Lo han anunciado con bombos y platillos: los ciudadanos colombianos de ahora en adelante contarán con su propia pistola, para que puedan echarse tiritos de marca nacional. La 9mm se llama «Córdova» (¿están pensando en el mismo para-departamento que yo?) y será fabricada por Indumil [1], quienes con la experiencia de años en el mercado […]
Lo han anunciado con bombos y platillos: los ciudadanos colombianos de ahora en adelante contarán con su propia pistola, para que puedan echarse tiritos de marca nacional. La 9mm se llama «Córdova» (¿están pensando en el mismo para-departamento que yo?) y será fabricada por Indumil [1], quienes con la experiencia de años en el mercado rural, elaborando diferente accesorios con los cuales masacrar, mutilar y calcinar campesinos (fusiles Galil, granadas, explosivos), han decidido ir a la conquista del mercado urbano, donde se consumen anualmente 5.000 ó 6.000 armas de fuego. Según el director de Indumil, se espera poder copar esa demanda en un plazo de un año. Nunca habíamos visto una planificación tan eficiente en Colombia.
También las municiones serán de factura orgullosamente colombiana: al fin parece que tenemos una política soberana por parte del gobierno colombiano, que ha decidido la sustitución de importaciones de pistolas. Y no sólo eso, además quieren ir a la conquista de nuestros vecinos Ecuador y Venezuela, y por qué no, de Centroamérica… como si en estos países ya no tuvieran suficientes problemas de pandillas y violencia… Pero qué importa: tenemos pistola para echarse tiritos compadre. Y eso es lo que Colombia hace mejor, así que ¿por qué no convertirlo en producto de exportación?
Será, desde luego, más barata que las armas importadas, para así democratizar su uso. Claro, será sólo para fines de defensa personal se entiende… y cómo la mejor forma de defensa es el ataque… Imagínese que el año pasado apenas hubo unos 17.000 homicidios y quién sabe cuántas desapariciones… pero qué importa, los sicarios deben estar de fiesta con esta noticia, puesto que «Córdova» dará un impulso a su saturada industria, la de la muerte, que ahora tiene la posibilidad de crear muchas de esas nuevas plazas de trabajo que el libre comercio no está suministrando, para ayudar a tanto muchachito por ahí a salir del flagelo del desempleo. ¡Esto sí que es política social!
Qué importa que esta iniciativa surja justo cuando se está hablando de paz ¿quién quiere la paz?… después de todo, la única violencia que le molesta a la oligarquía colombiana es la violencia revolucionaria. Esa violencia antropófaga entre los miserables y los excluidos, el sicariato, la violencia de clase que se aplica mediante las milicias privadas que cuidan las propiedades de los ricos, nada de ello les molesta. ¿Por qué tendría que molestarles? Esa otra violencia no cuestiona ni su orden ni su privilegio, y ellos la pueden manipular a su favor. Esa violencia les permite permanecer en el poder y amasar sus riquezas, sea por qué tienen un ejército de reserva para masacrar, desplazar y despojar, sea por qué los pobres están demasiado ocupados matándose a sí mismos como para ocuparse de luchar por tumbar al régimen. El lema de la oligarquía no es ni siquiera «Pan y Circo», como en épocas del imperio romano. Ahora es «bazuco y Córdova». Y «reinados de belleza». Y «narconovelas y paranovelas». La oligarquía realmente está convirtiendo a este país en una letrina. Pero qué importa, siempre y cuando la mierda sea producto orgullosamente colombiano.
La violencia es un negocio. Y uno bastante lucrativo, que los ricos no están dispuestos a ceder. A fin de cuenta, es lo que los mantiene ricos.
Como última pregunta, me gustaría saber si los «genios» detrás de «Córdova» han hecho el estudio sobre cómo impactará el TLC con los EEUU al mercado potencial para esta pistola. Pues varias ramas de la producción colombiana se verán en la bancarrota debido a la inundación de productos importados, gracias a un gobierno indolente y entreguista que firmó un TLC sin ningún miramiento a sus impactos sobre el pueblo colombiano… y siendo los EEUU un gran productor de armamento… Sería una gran tragedia que mientras quienes producen alimentos se vean en la ruina, el único producto orgullosamente nacional que prospere fuera el de las armas de fuego, fruto de la industria más pujante en Colombia: la industria de la muerte. Sería una tragedia que mientras no haya comida producida en Colombia para alimentar la vida, las balas que nos maten sí sean de factura nacional. Una tragedia, sí, pero una tragedia típicamente colombiana, de eso no cabría duda.
NOTAS:
[1] http://www.semana.com/nacion/
(*) José Antonio Gutiérrez D. es militante libertario residente en Irlanda, donde participa en los movimientos de solidaridad con América Latina y Colombia, colaborador de la revista CEPA (Colombia) y El Ciudadano (Chile), así como del sitio web internacional www.anarkismo.net. Autor de «Problemas e Possibilidades do Anarquismo» (en portugués, Faisca ed., 2011) y coordinador del libro «Orígenes Libertarios del Primero de Mayo en América Latina» (Quimantú ed. 2010).
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