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Entrevista con el politólogo Juan Carlos Gómez Leyton

«A corregir algunas fallas del mercado para posibilitar un progresismo limitado se dedica en Chile el gobierno de Bachelet»

Fuentes: Cronicón.net

«El gobierno de la presidenta Michelle Bachelet se está dedicando a corregir en Chile algunos aspectos del modelo neoliberal, limitando su progresismo a modificar algunos elementos sociales», afirma desde una óptica pesimista el politólogo e historiador Juan Carlos Gómez Leyton.   Al bosquejar un balance de los primeros seis meses del gobierno de Bachelet que […]

«El gobierno de la presidenta Michelle Bachelet se está dedicando a corregir en Chile algunos aspectos del modelo neoliberal, limitando su progresismo a modificar algunos elementos sociales», afirma desde una óptica pesimista el politólogo e historiador Juan Carlos Gómez Leyton.

 

Al bosquejar un balance de los primeros seis meses del gobierno de Bachelet que logró volver al Palacio de la Moneda gracias a la integración de una nueva coalición de partidos progresistas denominada Nueva Mayoría, el analista chileno es enfático en señalar que su gestión está dirigida a corregir las fallas del mercado. Trayendo a colación el título del libro del reconocido sociólogo Manuel Antonio Garretón, «Neoliberalismo corregido y progresismo limitado», Gómez Leyton afirma que eso es justamente lo que es este gobierno de la mandataria chilena, «pero no hay cambio, no hay grandes modificaciones, por lo tanto, -advierte- está generando una suerte de silencio ciudadano que queda subterráneamente, acumulando rabia de aquellos sectores que creían que podía ser distinto, en consecuencia, en cualquier momento podemos estar en presencia de un nuevo ‘reventón’ histórico popular, que no será una manifestación de las clases medias, como fue en 2006 y 2012».

 

Su análisis académico apunta a señalar que aún en América Latina y en su país, Chile, sus sociedades no están maduras para desarrollar un pensamiento capaz de reflexionar sobre la verdadera emancipación, aunque subraya que hay intentos y experiencias importantes en esa dirección. Destaca, por ejemplo, la irrupción en enero de 1994 del movimiento zapatista en el sur de México que ha logrado poner en tensión el pensamiento crítico latinoamericano y ha planteado, además, una nueva forma de discutir y construir el poder «desde abajo».

 

Por lo anterior, este científico social pone como referente al movimiento zapatista como posibilidad de acción emancipadora en América Latina.

 

«El zapatismo -explica- ha cambiado la forma de representación, comprometida con el mandato popular al tiempo que repensó el sujeto de la historia, que es mucho más complejo y diverso».

 

LA SOCIEDAD CHILENA, PARADIGMA NEOLIBERAL EN AMÉRICA LATINA

 

El Observatorio Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net   tuvo la oportunidad de dialogar sobre la coyuntura política de Chile con este investigador social y docente universitario que participó como conferencista en las II Jornadas de Estudios de América Latina y el Caribe que tuvieron lugar a finales del pasado mes de septiembre en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

 

Juan Carlos Gómez Leyton es historiador, doctor en Ciencias Sociales y cuenta con una larga trayectoria en el ámbito de la investigación política y socioeconómica. Actualmente se desempeña como coordinador de postgrado y postítulos de la Universidad Central de Chile.

 

Ha señalado usted que Chile se debate entre un neoliberalismo ultra y un neoliberalismo «light» de izquierda. ¿Eso quiere decir que este segundo periodo de Michelle Bachelet constituye un gobierno reformista tibio?

 

– Sí, yo he estado trabajando la idea de que Chile es una de las sociedades neoliberales más avanzadas y se constituye en ese sentido como un paradigma en América Latina. Este país a lo largo de los 35 años que tiene de neoliberalismo ha configurado un grupo político que es el partido de la Concertación por la Democracia, que siempre asumió este modelo económico y lo administró durante veinte años. En el 2010 fue derrotada esa posibilidad de continuidad y asumió la derecha ortodoxa neoliberal a través de Sebastián Piñera. Una forma de recuperar el gobierno por parte de la Concertación fue abrirse hacia sectores de izquierda, especialmente al Partido Comunista de Chile que había estado por fuera de esta organización política. Se le incluye como una forma de tener mayor poder electoral para derrotar a la derecha y abarca también a otros grupos progresistas menores como el Partido de Izquierda Ciudadana y el Movimiento hacia el Socialismo (MAS), que conforman la denominada Nueva Mayoría. Sin embargo, cuando uno lee el programa de la Nueva Mayoría con el que gobierna hoy en día la presidenta Michelle Bachelet, se puede observar que es reformista para el momento político respecto de lo que es el modelo neoliberal, y esto plantea trabajar lo que se conoce como las fallas del mercado. El mercado presenta problemas que tienen que ser corregidos para que funcione bien, entonces quieren corregir las fallas que existen en el mercado de la educación, en el mercado de la salud, de la previsión y de cualquier otro sector donde se presenten dificultades de funcionamiento en lo que concierne a la mercantilización de esos derechos. Por esa razón el de Bachelet es un gobierno neoliberal que hace correcciones al modelo pero no hace reformas estructurales como en algún momento lo llegaron a plantear. Ello explica que solo el 25% del electorado general fue a apoyar a Michelle Bachelet, es decir, hay que tomar en consideración que ella fue elegida solamente con una participación del 40% del electorado nacional que se compone de 13 millones de personas y votaron solamente siete. Esta cifra viene siendo un poco más del 60% de abstención electoral, que es de la más altas en las historia del país y ello es consecuencia de que la gente no cree, es indiferente, o simplemente está conforme con lo que hay. Lo que hace Bachelet es simplemente corregir algunos aspectos del modelo neoliberal y por eso se impulsan reformas como la educativa, la tributaria, la laboral, pero la máxima solicitud del movimiento social y de las manifestaciones de 2011 en adelante que era la realización de una asamblea constituyente este gobierno la ha pateado, la ha tirado, porque no quiere entrar a cuestionar el fondo de la estructura de poder que es el neoliberalismo.

