En su giro Universal va nuestra querida Madre Tierra, en su vientre danzante una humanidad completa, surcando el espacio y casi todos en un mismo tiempo atomizados, chocándose unos a otros para repelerse o dar origen a nuevas formas. También fagocitados millones por un sistema que intenta el imperio monopólico, avanza la «religión» metálica hoy […]
En su giro Universal va nuestra querida Madre Tierra, en su vientre danzante una humanidad completa, surcando el espacio y casi todos en un mismo tiempo atomizados, chocándose unos a otros para repelerse o dar origen a nuevas formas.
También fagocitados millones por un sistema que intenta el imperio monopólico, avanza la «religión» metálica hoy electrónica de ceros y unos pisando cruces, lunas, martillos y hoces, borrando la soberanía de los pueblos, su facineroso sistema financiero amparado en guerras y muertes para obtener recursos de Nuestra Madre Tierra.
Pero hoy ese sistema se cae a pedazos mientras escribimos de sus patrañas, ¡alto, es así aunque sus modelos de comunicación tanto los protejan o repinten comunicando su nueva hipocresía!
Volviendo al vientre de nuestra Ñuke Mapu, en sus bordes resisten células que prefieren el cooperativismo, la no violencia, y también las hay mórulas de weichafes que ideológicamente siguen batallando fuera y tras las rejas del capital- que no pueden callar sus voces- ellos están ahí solo por disidir, por responder con violencia la ultra violencia del sistema.
A ellos nuestros parabienes, pues muchos de los ataques -sin pruebas contundentes para inculparlos- no fueron contra personas, si no dirigidos contra las instituciones opresoras, la banca, la policía, o un sistema judicial que no se ajustaba a derecho. Y si existen ataques físicos a personas, claramente las penas no se condicen con los hechos, ni menos con la falta de celeridad para dar su merecido a los curas pederastas.
Y es que ya no pueden tapar el sol con un dedo, pues en la diversidad de nuestros autonómicos procesos, estamos viendo nacer nuev@s seres muy especiales capaces de abrir los ojos frente a un juego donde los dados están cargados, seres que se atreven a denunciar a sus propios maestros, tal cual lo hizo el Cristo revolucionario.
Hoy reivindicado a la Tierra brotamos, poco a poco asomamos para compartirla de una forma que de independencia a quienes sufrimos los embates del modelo de explotación creado por quienes se creyeron los dueños de la Madre, el vientre, y que sin sembrar semilla más que sucios billetes, quisieron llevarse lo nacido.
Estamos conscientes, aquí rondan impunes esos humanos que por su afán de poder destruyen la Tierra y contaminan sus aguas para extraer minerales preciosos que sustenten sus sucias bolsas. El problema es que si antes lo hacían protegidos hoy lo hacen blindados tras los grandes muros del capital, comprando justicia, acomodando leyes en los parlamentos, e incluso con el amparo de Presidentes de países cuyas candidaturas han financiado.
Es cierto que la Tierra nos provee de todo y ella es generosa, pero explotarla de la forma que se está haciendo llega a ser dañino. Minería masiva a tajo abierto donde escasea el agua, monocultivos forestales en expansión débilmente controlada, arrasando con el bosque nativo o expulsando comunidades de sus tierras para continuar secando la Tierra.
Ya muchos somos los que estamos en contra de que se siga con el actual modelo de desarrollo, pero quienes tienen el poder siguen con su desfachatez, y si les salimos al paso para peor de colmos tienen de su lado el aparato represivo de la policía que defiende intereses privados por sobre los del desamparado colectivo no dudando en usar balas contra piedras.
En tal desigualdad de condiciones, llegó la hora de actuar con inteligencia, sin dar tregua no podemos seguir dando cancha para justificaciones de su actuar represivo, llegó la hora de que nuestra convicción política se llene de espiritualidad y nueva mística, está escrito en sus propias leyes que muchas veces borran con el codo, la soberanía reside en el pueblo, en nuestra fe, en nuestras convicciones.
Hermanos, se acerca Mayo, es el mes para la movilización de los trabajadores y trabajadoras, hagamos de este tiempo que asoma un nuevo frente de lucha amplio y unitario. Evitemos contramarchas y actos de violencia y apuntemos con claridad hacia donde se encuentra nuestro máximo enemigo, el modelo neoliberal y sus titiriteros depredador de la Tierra y esclavistas de nuestras generaciones.
Aprovecho la ocasión de hacer un llamado a los líderes de los grandes movimientos sindicales que se niegan a soltar las riendas. A aquellos que a fines de los 80 fueron ejemplo de lucha, pero cuya honra política se ha desteñido con el pasar de los años, a ustedes en pos de limpiar en algo sus nombres, en pos de sus bases y si aún les queda algo de solidaridad de clase, den un paso al lado y dejen espacio a esos jóvenes idealistas que no tienen compromisos con oligarcas.
Para terminar esta entrega, sin olvidar a lo que nos enfrentamos, pues claramente no se vislumbra señal de diálogo por más que hemos tratado de poner los temas sobre la mesa tanto nosotros como organizaciones amigas por medio de estas páginas, debemos tener presentes que dentro de las fuerzas armadas, también hay hombres y mujeres en el que laten corazones matrios/patrios. Debemos ser entonces capaces también de conmoverlos a ellos para que en este país no se repitan trágicas historias donde las armas se apuntaron contra civiles de un mismo territorio, es su deber en esta batalla final cubrir nuestras espaldas, servir a los pueblos de Chile hasta obtener en paz y tranquilidad, Asamblea Constituyente y Nueva Constitución que haga sujeto de derecho a la Tierra y ponga atajo a la explotación indiscriminada y robo de la riqueza de nuestra viga maestra: El Cobre, entre otras conquistas que juntos logremos.
Puede sonar a ingenuidad, pero no es más que mi más profundo deseo.
En el día de la Tierra, la Madre de los Pueblos
Bruno Sommer es Director El Ciudadano