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Declaración del MIR en su 40 aniversario

«A 40 años de historia rebelde y popular, la lucha continúa»

Fuentes: Rebelión

El 15 de agosto de 1965 se concreto las intenciones de unidad de un sinnúmero de organizaciones políticas revolucionarias, de las más diversas tendencias, que tenían como eje de convergencia construir un camino real de poder, frente a la obsecuencia de la izquierda tradicional, que presa de su legalismo bloqueaba el desarrollo de la lucha […]


El 15 de agosto de 1965 se concreto las intenciones de unidad de un sinnúmero de organizaciones políticas revolucionarias, de las más diversas tendencias, que tenían como eje de convergencia construir un camino real de poder, frente a la obsecuencia de la izquierda tradicional, que presa de su legalismo bloqueaba el desarrollo de la lucha de clases en nuestro país. Este es el origen del MIR.

Desde sus inicios, las acciones directas (tomas de industrias, terrenos y liceos, recuperaciones financieras, corridas de cerco) caracterizan una nueva forma de hacer política desde el mismo pueblo. Este accionar fusiono al militante con los sectores de punta del movimiento de masas, trabajadores, campesinos, mapuche, estudiantes, pobladores, que hasta entonces no tenían perspectiva estratégica de poder, y ayudo a precisar el tipo de estructura y el tipo de militante que esta nueva concepción estratégica, político militar, requería.

Con la elección de Salvador Allende, el partido caracteriza al período que se abre como de situación prerrevolucionaria, pasando a ocupar un lugar central en la política de la organización la disputa por la conducción del movimiento de masas al reformismo, a través de un vasto esfuerzo de organización independiente del movimiento social, sentando las bases de nuestra concepción del Poder Popular, sustentada en la movilización, organización y participación permanente de las masas en el proceso revolucionario, como base de un socialismo de carácter democrático, frente a la conducción burocrática de los partidos de izquierda tradicional, que pretendían conducir por decreto la lucha de clases en el país y sujetarla con la camisa de fuerza del legalismo. El golpe militar gorila consolida el fracaso de la vía chilena al socialismo y demuestra el error estratégico de la UP.

Se inicia la sangría brutal de los mejores cuadros del partido, producto de la represión. La resistencia antidictatorial, convierte al partido en el pilar de la lucha revolucionaria en el país. El Plan 78 resume la estrategia político militar de la Guerra Popular. Pese al nivel de desarrollo alcanzado por la insurgencia en nuestro país, pese a los niveles de unidad alcanzados por la izquierda y la masividad y radicalidad de las formas de lucha asumidas por el pueblo, pese a los éxitos parciales en la lucha contra la dictadura y pese al surgimiento de nuevos destacamentos armados, tales como el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, el Mapu- Lautaro o los Destacamentos Populares 5 de Abril, el movimiento popular es derrotado hacia 1986 por la alianza entre la dictadura, la oposición burguesa y el imperialismo Yanqui. Se abre un periodo de crisis en las organizaciones revolucionarias.

Nuestra organización es afectada en lo más profundo por la nueva correlación de fuerzas. La búsqueda de respuestas a la situación crea divisiones y fraccionamientos, en una dinámica internista, autoreferente y profundamente nociva en términos de nuestra vinculación con las masas populares y nuestra lectura de la realidad.

Sin embargo, una nueva generación de combatientes formados al calor de la lucha antidictatorial, levanta una alternativa revolucionaria a la democracia patronal. Emprende una búsqueda teórica, que de cuenta de las nuevas condiciones de lucha tras el derrumbe de los socialismos burocráticos y el fin de la Guerra Fría. Sin embargo, y a pesar de la voluntad y el compromiso de decenas de militantes, el cambio de período político, sumado a los errores políticos y orgánicos, y a la represión de los nuevos organismos de seguridad del estado contrainsurgente «legalizado», logran primero bloquear la iniciativa de la organización y luego desarticularla.

Pero, la lucha de clases es porfiada, y un nuevo ciclo se abre a partir de 1998, tanto, nacional como internacionalmente, modificando el escenario político del país.

Vivimos una nueva fase de ascenso en la lucha de clases. La movilización social rupturista reaparece haciendo uso de las herramientas que la experiencia histórica ha puesto en sus manos. Como el MIR siempre ha sido una expresión orgánica de la lucha de clases real y concreta, es a partir de ese año que nuevamente militantes provenientes de distintas generaciones y vertientes del mirismo, comenzamos a reencontrarnos en los esfuerzos de construcción territorial, o en distintos frentes sociales, y surge la necesidad de construir un instrumento orgánico acorde a las necesidades de la lucha revolucionaria en este nuevo contexto, que aproveche la suma de todos los aprendizajes y experiencias, y recree la perspectiva mirista de hacer política. La perspectiva político militar de la organización revolucionaria de los trabajadores y pobres del campo y la ciudad, de los explotados y excluidos, clandestina, formada por cuadros escogidos y de carácter internacional.

Conmemoramos los 40 años de un proyecto político que se ha ido recreando, renovando en cada ciclo de la lucha de clases, asumiendo la responsabilidad de responder al desafío histórico planteado, de dar una respuesta política y orgánica efectiva a estas nuevas condiciones económicas, sociales, políticas, culturales, ideológicas, militares.

Conmemoramos los 40 años del MIR construyendo una organización de combate, cuyo referente, inspirador y principal protagonista es el pueblo y cuyo único objetivo es hacer la revolución. Es por eso que nos sentimos orgullosos de integrar las filas de la organización que ha contado con revolucionarios de la talla de Miguel Enríquez, Bautista Van Schowen, Luciano Cruz, Clotario Blest, Rafael Marotto, de los hermanos Pablo, Eduardo y Rafael Vergara Toledo, de los hermanos Perez Vargas, de Aracelli Romo, Jaime Quilan, Mauricio Maigret, Gustavo Cabezas, Mario Vásquez, Svante Grande, Jane Vanini, Ruy Mauro Marini, Patricio Sobarzo, Luis Silva Jara, José Liendo, Santos Romeo, Alejandro Villalobos, Diana Aaron, Lumi Videla, Arnoldo Ríos, el coño Molina, el cura Cortés, ejemplos de entrega y consecuencia.

Conmemoramos los 40 años del MIR mirando al futuro. Leyendo en nuestra realidad las dinámicas geográficas, económicas, sociales, tecnológicas, culturales, políticas y militares, buscando los puntos de quiebre que no sólo permitan alterar la actual correlación de fuerzas entre los dueños del poder y la riqueza y los que nada tienen, sino que también permitan sentar las bases de una transformación revolucionaria de la sociedad. Transformación que para nosotros se expresa políticamente en el concepto del Poder Popular, y en la liberación de la explotación de hombres, mujeres y niños; Transformación que se expresa en mejores condiciones de vida, en la liberación de la riqueza social y el aprovechamiento colectivo de los desarrollos culturales, científicos y tecnológicos de la humanidad, en la liberación de la creatividad social y personal y en un mejor relacionamiento de nuestra especie con las otras que pueblan esta tierra.

Finalmente, conmemoramos los 40 años del MIR, poniéndonos como meta hacer un aporte y avanzar hacia una segunda independencia de nuestro país y de nuestro continente que nos permita construir el socialismo. Es una idea fuerza, que estimula nuestros esfuerzos de construcción de un pensamiento regional y entronca coherentemente con nuestra estrategia de guerra popular revolucionaria y los objetivos que nos hemos propuesto para el período.

Es luchando como avanza el pueblo

Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)

Agosto de 2005