 

 

Al ganar las elecciones presidenciales la Nueva Mayoría de Bachelet se presenta una nueva correlación de fuerzas en la que el neopinochetismo nucleado en la UDI y en Renovación Nacional de Sebastián Piñera queda debilitado. ¿Cuál es la perspectiva de esta ultraderecha heredera de la dictadura de Pinochet?

 

– La derecha política está debilitada, es decir, los actores políticos como Renovación Nacional y la UDI están debilitados porque perdieron su capacidad de derecho a veto al interior del parlamento. Sin embargo, el poder político de la derecha empresarial, de la derecha dueña del capital está ahí, no solamente están esos dos partidos sino también sus medios de comunicación. Diría por tanto que los medios de comunicación que en Chile todos pertenecen a la derecha empresarial tienen cercado al gobierno y lo obligan a entrar en conversaciones, en negociación con ellos, con lo cual le pueden colocar cierto límite al proceso de reforma. Y como el gobierno no quiere entrar en una discusión, en una disputa profunda con esos sectores, entra en negociación para que se aprueben esas reformitas como las llamo yo, para que en el fondo la estructura neoliberal se continúe. No necesitan mayormente desarrollar los pensamientos neopinochetistas como tú los llamas, porque ellos tienen capacidad de control, el gobierno está de otra manera controlado por los distintos poderes fácticos que existen en la sociedad chilena y que son todos de derecha. En ese sentido hay una limitación muy fuerte.

 

¿Esta «reformita» del gobierno de Bachelet como bien usted la denomina llena las expectativas de un amplio sector de la población o va a terminar como en Brasil, agotándose?

 

 

– Es curioso porque yo tengo la impresión de que en Chile, la sociedad neoliberal necesitaba hacer algunos ajustes al modelo para seguir funcionando y las protestas que se dieron a partir del 2006 en el país expresaron justamente aquello y por lo tanto cuando el gobierno dice que va a hacer reformas estructurales, cambios significativos, grandes grupos de ciudadanos se movilizan para decirle no. Algunos sectores quieren que se solucione el alto costo que tiene estudiar en Chile y se establecieran ciertas formas de gratuidad, pero no quieren que se toquen otros elementos como el de la propiedad de las universidades y de los colegios. O cuando por ejemplo se dice: usted no puede tener un hijo matriculado acá, porque este colegio selecciona según el lugar de residencia, se rechaza de plano sosteniendo que ¿quién es el Estado para decidir dónde llevo a mi hijo? Esa es una forma de contradicción que se da en Chile después de las movilizaciones sociales. En ese sentido hay mayores resistencias de las que el propio gobierno supuso.

 

Eso quiere decir que…

 

 

– Significa que el gobierno tiene que moderar el tipo de reforma que pretende hacer.

 

 

¿Y en el tema de las relaciones internacionales cuál es el enfoque del gobierno de Bachelet? ¿Le apuesta a fortalecer la integración regional?

 

– No, sencillamente porque no se va a salir de la Alianza del Pacífico que integra con México, Colombia y Perú, un acuerdo articulado por el gobierno de Sebastián Piñera y ahora se sigue con la misma estrategia. En otros temas como el que concierne a la salida al mar por parte de Bolivia el gobierno de Bachelet ha endurecido la posición y tiene una mirada de desconfianza frente al proceso político venezolano.

 

O sea que Chile va a seguir por la senda neoliberal y estamos muy lejos de que «se abran las nuevas alamedas»…

 

 

– Muy, muy lejos todavía.

http://www.cronicon.net/paginas/edicanter/Ediciones101/nota08.htm