacristán encarnó el ideal de intelectual orgánico sin subordinación acrítica a línea política alguna. Su independencia de criterio y su capacidad autocrítica (llegó a afirmar: “crítica del estalinismo es autocrítica, porque no es sensato creerse insolidario de treinta años del propio pasado político”) lo convierten en referencia para una izquierda que necesita revisar constantemente sus presupuestos.

Vigencia pedagógica y universitaria

Su crítica a la universidad mercantilizada y su defensa de una universidad democrática y crítica mantienen plena vigencia. Sacristán denunció tempranamente la creciente subordinación de la universidad a los intereses del capital y la pérdida de su función social crítica.

Frente a la formación de meros profesionales, defendía la formación de hombres y mujeres cultos y cultas, con capacidad crítica y compromiso social. Su estilo pedagógico, basado en el diálogo socrático y el rigor conceptual, sigue siendo un modelo contra la deriva burocrática y mercantil de la universidad actual.

3. Filosofía y metodología de las ciencias sociales III: un tesoro recuperado

El tercer volumen de Filosofía y metodología de las ciencias sociales (Montesinos, 2025), editado por los autores de este artículo, representa una contribución fundamental al conocimiento de la faceta docente de Sacristán y a la recuperación de su legado. Esta obra se enmarca en un proyecto de pentalogía que intenta recopilar los materiales que nos han llegado de los cursos que Sacristán impartió en la Facultad de Económicas de la Universidad de Barcelona.

La singularidad de este tercer volumen radica en que por primera vez se publica una transcripción de las clases de Sacristán correspondientes al curso 1981-1982. Se trata de un material excepcional que permite acceder al Sacristán profesor en acción, capturando no sólo el contenido de sus explicaciones sino su estilo pedagógico, sus digresiones y su interacción con los estudiantes.

La edición incluye la transcripción de las clases (aproximadamente el 65% del libro), así como un aparato crítico compuesto por notas editoriales que contextualizan y explican referencias, y notas complementarias que permiten observar cómo Sacristán entendía ciertos conceptos tomando pie en otros textos suyos. Junto a esta transcripción de sus clases, se ofrecen también algunos materiales inéditos, o de muy difícil acceso en la actualidad, como esquemas de cursos (el dedicado al Sistema de lógica de John Stuart Mill, por ejemplo), conferencias y guiones, prólogos, anotaciones de lectura, reseñas y textos relacionados con mientras tanto, la revista que más hizo suya. Un índice onomástico y una bibliografía esencial cierran el ensayo. La estructura de la obra permite tanto una lectura lineal como una consulta temática, facilitando el acceso a las ideas de Sacristán desde múltiples entradas.

La transcripción aludida revela aspectos muy relevantes de Sacristán, entre ellos, su extraordinaria capacidad pedagógica para explicar temas complejos con claridad; su erudición multifacética, capaz de conectar filosofía de la ciencia, literatura, política e historia; su estilo dialógico que fomentaba la participación estudiantil; y su lenguaje oral de gran belleza y precisión, comparable al de discípulos suyos como Francisco Fernández Buey o Antoni Domènech.

En sus clases, Sacristán demostraba una rara habilidad para conectar problemas abstractos con cuestiones políticas concretas, así como relacionar teorías científicas y filosóficas con movimientos artísticos y literarios. Por poner un solo ejemplo, al hablar de las reacciones culturales ante la ciencia, relaciona a Mary Shelley (autora de Frankenstein) con el movimiento ludita y recuerda unos versos, probablemente de Percy Bysshe Shelley, cónyuge de Mary, que él mismo había leído arañados, en una de sus detenciones, en las paredes de un calabozo de la Jefatura Superior de la policía barcelonesa.

También puede leerse cómo en sus clases explicaba el ya mencionado giro hacia la política de la ciencia que caracterizó el pensamiento de Sacristán en estos años, donde emerge lo que Fernández Buey denominó la transición hacia una concepción autocrítica de la ciencia, o un “racionalismo bien temperado”, procedente de su preocupación por las consecuencias sociales de la ciencia y la tecnología bajo el modo de producción actual. Sus clases muestran además su interés por ciencias sociales como la sociología, la matemática, la historiografía o la antropología: de esta última destaca su comprensión del ser humano, en determinados marcos civilizatorios, como la “especie de la hybris”, tendente a la excesividad, la desmesura y la destrucción de su entorno, así como su atenEción a las críticas culturales a la ciencia.

Este volumen se enmarca en el centenario de Sacristán (1925-2025), que ha motivado numerosas iniciativas conmemorativas. No es un libro de divulgación sino una aportación investigadora que pretende ampliar nuestro conocimiento de su obra.

Los editores llevamos años dedicados al estudio y difusión de la obra de Sacristán. Nuestra labor es parte de un esfuerzo colectivo por rescatar del olvido a un pensador que fue marginado tanto por el establishment académico como por una parte de la izquierda oficial.

La publicación coincide con un renovado interés por el pensamiento de Sacristán, particularmente en contextos iberoamericanos donde se valora su marxismo abierto y no dogmático. Creemos que representa una contribución de importancia para las nuevas generaciones que descubren en Sacristán un pensamiento crítico capaz de iluminar los desafíos del siglo XXI.

Conclusión: la vigencia de un clásico

Entrevistado en 1977 por Diario de Barcelona, Manuel Sacristán comentó que Gramsci era un clásico y que, como todos los clásicos, merecía ser leído siempre y no estar de moda nunca. Hoy podríamos aplicar la misma idea a Sacristán mismo. Su centenario no es el rescate arqueológico de un pensador olvidado, sino la reivindicación de un arsenal conceptual vivo y pertinente para enfrentar los desafíos contemporáneos.

Su comunismo ecológico, su pacifismo lúcido, su crítica a la tecnociencia capitalista, su defensa de una universidad democrática y su ejemplo de coherencia ético-intelectual constituyen un legado que sigue interpelándonos e inspirando nuevas generaciones de pensadores críticos y militantes transformadores.

Fuente: https://ctxt.es/es/20250901/Politica/50011/manuel-sacristan-filosofia-de-la-ciencia-salvador-lopez-arnal-jose-sarrion.htm

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